José Luis Centeno: La esperanza que contiene salidas desesperadas

José Luis Centeno: La esperanza que contiene salidas desesperadas

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La esperanza, una de las tres virtudes teologales -acotación hecha en consideración a la mediación vaticana-, trasciende las incertidumbres generadas por los escarceos en torno al diálogo, pues “somos el 80% de los venezolanos los que estamos pendientes de una salida”, por más que estemos rodeados de amenazas, sin importar que el circuito del miedo esté demasiado activado en nuestros cerebros, existe una determinación popular a lograr cambios en la vida nacional que ha hecho por demás significativa la fecha del 11N, la falta de resultados concretos no afectará esa esperanza, dando lugar a nuevos escenarios que pondrán a prueba la firmeza tanto del régimen como de la alianza opositora.

La camarilla narcorrupta le está pidiendo a todos los santos, de la santería cubana, salidas desesperadas por parte de sus adversarios, como coartada para terminar de quitarse el disfraz democrático que le incomoda en el ejercicio del poder, su meta es “triturar por la fuerza una sublevación popular y gobernar a partir de allí”, eliminando los riesgos implícitos en una eventual transición resultante de cualquier solución electoral y, de paso, ofrendar la sangre demandada por sus santos antillanos para propiciar la permanencia en el poder al estilo cubano. Más grotesco aún, es observar en seguidores de Sai Baba, convertidos en santeros, esa inclinación a derramamientos de sangre por la inseguridad, el hambre, la violencia e intolerancia, fríamente calculados por la dictadura, al igual que los sacrificios humanos consumados por el pervertido sistema de administración de justicia, claros ejemplos de la grave influencia del “castro-chavismo-madurismo” en la estructura de gobierno del país.





Es comprensible tanta crispación en el régimen, el hecho de que la MUD se haya convertido “en una opción para un cambio de gobierno y de modelo” ha desatado los demonios que el Vaticano está tratando de exorcizar, un aprieto de grandes dimensiones que forzó la desaparición del primer exorcista enviado por la Santa Sede, en momentos cuando el Papa Francisco admitía que la cosa no está fácil por estos predios. A partir de este escenario, un tanto escatológico, en el que no se prevén resultados concretos que satisfagan “lo que según todas las encuestas, exige el 80% o más, de la población”, la MUD parece tener clara las acciones que le corresponde desarrollar, ya le dio una prueba de buena fe tanto al Vaticano como a la comunidad internacional, restándole consolidar el respaldo de la sociedad ante la ausencia de beneficios razonables de la conversa que por estos días domina nuestra atención.

Monseñor Celli, el segundo exorcista, dijo que creían en los milagros, a la par, la unidad anunció: “lo que viene después del #11N es estrategia, lucha y victoria del pueblo”, quiere decir que no esperan nada bueno de la dictadura, y es muy bueno que estén claros en eso, asumir otra posición sería una estupidez, ya que ingenuidad fue sentarse a negociar con quienes no han mostrado la más mínima decencia en casi 18 años que llevan en el poder que pretenden seguir usurpando.

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