Un mes del juicio del Chapo: Secretos, polémica y hasta un “milagro”

Un mes del juicio del Chapo: Secretos, polémica y hasta un “milagro”

Reproducción fotográfica de un dibujo realizado por la artista Jane Rosenberg donde aparece Emma Coronel (d) mientras sigue el juicio de su esposo, el narcotraficante mexicano Joaquín “El Chapo” Guzmán (c), hoy, lunes 26 de noviembre de 2018, durante una audiencia en el tribunal del Distrito Sur en Brooklyn, Nueva York (EE.UU.). EFE/Jane Rosenberg

 

Un supuesto “milagro”, una batalla de la prensa contra el secretismo y un sinfín de apodos para identificar a los narcos: no han faltado detalles pintorescos en el primer mes de juicio del capo mexicano Joaquín “Chapo” Guzmán en una corte de Nueva York.

Estos son algunos de los hechos más inusuales desde que comenzó la selección del jurado, el 5 de noviembre. Se espera que el juicio del exjefe del cartel de Sinaloa, considerado el mayor traficante de droga jamás juzgado en Estados Unidos, dure unos cuatro meses.

– Documento confidencial –

La frase aparece en casi todos los documentos de la corte ligados al juicio del Chapo: ni la prensa ni el público tienen acceso a gran parte de las mociones o comunicaciones legales entre los fiscales, los abogados defensores y el juez.

La fiscalía justifica parte del secretismo en la protección de los testigos, presuntos blancos de aliados del Chapo, y presenta mociones para limitar los contrainterrogatorios, por ejemplo sobre supuestos sobornos del narco a los últimos dos expresidentes de México.

El juez ha apoyado gran parte de las mociones del gobierno, y ha negado varios pedidos de la prensa para tener un mayor acceso a los documentos.

– La joven esposa –

Emma Coronel, de 29 años, es desde hace más de una década la esposa del Chapo, de 61, y la madre de sus hijas mellizas de siete años nacidas en Estados Unidos.

Una curvilínea exreina de belleza de largo cabello negro que gusta vestir ropa ajustada y vertiginosos tacones, asiste cada día al proceso, mira sin cesar a su marido desde el banco del público y le sonríe. También le lleva sus trajes, uno de ellos un Hugo Boss.

Desde la extradición del Chapo a Estados Unidos hace casi dos años, Coronel, que es mexicana-estadounidense, no puede visitarlo ni tocarlo. Su uso del teléfono celular de un abogado defensor en la cafetería de la corte causó un revuelo hace unos días, pero el juez Brian Cogan minimizó el incidente. Está prohibido entrar a la corte con teléfonos u otros dispositivos electrónicos.

– El santo de los narcos –

Los abogados del Chapo informaron que una pequeña estatuilla del “santo de los narcos” Jesús Malverde, un bandido nacido hacia 1870 en el estado mexicano de Sinaloa, cuna del Chapo, y que supuestamente repartía lo robado entre los pobres, apareció misteriosamente en la sala adjunta a la corte utilizada por la defensa.

Pero pocos días después, la estatuilla del bigotudo bandido venerado por el acusado desapareció. “¿Dónde está Jesús Malverde?”, tuiteó entonces el abogado del Chapo Eduardo Balarezo.

– Polémica y bromas –

Los tuits de Balarezo siembran la polémica. Uno de ellos fue el link a la ranchera “Un puño de tierra”, una de las canciones favoritas del Chapo, que según Miguel Angel “Gordo” Martínez, un testigo del gobierno, le tocaron toda la noche fuera de su prisión antes de intentar asesinarlo por cuarta vez.

La fiscalía interpretó el tuit como una amenaza a los jurados y testigos y pidió regañar a Balarezo.

El abogado también provoca regularmente por Twitter a los últimos dos expresidentes mexicanos, con mensajes como “Tic… toc…”, o preguntando a Enrique Peña Nieto si ahora lamenta haber extraditado al Chapo a Estados Unidos.

Dos veces el jurado quedó atónito cuando los fiscales colocaron frente a ellos varios kilos de cocaína incautada. La última vez, el bromista Balarezo cogió un ladrillo de droga con las manos desnudas, y cuando los fiscales le pidieron que usara guantes, respondió: “En este momento preciso un energizante”.

– Apodos y claves –

Joaquín Guzmán Loera es el Chapo, o sea, de baja estatura, o el Rápido, porque cruzaba velozmente la droga a Estados Unidos, o el Arquitecto, por los túneles. ¿Su hermano? El Pollo. ¿Su socio en el cartel de Sinaloa? El Mayo. ¿Su mentor? El Azul. ¿Su proveedor colombiano? El Chupeta. ¿Su piloto y luego gerente en Ciudad de México? El Gordo o el Tololoche. ¿Un ex mano derecha? El Licenciado. ¿Y el hijo de este mano derecha? Mini Lic.

Por radio, al llegar los aviones cargados de cocaína a las pistas clandestinas mexicanas, los narcos utilizaban claves para todo. “Vino” era gasolina para recargar los aviones, “muchachas” eran los aviones, “camisas” era la cocaína, “documentos” era el dinero, contó el Gordo, que silbó como un pajarito ante el jurado para mostrar el código de “todo bien”. AFP

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