La Tiranía está herida, por: Luis Velázquez Alvaray

Vienen rodando boca abajo. Su arrogancia perniciosa contra la población venezolana, los mantiene enceguecidos y los condena a alejarse de la realidad, que al día de hoy es un Tsunami y como el personaje de Kafka, se acerca el momento en que estarán convertidos en insectos, parduzcos, ridículamente delirantes.

Vienen rodando boca abajo. Eso los hace más peligrosos. Está demostrado que así es el fin de las tiranías. Su embriaguez de poder absoluto los hace seguir creyendo que son invencibles. Lo predijo Gandhí, terminarán cayendo. Cayendo estrepitosamente.





Así, rodando boca abajo, organizan sus últimas patrañas, cobijados por el odio y el mal. Veámos una:

Han estructurado un comando que denominan, “grupo contra el orden democrático (GCOD), cuyo jefe es un general de brigada de la guardia nacional, quien a la vez es jefe de contrainteligencia de la tiranía, Ramón Balsa Liota. Un General cubano, jefe de la sala situacional de Miraflores, Herminio Hernández y el psiquiatra del régimen, sucesor del Doctor Chirinos, el siempre pernicioso y bandido Jorge Rodriguez, con las manos manchadas de sangre, igual que su antecesor.

Tuvo sus inicios este comando en la planificación del crimen del concejal Alban, lanzado desde el 10 piso del edificio del Sebin.

La nueva trama comienza con el secuestro, el domingo 13 , del Presidente de la Asamblea Nacional, diputado Juan Guaidó. Esta operación fue comandada por el comisario Ildemaro José Rodriguez, con el objeto de presentar al gobierno como salvador y crítico de quienes irrespetaron la Inmunidad de Guaidó, después que ha sido práctica del régimen, tal como sucedió con el diputado Requesens, a quien se le han violentado todos sus derechos. Supuestamente, hay un grupo de agentes detenidos por este hecho, allí les han ofrecido prebendas para que no cuenten la verdad y además están incomunicados; pero ya viene la hora en que estos develaran toda la trama sobre el siniestro cometido, del mismo corte a los que nos tiene acostumbrados el psiquiatra del diván rojo.

Al poco tiempo aparece en las redes, un video de fingidos miembros de las fuerzas armadas, leyendo un comunicado, donde fácilmente se notan las costuras. “Solo aceptamos ordenes de Guaidó “, dicen los falsos sediciosos. Prueba fabricada para en su momento usarla contra el propio Diputado Presidente y contra la Asamblea Nacional, acusándoles de la organización de un golpe de Estado.

Este circo bufo fue montado en Perú. En la embajada de Venezuela les entregaron los uniformes y son un grupo de policías bandidos del régimen, junto a un teniente llamado José Hidalgo, otro Carlos Guillen Mártinez y el más activo, el teniente Rodriguez Araña, experto en preparación de falsos positivos. Agente del DGIM y que serán los testigos en la farsa que próximamente el gobierno anunciará, acusando a la oposición y particularmente a Guaidó.

De allí que “el Chaqueto” Arreaza, saliera declarando casi simultáneamente en la ONU, que ya “tenía pruebas de un golpe de Estado”.

La otra acción derivada de la anterior, consiste en asesinar un prominente líder del gobierno, para acusar a la oposición, siguiendo el mismo libreto del crimen al fiscal Danilo Andersón.

El camino trazado por la Asamblea, ratificado durante la semana, en multitudinarios cabildos abiertos en todas las ciudades del país, es el correcto, y está estrictamente apegado a la Constitución Nacional. Esto desespera al tirano y le impulsa a dar palos de ciego.

Sin embargo, se debe estar prevenido, porque la pandilla inmoral se nota desesperada. Montajes de igual naturaleza organizaron Gadaffi, Ceaucescu y su Cilia, en las horas finales. También deliraban y anunciaban poderes sobrenaturales; Mussolini se creía imbatible y fue colgado cabeza abajo en Milán. Sadam Hussein murió relatando incongruencias. El tirano chavista, dice que “visitó el futuro”. Lo único que no vio en su desvarío, en su disparatada alucinación, es que le espera el inframundo y que de nada servirán los yorubas y los paleros, ni el exorcismo de los babalú. Su infierno está a la vuelta de la esquina.