Leóndado, por @ArmandoMartini

Leóndado, por @ArmandoMartini

Armando Martini Pietri @ArmandoMartini

Contrario a lo que piensan acomplejados abusadores del poder, se deben criticar los errores para no persistir y volver a cometerlos. Como la empecinada estulticia de continuar en la terquedad. La crisis tiene culpable, que miedosos llaman gobierno, los menos timoratos, régimen y los más atrevidos y valientes lo definen como dictadura.

El periodista y político advierte que el enemigo del chavismo está en sus entrañas. El empresario de investigaciones -que lenguas viperinas presumen amañadas a gusto del cliente-, afirma que el contrario se encuentra en la parte opositora que no se identifica obediente con la vagabundería acomodaticia y apaciguadora, buscadora de “espacios” y convivencias.

No se atreven a librar de culpas a una dictadura que, a pesar de la intensa propaganda, asomadas en bocas de fusiles y sentados sobre puntas de bayonetas, no logra ocultar su torpeza y desaciertos, pero tampoco a cierta oposición que es un saco de grillos o cajón de escorpiones, como lo señalara del chavismo un izquierdoso general.





Hábiles, transitan sobre el filo de la cuchilla en un peligroso equilibrismo con la simpleza de calificar al mensaje como nada innovador, sin entender que los innovadores, el castro-madurismo regente de bonos inservibles, migajas y misiones embusteras, populismo absurdo y dañino, en asociación con la disfrazada oposición enmarañada como gatos enmochilados por sobras, son los responsables del desastre que la coherente, valerosa, auténtica y esforzada oposición de avance -antes pequeña, ya no-, ha advertido sin sutilezas ni adjetivos edulcorantes.

La verdadera oposición crece, se ha comportado como estadista, demostrando sinceridad, conocimiento de la realidad, fortaleza y es, por eso, el salvavidas mientras el barco de capitanes inexpertos, torpes oficiales e inútiles marineros comunistas, se hunde sin remedio. Contra ella arremeten sospechosos de finos y selectos atavíos a la medida.

Con el mazo dando en su humorada celópata obsesiva, se les brota el deseo de hacer o tener lo que otra posee, y la aprensión que surge de la amenaza que preste atención en favor ajeno generando incomodidad, que los aproxima peligrosamente a la caliginefobia, venustrofobia o complejo de Licea, -injustificado miedo a las mujeres hermosas-, y, agrego, inteligentes.

Al opinador, declarante e investigador, devenido en analista político, le molesta que esa oposición legítima, firme y vinculada, utilice twitter y recursos similares -que usan represores y opositores no tan reprimidos, sólo refugiados en la Asamblea Nacional- para reiterar, que les parece fastidiosa de tanto repetir. Se niegan a razonar que en esa reiteración está su valor, porque no ha cambiado con diálogos ni concesiones, no los acepta, los problemas que detectó y alertó a tiempo no sólo continúan, sino que empeoran. En consecuencia, continúa denunciando.

El fracaso de una esperanza no debe causar sorpresa; trastorno alérgico produce el hambre, escasez de medicinas, inseguridad, hiperinflación, necesidad, padecimientos y carencias de un país en ruinas del que sumisos cooperantes siempre presentes en estudios de opinión, han contribuido cuando negocian privilegios y bienestares. Por cierto, no son bandidos a quienes llama “líderes y lideresas” radicales, fundamentalistas y auto atribuidos dueños de la verdad que, al igual que el chavismo, insultan a sus disidentes calificándolos de apátridas, traidores y miembros de la CIA; ustedes califican de divisionistas, agentes del G2 cubano y cuanta bobada se les ocurre.  

Está de moda desacreditar a quienes, con visión de futuro, se comportan como conductores serios, responsables, y de algún decir, se les acusa de convertirse en líderes que no son -ni serán-, pese al libreto diseñado por asesores acartonados intentando “tomar ventaja” de la frustración generalizada. Lo cierto, es que engaños, errores y fracasos constantes han abierto los sentidos a más del 80% que rechaza a Maduro, pero que tampoco confía ni cree en la oposición tradicional que hasta ahora, más que guiar, ha engañado y manipulado a la ciudadanía.

Inconsolables argumentan que el problema deriva en situaciones que se reducen a destruir a quienes no piensan como ellos, sin importar la inestabilidad del futuro, ni cuánta gente inocente se lleven por delante. Son los sin éxito de siempre, que, anteponiendo perversos intereses, han puesto a merced del castro-comunismo a Venezuela.

Se reclama con insistencia la falta de oferta concreta que devuelva sueños y esperanzas; pero cuando encuestadores y analistas que durante años manipulan a placer y engañan sin consideración por dinero, las voluntades se enfrían, el sueño pasa a pesadilla, la esperanza se convierte en desesperanza; y los culpables no son los radicales, guerreros del teclado o cualquier calificativo que inventan interesados enchufados bolichicos a conveniencia de riquezas y mayorazgos. Ellos son los malhechores infames, que pululan como moscas en la caca.

El debate político parece aburrido cuando se está a punto de legalizar el concubinato tantas veces alertado por quienes llaman radicales, que son, en realidad, estadistas, aunque duela y desagrade.

No obstante, hay excelentes noticias, irrumpen venezolanos coherentes, auténticos, decentes, con principios éticos, valores morales y buenas costumbres ciudadanas, que siempre estuvieron allí; pero que, con premeditación, alevosía, e instrucciones de sus mandantes por retribución económica, mantuvieron ocultos sin cabida en sus estudios, porque no convenía a sus clientes y era comprometido para asociados gubernamentales. Venezuela está consciente de cuál es esa oposición persistente, constante, inmóvil, que no cambia con vientos ni apacigua, por eso crece cada día, se gana el aprecio y respeto ciudadanos.

La tragedia de la revolución castro-madurista está en esa oposición firme e irreductible, pero también en estilo, con los que se aferran al poder, dispuestos a lo que sea por los dólares que tanto critican, pero desean como perros hambrientos, saben que la revolución sólo es una payasada que a nadie causa gracia.

Sus clientes lo saben, analizan con su gente y propios mercados, se enteran, por dónde van las cosas. Los ingenuos, sigan pagando investigaciones que, en vez de verdades, reflejen convenientes ficciones, y que pronto reclamarán.

Aunque rugan aterrados los Vicente con el mazo dando, les produzca dolor intenso y lloriqueen desconsolados, María Corina Machado, es la líder que la mayoría decidió sea su guía opositora. Y, por más que lo intenten, quieran y hagan esfuerzos, no podrán negarla ni ignorarla en sus análisis y tampoco ocultarla en sus estudios.

@ArmandoMartini