Mondolfi Gudat: Venezuela vive una hora menguada

Mondolfi Gudat: Venezuela vive una hora menguada

 

“Los venezolanos viven en el juego de la ruleta rusa que dispara de forma implacable contra los más mínimos derechos ciudadanos de esta “Venezuela que vive en una hora menguada”, expresó el doctor Edgardo Mondolfi Gudat, de la Academia Nacional de la Historia, durante su discurso de Orden en la Sesión Solemne de la Asamblea Nacional (AN) por el 207 aniversario de la Declaración de la Independencia, el 5 de julio de 1811.





La situación actual fue uno de los ejes en los cuales sustentó su discurso el historiador, el cual describió crudamente que en Venezuela “cada treinta segundos se dispara una ruleta rusa. Una ruleta rusa cuando se dispara, en el caso de un hijo de barrio a quien acribillan para arrebatarle un teléfono celular o un par de zapatos, lo hace en el caso de quien muere en un hospital por falta de reactivos o de otros insumos básicos. En otras palabras, hablamos de una ruleta que dispara de forma implacable contra nuestros mínimos derechos ciudadanos”.

Explicó que horas menguadas han existido -y muchas- en la historia del país, y todas de distinto signo y con su particular connotación trágica y que, para las fechas próximas al 5 de julio de 1811, la prensa habría de ser esencial en la reseña actuación de los diputados.

Reconoció Mondolfi Gudat que aplomo no les ha faltado, en medio de tantos atolladeros a los diputados que aquí, en esta Cámara, continúan haciendo vida; y que tampoco les ha faltado determinación a la hora de levantar su voz en resuelta actitud de denuncia, así como tampoco se han visto amilanados a la hora de cumplir con sus tareas como legisladores pese a amenazas, desaires y desplantes en una hora menguada, una hora pavorosa, llena de rabia, decepción y tristeza.

Destacó que esta Asamblea –y sus decisiones- han sido un auténtico quebradero de cabeza para quienes han intentado sustituirla mediante un dudoso y cuestionable artificio, aún más, frente a un gobierno que ha construido toda su política sobre la base de negar la realidad, o que les ha impuesto una dieta de sangre a sus propios conciudadanos y la dieta del acero a los disidentes.

“Para prueba está, por ejemplo, cómo esta Asamblea ha sabido ganarse el oído de un entorno internacional –y, especialmente, regional- revitalizado y cada vez más sensible al padecimiento de los venezolanos”, precisó.

Insistió el historiador en hablar de una hora menguada, caracterizada por una aterradora escasez de alimentos o gobernada por la imagen, mucho más aterradora aún, de quienes deben revolver entre la basura en procura de conseguir un mínimo e indigno sustento.

Todo esto halla soporte, además, en el empeño del gobierno por construir –y la sola idea es insólita para quien crea en una democracia social y de bienestar- dos, tres, diez países distintos dentro de un mismo país; o, dicho de otro modo, dos, tres o diez categorías distintas de ciudadanos, desde el que disfruta de acceso a dólares preferenciales hasta el que debe penar por conseguir un billete de limitada circulación.

También destacó que si la noticia diaria es la dolorosa diáspora que se registra como una imparable hemorragia de talento y capital humano, también es cierto que desde adentro –y también desde el exterior-, hay muchos venezolanos que se hallan en estos momentos pensando al país y ofreciendo guías para el porvenir.

“Creo firmemente en un porvenir hecho de punto y aparte porque, de tales porvenires, está repleta la historia venezolana. Me niego a creer que nuestro futuro sea el país de hoy en el cual todo se revende, donde todo se recicla, donde todo se permuta o donde poco –o casi nada- se produce”, afirmó.

Enfatizó que a partir del 5 julio de 1811, el venezolano nació libre, nació civil, dejando de ser vasallos para nacer como ciudadanos.