William Anseume: ¿Qué te pasa Maduro?

William Anseume: ¿Qué te pasa Maduro?

William Anseume

Un gobierno, un presidente, deben preocuparse por multiplicidad de cosas, es cierto. Pero deben también pensar con detenimiento su situación presente y su ubicación en la historia. Para ello existen modelos a seguir, en Venezuela y el mundo. Usted, presidente, ha debido fijarse en lo mejor que ha habido. Un presidente obrero hubo, y aunque no fue el mejor líder en ejercicio y luego de luchar por el bienestar de su pueblo se estableció en dilemas más bien conservadores, Lech Walesa obtuvo el Premio Nobel de la Paz en 1983 y todavía puede ser bien recordado, a pesar de sus errores. Su Solidaridad obtuvo un excelente alcance mundial.

Si usted, presidente “obrero”, revisa con algún detenimiento, mínimo, el Decreto de Guerra a Muerte de Bolívar, puede observar que en su emisión está clara la protección de la vida de los venezolanos,  los americanos, en su concepto de patria extensa, cosa que usted no sabe ni quiere hacer. Cuando expresa: “Americanos, contad con la vida, aun cuando seáis culpables” no es menos que eso. Es la protección de los propios, de los coterráneos, aunque sean contrarios a su pensamiento. ¿Sabe lo que eso significa, presidente? Es la obligación de un líder de preservar la vida, aun en plena guerra, de quienes conforman su pueblo, aunque sean sus propios enemigos. Es un llamado violento, sangriento, como en la guerra corresponde, pero es la protección de la vida también. Usted no sabe nada de eso.





Su discurso de violencia incita a la muerte, a la eliminación de quien no “piense” como usted. Lástima que se haya dejado llevar por esas ideas genocidas, propias de gobiernos o movimientos políticos terroristas tan ajenos a nuestra idiosincrasia: Libia, Afganistán, Eta, FARC, Cuba y los Castro, Irán y sus violencias. Señor Maduro, contenga ya la muerte de estudiantes y demás jóvenes, libere a los presos políticos injustamente reducidos por usted. Eso no lo librará de quedar en la historia o en La Haya  como dirigente de un gobierno sanguinario, pero permitirá aminorar  tensiones y evitar más muertes. Siéntese a dialogar luego. Abra  cauce a la paz social y política en Venezuela. Está a tiempo usted de contener debidamente una debacle como la anunciada por el Ministerio de Defensa “Justicia” y “Paz” de matar manifestantes. Conviértase, aunque tanto le cueste, en un estadista. O, simplemente, váyase por impotencia, como le han pedido muchos, como dice la pancarta de la Plaza Altamira, como María Corina pregona a los cuatro vientos, para aplacar los ánimos de Guerra Civil que usted invoca cada día.

Este país, señor Maduro, no le va a perdonar la muerte de los estudiantes, de ciudadanos que exigían en las calles el cambio apetecido. El mundo  lo señala. Lea prensa hoy: Canadá, Estados Unidos, Uruguay, México, España, Mercosur…, de todos lados se le plantea a usted la detención inmediata de crímenes políticos, de prisiones estúpidas y arteras. Esta sociedad no está dispuesta a tolerar de usted el planteamiento de que la sangre mortal es la salida. No lo es Maduro. Usted saldrá algún día de allí. Procure irse con algo de decencia. Con alguna posibilidad de ver frontal a la cara a algún venezolano sin tener que avestruzarla  de vergüenza por su actitud alentadora y permisiva de la muerte. Allí están los muertos de 2014, recordados. Allí están los muchachos de ese año, yacentes en la conciencia de todos: Yasmir Tovar, Jhon Barreto, Gerardo Gómez, José Daniel Frías, Julio Alejandro García  y Kliuverth Roa, juventud destrozada por su pensamiento y accionar sanguinario.

Hay muchos modos de salir. Diversas puertas, grandes, pequeñas, ínfimas y miserables. Usted se acorrala a sí mismo, se tortura. Acorrala y tortura a los venezolanos con su “acción” gubernamental. No siga debatiéndose entre un caos y una nada. Vislumbre una puerta. Siéntese. Oiga y vea en derredor.

Reacciona, Maduro, ¿qué te pasa? Para luego ya es muy, muy, tarde. Convoca solo a tus opositores y abre cancha porque el juego se termina.

wanseume@usb.ve