Los chimpancés también tienen la capacidad de cocinar

Los chimpancés también tienen la capacidad de cocinar

Foto: El bonobo (chimpancé pigmeo) Kanzi cocina un malvavisco en una reserva / tendencias21.net
Foto: El bonobo (chimpancé pigmeo) Kanzi cocina un malvavisco en una reserva / tendencias21.net

Desde hace años, uno de los fundamentos del estudio humano es averiguar aquello que nos diferencia del resto de animales. La visión antropocéntrica de que la inteligencia y la capacidad cognitiva eran algo único y propio se ha ido diluyendo con el descubrimiento de habilidades similares a las nuestras en otras especies. Entre ellos, siempre han destacado los hallazgos referentes a los primates más cercanos a nosotros en el árbol de la evolución.

Ahora esos hallazgos se han reafirmado por enésima vez. Un equipo de investigadores pertenecientes a las universidades de Yale y Harvard ha descubierto que el fuego es la única barrera que impide a los chimpancés cocinar.

El estudio, realizado por Felix Warneken, profesor asociado John L. Loeb de Ciencias Sociales en Harvard, y Alexandra Rosati, estudiante de posdoctorado en el Departamento de Psicología de Yale (que se unirá como profesora asociada al Departamento de Biología Evolutiva Humana en Harvard), parece indicar que seres humanos y chimpancés comparten las capacidades cognitivas necesarias para cocinar alimentos.





En una serie de experimentos, Warneken y Rosati pudieron comprobar algunas conductas que esperaban a raíz de los resultados de otros estudios, como el hecho de que los chimpancés prefirieran la comida cocinada antes que la cruda. Otras respuestas, sin embargo, resultaron bastante más sorprendentes para los investigadores, que no esperaban que los primates comprendieran con rapidez el proceso para cocinar alimentos, que fueran capaces de llevarlo a cabo por sí mismos, y que pudieran tomar decisiones en previsión de un futuro próximo.

Un aprendizaje progresivo

Las pruebas comenzaron en verano de 2011, y se desarrollaron entre aquel momento y el verano del siguiente año, en el Santuario de Chimpancés Tchimpounga del Instituto Jane Goodall en Congo Brazzaville. Los sujetos de estudio fueron chimpancés nacidos en estado salvaje, para poder así comprobar si animales no influenciados por conductas humanas podían desarrollar esas capacidades cognitivas necesarias para cocinar.

En primer lugar, se les ofrecieron alimentos (patatas) tanto crudos como cocinados sin ningún tipo de especia o añadido. Los investigadores pudieron confirmar lo que ya se suponía: que los chimpancés preferían los alimentos ya cocinados.

“Es algo impresionante, pues cuando un chimpancé tiene comida, tiende a comérsela”, afirma Warneken, en base a estudios que afirman que los animales tienen problemas de auto-control con respecto a la comida. “Al principio pensamos que uno de los chimpancés era un genio”, explica Rosati, “pero luego la mitad de ellos actuaron de la misma manera”.

Superada la prueba de poder cocinar alimentos, los siguientes experimentos demostraron que podían distinguir entre algo que se tenía que cocinar y algo que no (una zanahoria sí, pero no un trozo de madera) y que tomaban la decisión de desplazar la comida unos metros para llevarla hasta el dispositivo que les permitiría cocinarla.

El resultado del último experimento fue quizás el más sorprendente. Los animales recibieron primero la comida, y tres minutos más tarde la visita de Warneken con el dispositivo para cocinar. Aunque al principio los chimpancés comían todo lo que se les daba, poco a poco fueron guardando parte de los alimentos para cocinarlos cuando llegara el investigador, y dos de los animales esperaron para poder cocinar toda la comida.

Con estos experimentos, que se unen a los estudios de la conducta de los chimpancés en la naturaleza, Rosati cree que se demuestra que “incluso antes de dominar el fuego los primeros homínidos ya entendían sus beneficios, y podían razonar los resultados de poner comida sobre ese fuego”.

Herramientas para la evolución

Hasta ahora, los estudios seguían el camino inverso: del fuego a la capacidad para cocinar. En cualquier caso, los resultados coincidían en afirmar la importancia que tienen los alimentos cocinados en el desarrollo de la evolución humana, al conseguir una fuente de alimento más fácil de ingerir y conservar.

La unión a esas capacidades de las habilidades cognitivas para planear el futuro cercano y cocinar supone un apoyo enorme al estudio evolutivo del propio ser humano. “Comparar la evidencia psicológica puede decirnos mucho sobre nuestro pasado evolutivo”, afirma Rosati, “y este estudio sugiere que la cocina apareció de manera temprana en la evolución humana, pues las capacidades cognitivas estaban ahí, y bastaba con controlar el fuego”.

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