Sri Lanka decreta el estado de emergencia tras atentados atribuidos a islamistas

Sri Lanka decreta el estado de emergencia tras atentados atribuidos a islamistas

El personal de seguridad de Sri Lanka inspecciona los escombros de un automóvil después de que explota cuando la policía intentó desactivar una bomba cerca del Santuario de San Antonio en Colombo el 22 de abril de 2019, un día después de la serie de ataques con bombas contra iglesias y hoteles de lujo en Sri Lanka. – La cifra de muertos por explosiones de bombas que arrasaron iglesias y hoteles de lujo en Sri Lanka aumentó dramáticamente del 22 al 290 de abril, incluyendo docenas de extranjeros, cuando la policía anunció nuevos arrestos por los peores ataques del país durante más de una década. Foto: Jewel SAMAD / AFP.

 

Sri Lanka decretó el estado de emergencia y seguía buscando a los responsables de la ola de atentados suicidas que causaron 290 muertos y 500 heridos la víspera, un baño de sangre atribuido a un movimiento islamista local y cuya investigación intenta determinar posibles conexiones internacionales.

Aunque los ataques aún no han sido reivindicados, la presidencia decretó el estado de emergencia a partir del lunes en aras de la “seguridad pública”.





El domingo una serie de atentados con bomba coordinados sembraron el horror en hoteles e iglesias que oficiaban misa en varios lugares de la isla, que no había conocido tanta violencia desde el fin de la guerra civil hace diez años.

Al menos 31 extranjeros, entre ellos indios, portugueses, turcos, británicos, australianos, japoneses, estadounidenses, daneses y un francés, figuran entre los muertos. Otros 14 siguen desaparecidos y podrían estar entre las víctimas no identificadas en la morgue.

Entre los daneses, se encuentran tres de los cuatro hijos del multimillonario danés Anders Holch Povlsen, dueño del grupo de moda Bestseller y principal accionista de la marca de venta en internet ASOS.

El portavoz del gobierno de Sri Lanka, que apuntó a la autoría del grupo islamista local National Thowheet Jama’ath (NTJ), no entendía “cómo una pequeña organización en este país puede hacer todo eso”.

“Estamos investigando una posible ayuda extranjera y sus otros vínculos, cómo forman kamikazes, cómo han producido estas bombas”, agregó.

La incriminación del NTJ supone un ascenso fulgurante de este grupo extremista poco conocido, cuya principal hazaña hasta ahora era atacar estatuas búdistas.

La policía recibió hace 10 días información de que el grupo planeaba ataques contra iglesias y la embajada de India en Colombo.

“Los servicios de inteligencia señalaron que hay grupos terroristas internacionales detrás de los terroristas locales”, afirmó el presidente Maithripala Sirisena durante un encuentro con diplomáticos extranjeros, y pidió ayuda internacional.

Las dos principales organizaciones yihadistas internacionales, Al Qaida y el grupo Estado Islámico (EI), intentan desde hace años reclutar en las comunidades musulmanes del subcontinente indio, usando las persecuciones de las que dicen son víctimas los musulmanes de la región.

Salir cuanto antes

En el Aeropuerto Internacional de Colombo, los viajeros nerviosos y agotados esperaban en la cola, mientras los soldados fuertemente armados vigilaban la entrada principal y varios accesos. El objetivo de los turistas es salir lo más rápido posible de Sri Lanka.

Martin Ewest, un profesor alemán de 44 años, llegó a la isla hace unos días para pasar unas vacaciones relajadas con su esposa y su hija de 12 años. Desde los ataques, “queremos irnos lo antes posible”, dijo.

Lamentó que la embajada no ofrece ayuda porque están de vacaciones, la aerolínea dice que no puede hacer nada y el hotel tampoco ayuda. “Es una situación difícil, somos objetivos fáciles, hasta que podamos irnos la próxima semana”.

Un paquistaní de 33 años había llegado con la idea de viajar por el país “pero ahora tenemos miedo”. “Solo queremos irnos, estas son unas vacaciones arruinadas”, indicó.

En los hoteles se percibía la ansiedad de los huéspedes, sobre todo en los hoteles frente al mar en Colombo, donde están la mayoría de los 5 estrellas y que el lunes estaban bajo estrechas medidas de seguridad.

Recuerdo de la guerra civil

Las autoridades esrilanquesas anunciaron la detención de 24 personas e indicaron que el FBI les ayudaba en la pesquisa. Interpol también desplegó un equipo de investigadores.

La policía indicó que había hallado 87 detonadores en una estación de autobuses en Bastian Mawatha de Pettah, un barrio de la capital.

El lunes se vivieron escenas de desolación en la morgue de Colombo.

“La situación no tiene precedentes”, apuntaba un responsable que guardó el anonimato. “Pedimos a los familiares proporcionar el ADN para ayudar a identificar algunos cuerpos” demasiado mutilados.

Una mujer cuyo hermano mayor murió con sus tres hijos, rompió a llorar al identificarlos uno a uno en una pantalla. El más joven de sus sobrinos tenía “solo tenía ocho meses […] ¿Qué ha hecho para merecer esto?”.

Para muchos esrilanqueses, los atentados despertaron los horribles recuerdos de los años oscuros de la guerra civil entre la mayoría cingalesa y la rebelión independentista tamil.

Ataques casi simultáneos

El domingo por la mañana se registraron las seis explosiones en un corto lapso y por la tarde dos más en Sri Lanka, destino turístico muy apreciado por sus playas idílicas y su naturaleza salvaje.

En la capital, tres hoteles de lujo ubicados en la costa -el Cinnamon Grand Hotel, el Shangri La y el Kingsbury- y la iglesia de San Antonio fueron atacados por kamikazes.

También estallaron bombas en la iglesia San Sebastián de Negombo y en otra de la ciudad de Batticaloa, situada en la costa oriental de la isla.

Unas horas después se produjeron dos nuevas explosiones, la primera en el hotel Dehiwala, en un suburbio de Colombo, y la segunda en Orugodawatta, en el norte de la capital.

Desde el Vaticano a Estados Unidos, pasando por India, el mundo condenó unánimemente los atentados. El presidente estadounidense Donald Trump presentó el lunes sus condolencias al primer ministro esrilanqués Ranil Wickremesinghe.

Unos 1,2 millones de católicos viven en Sri Lanka, una nación con 21 millón de habitantes, 70% de los cuales budistas. El país cuenta también con 12% de hinduistas y 10% de musulmanes.

AFP