Hebert, el cristianismo y la resistencia, por José Luis Centeno


 

Los relatos de Job, Moisés, José, David, Lázaro, Jesús y otros personajes bíblicos no fueron simples lecciones, fomentaron en Hebert valores y principios que le hacen tener una particular visión de la vida, las adversidades serían un crisol de sus virtudes cristianas y cada persona, un prójimo a quien tenderle la mano.

“Él es un hombre joven, buen hijo, padre y esposo, trabajador, defensor de la justicia, hombre de fe en Dios, por ser criado en un hogar cristiano evangélico, que busca hacer bien al prójimo”. Así describe Aura Arcia a su hijo mayor, Hebert Ramírez, que el 16 de marzo de este año cumplió 32 años de edad en El Helicoide, 67 días después rebasaba los 12 meses de injusta prisión.





Aquel 23 de mayo de 2019, Hebert, en compañía de Jorman Ortiz, se dirigía a una concentración en la Plaza Alfredo Sadel de Las Mercedes, en Caracas, motivada por el fraude electoral del 20M, nunca llegaron, se quedaron esperándolos, “¡desaparecieron!”, cuatro días después sus familiares supieron dónde se encontraban. Hebert y Jorman se conocieron en Caracas, en medio de las protestas, “de mundos distintos, hicieron una gran amistad”.

Hebert, caraqueño, fanático de la novena capitalina, es Relacionista Público, para el momento de los hechos trabajaba en una empresa, allí en Las Mercedes, sus nexos universitarios, comunitarios y de trabajo lo sumaron al clamor del pueblo, dando la cara y haciéndose eco de las exigencias de un mejor país, encarnando la resistencia social.

“Me preocupaba verlo protestando. Siempre me dice, mamá es que alguien tiene que salir a defender nuestros derechos. Desde pequeñito, salían a defender al que golpeaban o humillaban, digo salían porque mi segundo hijo también andaba pegadito ahí con él, cuando el paro petrolero tomaron parte en actividades de la comunidad ayudando a vender, por ejemplo, el gas, la gente decía: ¡Wow estos chamitos son echaos pa´ lante!, hasta hoy, más cuando nuestra Venezuela se ha desmejorado”.

Hebert y Jorman están recluidos en El Helicoide, donde aparecieron luego de su arbitraria detención.

“Fueron días de angustias, no sabíamos dónde estaban, si estaban vivos o muertos, ellos estuvieron en La Tumba, luego en una casa que no se sabe dónde estaba ubicada, allí también los torturaron, después es que los trasladan a El Helicoide, como a los cuatro días aproximadamente. Nosotros sabemos por medio de otro detenido, que los vio tan mal, tan golpeados y le dijo a su esposa que avisara a la familia que ellos estaban allí”.

Comentó Aura Arcia sin poder evitar la tristeza, pero llena de fortaleza agregó:

“A pesar de eso, doy gracias a Dios porque mi hijo es un hombre de fe, cree que pueden torturarte, encadenarte, en el cuerpo más no en la mente, más no en el alma, él está muy fortalecido, los dos están muy fortalecidos, tanto física como espiritualmente, una experiencia realmente dura que les ha dado mucha madurez como personas.”

Hebert ve transcurrir sus días en cautiverio sin pasar a juicio, siendo de perogrullo decir que la Audiencia Preliminar no se ha realizado, los diferimientos ocurren en una sucesión de hechos demostrativos de la falta de elementos para juzgarlo, colocándolo ante la inexistencia de un pronóstico de condena, “las experticias y demás diligencias ordenadas por la fiscalía salieron negativas, no tienen nada para montar siquiera el show del juicio”.

Cumpliendo una innegable condena anticipada, sin asidero alguno, Hebert, al igual que Jorman, “siguen pensando que esto es el principio de muchas cosas buenas que vienen para nuestro país, para nuestra tierra, les ha tocado vivir todo eso sacando el mayor de los provechos, dan gracias a Dios por todo, porque todo es para bien”, refirió un compañero de prisión que pidió el anonimato.

Aura, puso en contexto la actitud prospectiva de su hijo:

“Hay un texto bíblico en el Libro de Romanos que dice: A los que aman a Dios todas las cosas lo ayudan a bien. ¿Sí yo amo a Dios estás circunstancias será que me ayudan para bien? Sí. Hablando con mi hijo, él me dice, mamá tranquila esto es para algo mejor, él me da aliento, el me da fuerzas, esa es la idea, que no nos pongamos como madre o familiares a ver solamente las circunstancias adversas, sino que veamos más allá, el por qué y para qué de toda esta situación, eso lo podemos aplicar también al país. ¿Para dónde vamos? ¿Por qué está pasando esto?”.

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