José Luís Méndez La Fuente: Las mentiras del chavismo

“Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo.” Esta conocida frase atribuida al presidente de los Estados Unidos de Norteamérica Abraham Lincoln, podría resumir muy bien lo que han sido estos últimos veinte años de gobiernos chavistas en Venezuela. Esto es, una larga secuencia de falsedades, algunas de ellas increibles.

Si bien la demagogia o el populismo como prácticas políticas, pudieran servirnos para explicar por qué la clase política dirigente no cumple con sus promesas o programas electorales, o por qué a veces dice una cosa y después hace otra; ninguna de ellas nos permite entender como se pueden decir mentiras gordas, de esas que van en contra del sentido común, de la sensatez e incluso de la ciencia y de la historia.

Pero la verdad sea dicha, esos embustes en forma de artimañas dialécticas y cambios camaleónicos, no empiezan con ninguno de los gobiernos de Chávez, sino desde el momento mismo en que él es candidato a la presidencia de la república y hace sus primeras apariciones públicas vendiendo ilusión a la gente y cubriendo las apariencias. Aún no habla de socialismo ni de revolución y aunque sus biógrafos aseguran que su nuevo evangelio lo empieza a predicar en el 2005, debemos recordar que en alguna entrevista televisiva como la que le realizó, un día antes de las elecciones de 1998, el polémico periodista Jorge Ramos, llegó a reconocer expresamente que Cuba si era una dictadura; lo cual no explica como se alió mas tarde con Fidel Castro, salvo que la justificación fuese que deseaba lo mismo para Venezuela.





En aquella interviú también aseguró que nunca confiscaría un medio privado de comunicación, pues bastaba con el que tenia el Estado, como tampoco nacionalizaría la empresa privada y que dejaría el poder si era un fiasco o cometía un acto de corrupción en sus primeros cinco años. En otra entrevista anterior, en octubre del 2018 con Marciel Granier, justificó el golpe de estado contra Carlos Andrés Pérez por su nefasto gobierno y haberle ordenado disparar al pueblo durante los saqueos del Caracazo. Estos eventos, mas tarde, se convertirían en actos revolucionarios.

Después vendría la mentira de la constituyente y sus dos nuevos gobiernos, con la supuesta lucha contra la pobreza y la corrupción, que contuvo la primera por un tiempo mientras hubo dinero , y llevó a una dimensión internacional la segunda; la reforma de la Constitución para un tercer mandato y la acentuación de la estructura comunal para el socialismo del siglo XXI.

Con Maduro, el embaucamiento de Chávez pasó a ser calumnia y falsificación burda. Una seguidilla que se inició con la forma en como se manejó la información sobre el estado de salud de Chávez, a partir del año 2011 y que se continuaría hasta el día del anuncio de su muerte el 5 de marzo del 2013. Como a Chávez la estrategia de echarle la culpa a la oposición, no solo nacional sino también internacional, de todo lo malo que ocurriese en el país le había dado tan buenos frutos, a Maduro no se le ocurrió nada diferente, convirtiéndola en receta diaria. De ese modo, los efectos desdichados de las políticas internas, ya sea alto costo de la vida, inflación, escasez de alimentos y medicinas, destrucción de los servicios públicos, baja producción de PDVSA, devaluación del bolívar, inseguridad en las calles y apagones, entre otros, les fueron automáticamente achacados a terceros, sin importar si se trataba de algún personaje nacional o internacional. Los actos de sabotaje pasaron a ser una constante, sin que nunca se mostrase a los responsables, así como los intentos de magnicidio frustrados, una particularidad dirigida al pueblo sentimental que Chávez igualmente supo explotar y que mejora el curriculum de un jefe revolucionario.

Adicionalmente, si Chávez tuvo la desfachatez, en el 2007, de nacionalizar la Faja Petrolífera del Orinoco y más tarde, en el 2009, las empresas contratistas petroleras que prestaban servicios en el Lago de Maracaibo, sin que nadie dijera nada sobre aquella farsa, pues la industria petrolera había sido ya nacionalizada por Carlos Andrés Pérez en 1975, haciendo imposible volver a repetir aquel acto de ejercicio de la soberanía sobre alguna de sus partes; ¿que le impedía entonces a Maduro seguir representando todo tipo de patrañas y fingimientos?. Si algo había quedado demostrado en todos estos años es que al pueblo y al no-pueblo, se le puede engañar fácilmente una vez seducido.

Por eso, que después de tener por más de tres días a todo un país sin electricidad, la culpa venga a ser de Trump, de Guaidó y de alguien mas en Colombia, como consecuencia de un ataque cibernético, electromagnético, digital, o cósmico, no debería tener nada de raro y los venezolanos se lo tragarían. Además, nunca faltará alguien como el señor Morales, el dictador electo de Bolivia, o Juan Carlos Monedero en España, que apoye la versión, pues como dice este último, eso es típico de los americanos.

Particularmente, después de escuchar la exposición del señor Maduro sobre la agresión sufrida con alta tecnología que solo posee los Estados Unidos, creemos que es preferible la excusa de la iguana dada anteriormente, para justificar alguno de los otros múltiples cortes de luz que vienen afligiendo al pueblo venezolano desde hace ya años .

@xlmlf