Venezolanos necesitan recursos emocionales tanto como el plato de comida

Venezolanos necesitan recursos emocionales tanto como el plato de comida

Comprar en los mercados callejeros es una constante en los venezolanos / FOTO EFE/Miguel Gutiérrez

 

 

Ni se somete ni se resigna. Ante la agudización de la crisis que implica la reedición de estrategias y aumento de controles gubernamentales para aumentar la zozobra y la dependencia, la mayoría de los venezolanos sobrevive a las dificultades y a la incertidumbre impuestas desde el poder, afirman psiquiatras de distintas tendencias.





Por Olgalinda Pimentel R. / El Nacional 

“Venezuela se está convirtiendo en un país para gente fuerte”, coinciden.

Sacarse el carnet de la patria, censarse para obtener gasolina financiada, recibir la bolsa CLAP y bonos gubernamentales e,inclusive, hacer largas colas por comida o por dinero en efectivo son expresiones de sobrevivencia aunque el ciudadano se sienta aplastado; también lo son esas travesías hacia otros países, expresa el especialista y antropólogo Luis José Uzcátegui. “El pueblo tiene respuestas de sobrevivencia en este momento”.

Advierte el riesgo que corre el estado emocional del venezolano ante esa coyuntura de incertidumbre. “Lo más notorio es el aturdimiento; el ciudadano se siente muy confundido en una confluencia de sentimientos en la que hay molestia, rabia, tristeza y fracaso, por lo cual cualquier cosa negativa puede llegar”, dice Uzcátegui.

“La incertidumbre es tal que la gente ya no sabe si podrá llegar a su trabajo porque no hay medios de transporte, o si conseguirá efectivo; o si podrá conseguir medicamentos y comida, o si tendrá agua o luz. El tema de la electricidad es muy sensible, la gente siente que es lo último que puede perder, aunque haya tenido una cadena de pérdidas, y frente a esto siente que hay que continuar”, asegura la psiquiatra Rebeca Jiménez. Señala que aunque no existe guerra porque no hay dos bandos enfrentados, el venezolano evoluciona como si estuviera en una. Ante las pérdidas y muertes, y un perpetrador invisible pero que ubica en los gobernantes, ha ido aceptando la situación, aunque con impotencia y sobreviviendo. “No hay resignación en Venezuela, porque existe rabia, tristeza; lo que hay es una enorme voluntad para sobrevivir”.

 

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