Emerge la Europa antipolítica

Emerge la Europa antipolítica

El líder de Podemos Pablo Iglesias en rueda de prensa / Foto Impulso.es
El líder de Podemos Pablo Iglesias en rueda de prensa / Foto Impulso.es

 

Fuerzas políticas como Podemos en España, AfD en Alemania, o el Frente Nacional en Francia, han ganado una ingente cantidad de adeptos este año. ¿Llega a través de estas formaciones, nuevas o renovadas, una mayor politización de las sociedades europeas? Probablemente no. Hay expertos que invitan a dudar de que así sea.

Este año quedará en la memoria política de muchos como el de la emergencia y afianzamiento de partidos nuevos o formaciones renovadas en la escena política europea. La irrupción de Podemos en España, la de Alternativa para Alemania (AfD) en el país de la cancillerAngela Merkel o el asalto al poder que Marine Le Pen quiere protagonizar en Francia con el Frente Nacional (FN) dan buena cuenta de ello.





Podemos, AfD y el FN –por mencionar sólo este trío– se dirigen en buena medida a “esa clase media decepcionada con el sistema”, según los términos explicativos que dan desde la formación germana, surgida el año pasado y cuarto partido más relevante de Alemania según las encuestas. Por su parte, la formación que lidera el eurodiputado Pablo Iglesias ya es la tercera más importante en España de acuerdo con el último barómetro del CIS. Eso a base, entre otras cosas, de ganarse la simpatía de quienes quieren aire fresco en la política española. En Francia, a Marine Le Pen sondeos recientes la ven llegando en cabeza de la primera vuelta si mañana tuvieran lugar las elecciones presidenciales. Esto se debe, en buena medida, al voto joven, o mejor dicho, a las papeletas de los menores de 35 años peor formados.

Parecería que, a través de partidos como éstos, hay nuevas partes de la ciudadanía integradas en la política. Y que la politización de la opinión pública es mayor en este supuestamente renovado panorama. También podría concluirse esto si se atiende, por ejemplo, a la creciente cifra de miembros de Podemos, a punto de alcanzar las 100.000 personas, ayudadas claramente por una afiliación gratuita. Pero esas inscripciones, y las de las otras miles que apoyan desde hace poco a AfD y FN, llegan en un momento en el que la palabra ‘partido’ “huele mal en todo el mundo occidental”, según constata el profesor alemán de Ciencias Políticas en la prestigiosa universidad estadounidense de Princeton, Jan-Werner Müller.

Se refería Müller con esos términos a la mala salud de los partidos políticos occidentales en una crítica laudatoria al último trabajo de Peter Mair, autor fallecido en 2011. Este politólogo irlandés, cofundador del Observatorio de Partidos Políticos y Representación en el Instituto Universitario Europeo de Florencia, dejó como obra póstuma un libro titulado Ruling the Void (Ed. Verso, 2013) – Gobernando el vacío-. En él, se hace un diagnóstico preocupante, no sólo para los grandes partidos europeos, sino también para los recién llegados como Podemos o AfD, y para los que se travisten en partidos gubernamentales renovadores como el FN. Porque “la era de la democracia de partidos ya ha pasado”, escribía Mair. “Aunque los partidos, en sí, sigan, están tan desconectados de la sociedad y persiguen una forma de competición que está tan falta de sentido que ya no parecen capaces de sostener la democracia”, añadía Mair.

Este tipo de afirmaciones tienen mucho que ver con que, en general, pese a fenómenos como Podemos, Marine Le Pen o AfD, “los sondeos confirman que el número de gente que se identifica con un partido en particular está cayendo” y, en general, “el número de afiliados está menguando dramáticamente”, recordaba Müller. En este sentido,Bernhard WeßelsHans RattingerSigrid Roßteutscher y Rüdiger Schmitt-Beck, investigadores del Centro de Ciencias Sociales de Berlín, apuntan que hasta el 85% del electorado ya no vota atendiendo a “vínculos tradicionales con los partidos”, según se lee en su volumenVoters on the Move or on the Run (Ed. Oxford University Press, 2014), es decir, Electores en movimiento o a la fuga.

A su entender, la politización no es tanto cosa de masas a estas alturas, sino una experiencia individual, única e intransferible. “La movilización política depende de la educación, de la red privada de contactos, algo con lo que no se contaba hace unas décadas”, escriben Weßels y compañía. A título individual, según Mair, lo que ciudadanos y políticos están experimentando desde hace décadas es un “sentimiento antipolítico”. Éste lo encarna también gente como el laborista Tony Blair, alguien que siendo primer ministro británico se reivindicaba como una persona que “nunca estuvo realmente en política”, según ha subrayado Müller.

Para Nils Minkmar, historiador y periodista del Frankfurter Allgemeine Zeitung, hay un ejemplo de esta actitud muy contemporáneo en la canciller Ángela Merkel. Con ella, dice Minkmar a ZoomNews, Alemania está viviendo una suerte de “simulacro democrático”. Porque “la manera que Merkel tiene de hacer política es dar la impresión a los ciudadanos de que no hay alternativa, que ella, hace, objetivamente, lo que hace falta hacer”. De resultas, el país está experimentando una “marginalización de la política” y, de ahí que, en 2013, año de elecciones federales, “parecía que no hubiera habido elecciones” pues “nadie siguió la campaña, a excepción de los periodistas”.

Frente a esta realidad ha surgido AfD en Alemania. Lo ha hecho en un contexto de aparente falta de alternativas políticas similar al de la irrupción de Podemos en España o al que ha provocado el salto cuantitativo del FN en Francia. A ambos lados de los Pirineos se ha acusado –con razón– a los principales partidos de centro-izquierda y centro-derecha de seguir las mismas políticas de austeridad. Esas respuestas y sus causantes, según Müller, el profesor alemán de Princeton, invitan a pensar que “algo ha ido realmente mal”.

Ahora “nos vemos entre la posibilidad de ser gobernados por supuestamente expertos apolíticos” y “una única perspectiva de salvamento que está en populistas que prometen dar el poder al pueblo”, añadía Müller en su escrito sobre el libro de Peter Mair, publicado en la London Review of Books. Este universitario no llama a esta situación una vuelta a la politización a través de partidos emergentes. A su entender, se trata del “inicio de la crisis política en Europa”.

 

Vía ZoomNews