Marco Rubio pedirá al Senado aprobar sanciones contra funcionarios chavistas

Sens. Rubio (R-FL) And Nelson (D-FL) Meet With Members Of Miami-Area Venezuelan Community

El senador republicano Marco Rubio llamó este jueves a desbloquear el procedimiento que agilice la votación en el Senado de EEUU de un proyecto de ley para imponer sanciones a funcionarios del Gobierno de Venezuela que está siendo obstruido desde su propia bancada. EFE

“Este es un tema que prácticamente todos los miembros del Senado apoya, excepto uno o dos, en este punto parece que uno. Y espero que podamos pasarlo porque es importante. (…) Son sanciones dirigidas contra las personas en el Gobierno de Venezuela que han dirigido o realizado violaciones graves de los derechos humanos”, dijo hoy Rubio frente al pleno del Senado.





“Lo único que digo es que lo que ocurre en el Hemisferio Occidental también importa, que las violaciones de derechos humanos en Venezuela son tan importantes como las de África o Europa o Asia o cualquier otra parte del mundo. Y a veces tengo la sensación de que aquí no logran la atención que se merecen”, agregó Rubio.

El senador insistió además en que las sanciones no van dirigidas contra el país en su conjunto, sino contra personas.
Fuentes del Congreso cercanas al caso aseguraron hoy a Efe que todos los senadores demócratas dieron su consentimiento para acelerar la votación del texto legislativo a excepción del republicano Bob Corker, quien también se opuso a la propuesta cuando se votó en el Comité de Relaciones Exteriores en marzo pasado.

La propuesta de ley de carácter bipartidista, patrocinada por el propio Rubio y los demócratas Robert Menéndez y Bill Nelson, solicita al presidente Barack Obama que congele los activos de aquellas personas involucradas en la represión de las protestas en las calles de Caracas.

También pide la revocación de los visados a una lista de individuos propuesta por los senadores.

Tras aprobar el panel, el proyecto de ley pasó a la lista de propuestas legislativas a considerar en el pleno de la Cámara alta, lo que podría tardar meses por el procedimiento regular.

Sin embargo, para los casos urgentes existe la figura legislativa del “hotline”, mediante el cual los líderes de ambos partidos en el Senado preguntan uno por uno a sus miembros si están de acuerdo en acelerar el trámite de un determinado texto legislativo.

Varias fuentes del Congreso indicaron a Efe que, como miembro de más alto rango republicano del Comité de Exteriores, es Corker quien se ha erigido como obstáculo principal para que el liderazgo de su partido consulte a sus miembros si estarían o no de acuerdo en que se abordase la legislación en el pleno con más premura.

Por otra parte, los demócratas, incluido el líder de la mayoría, el senador por Nevada Harry Reid, procedieron con el comienzo del proceso denominado “hotline”.

“Y sinceramente, espero que cuando volvamos de estos ocho o nueve días de receso, encontremos un camino para votar sobre esto. Si somos incapaces de hacerlo a través del proceso de consentimiento unánime, que llamamos hotline, mi intención es venir al pleno y proponer un consentimiento unánime a viva voz”, explicó el senador republicano.

Como apuntó Rubio, ese mecanismo provocaría que aquel legislador que se oponga al voto debata abiertamente sus objeciones.

“Y si alguien objeta, entonces vamos a tener un debate sobre esa objeción. Si eso falla, entonces espero que podamos tener un voto programado. Prometo que no va a tomar más de 15 minutos o 10”, agregó el republicano, que en ningún momento reveló la identidad del senador obstruccionista.

Por su parte, la Administración Obama ha manifestado en diversas ocasiones que a la vista del diálogo existente, “no es el momento” para imponer ningún tipo de sanciones contra los funcionarios del Gobierno del presidente venezolano Nicolás Maduro, y ha asegurado que no necesita de nuevas legislaciones para hacerlo.

Sin embargo, el pleno de la Cámara de Representantes ya aprobó un proyecto similar auspiciado por la republicana Ileana Ros-Lehtinen y en el caso de que el texto del Senado prospere, ambos tendrían que armonizarse y la ley final pasaría al escritorio de Obama, quien tendría que decidir si rubricarla o vetarla.