CLAP: Con lástima al pueblo, por @MichVielleville

CLAP: Con lástima al pueblo, por @MichVielleville

thumbnailMicheleViellevilleLástima. “La mayor forma de faltarle el respeto a un ser humano, es hacer algo por él, sólo por lástima” (Jenny Zenav). A pesar de que este concepto en ocasiones ha sido confundido con la compasión, en realidad sus significados son completamente diferentes.

 

La compasión implica colocarse en el lugar de los demás y reconocerse frente a ellos, cuando estos se encuentran en una situación de necesidad. Significa extender una ayuda a quien así lo requiera, siempre en el marco del respeto, estando conscientes de que uno pudiera atravesar por una situación similar. En efecto, es un tipo de acción que honra tanto al sujeto que la brinda, como a quien la acoge.





 

No así el concepto de lástima, el cual se encuentra cargado con un contenido bastante diferente. En el lenguaje cotidiano ha adquirido mayor popularidad la acepción peyorativa que la define como una condición donde el sujeto que la siente se observa así mismo en un lugar distinto al sujeto que la padece, el cual se sitúa en un escalafón inferior, de incapacidad, y de menesterosidad política, económica, social y moral.

 

Así, en las relaciones humanas, cuando decimos que una persona siente lástima por otros, con ello básicamente hacemos referencia a que esa persona cree situarse por encima de los demás, creyéndose mejor a ellos; manifestando un sentimiento de pena, porque en su concepción se encuentra frente a un individuo en una situación de profunda miseria. De ahí que el sentir lástima también implique una situación donde nadie es dignificado, sino todo lo contrario, donde más bien el sujeto es reducido a una categoría de persona sin conciencia, sin dignidad. Pero el aspecto verdaderamente delicado está en que no sólo se puede sentir lástima hacia una persona, sino también hacia todo un pueblo. ¿Cómo estar seguros de eso?  Pregúntenle a la revolución.

 

Con una caja y una bolsa. Así resuelve el Gobierno Nacional la debacle alimentaria en la cual nos encontramos. No existe otra medida que pueda demostrar más lástima hacia un pueblo que esa. Pero nada más podía esperarse de una élite gobernante de corte populista acostumbrada a la inmediatez, la improvisación y a la aplicación de medidas inútiles, para tratar de resolver un problema tan agobiante.

 

El gobierno está empeñado en no reconocer lo desacertado de esta medida y sus efectos perjudiciales a ella asociados. Prefiere vivir en su país de la fantasía, porque sabe que reconocer algo como eso implicaría confesar el fracaso, la negligencia y la corrupción imperante en estos improvisados mecanismos. Cada día que pasa demuestran que no les interesa tú sufrimiento y la humillación de tener que  esperar recibir una caja con una cantidad limitada de productos de la canasta básica para sobrevivir, cuando pudieras tener la facilidad de comprar la cantidad de comida que quisieras en cualquier supermercado, sin tanto sufrimiento, como era antes.

 

¿El balance? En este momento son millones los venezolanos que no reciben la bolsa. Y un sinnúmero los chanchullos que a diario son cometidos por las personas que están a cargo de repartirlas. Mayormente son denunciados los casos donde los productos son vendidos con un costo superior a su valor real, o lo que es más grave, cuando son desviados de la comunidad de destino. Asimismo, son cada vez más las comunidades que se encuentran divididas a raíz de los conflictos ocasionados por irregularidades en la recolección del dinero, y la distribución de los alimentos, muchas veces sujeta a la discrecionalidad y a la ideología política de las personas a cargo de los concejos comunales, y en la cual resultan excluidos todo aquel que piense distinto. Es decir, esta improvisada política es “lástima” combinada con “corrupción”  y “exclusión política”. Pero lo más triste de todo es que las consecuencias las sufren ancianos, niños y personas enfermas.

 

Entonces Maduro ¿Qué celebramos? Un año de fracasos, de un programa que ha desamparado a las clases populares en todo el país, y que las ha condenado a vivir de una bolsa que ni siquiera reciben en forma periódica. Se conmemora la situación cada vez más frágil de nuestro aparato productivo nacional, porque hoy no existen condiciones institucionales que permitan asegurar a las pequeñas y medianas industrias su desenvolvimiento en un entorno de seguridad jurídica y económica mínima, las cuales pudieran invertir sus capitales para la importación de productos esenciales para abastecer el mercado. Y como consecuencia, los niveles de abastecimiento se encuentran en una situación realmente crítica.

 

Clap maternal, Clap revolucionario, Clap de la suprema felicidad planetaria. Podrá ser adornado con todos los nombres que quieran, pero a este gobierno por sus obras es que verdaderamente lo estamos conociendo. No puede negar que todo lo hace Con Lástima Al Pueblo.