Roxana Méndez: ¿Qué sucedió contigo Venezuela? ¿Ideas torpes te cegaron de la prosperidad?

Roxana Méndez: ¿Qué sucedió contigo Venezuela? ¿Ideas torpes te cegaron de la prosperidad?

En una noche tan oscura como la de hoy, en algún lugar, un poeta transformaba ideas en pensamientos, sentimientos en palabras  y palabras en preguntas: ¿Cómo vivimos en un país tan perdido, sin dirección, sin valores y egoísta? Los venezolanos, en especial los políticos, o mejor dicho “politiqueros”, avanzan extraviados sin aquella parte de su ser que los hacía humanos; ¿dónde ha quedado su humanidad?, ¡Al parecer cada día se esparce en el viento o tal vez en el olvido! Al poeta le cuesta creer que la sociedad en la que vivimos cada día es más cruel, despiadada y vil…pero ¿por qué?, ¿será por defender intereses vanos, utópicos,  socialistas que no le pertenecen, ni están en su ser? Lamentablemente observamos hoy sus consecuencias. El pan de nuestras mañanas son guerras fraccionarias, nos satisfacemos por la sed de poder; los juguetes de nuestros niños son armas; los sueños de los jóvenes son bombas lacrimógenas. Nos destruimos unos con otros, fomentamos el odio. Y esta barbaridad sólo se justifica afirmando que “la culpa de nuestras desgracias son de otras naciones”. Y lo peor ¿qué pasa con la educación de nuestra sociedad? ¿Será tener toda una misma ideología o igualdad de pensamiento? Y a modo de reflexión -se preguntaba el poeta- ¿dónde ha quedado la libertad del hombre verdadero?

Los jóvenes  se preguntan, es qué acaso la elite política venezolana no  siente amor y orgullo por los suyos, por sus ciudadanos que quieren vivir en democracia y conocer la libertad. Acaso somos una nueva especie de humanidad similares a las rocas o hay una nueva forma de hacer política: “la política de masoquismo” O es que nadie se ha preguntado ¿cuál es el verdadero rol de los políticos en la construcción de un mejor país, más allá de cualquier tipo de índole o creencia, filosófica o religiosa?  La vida de cada venezolano tiene valor pero precisamente hoy no vale nada, nos han cohibido el derecho a la vida, a la propiedad privada y a la libertad. Limitaron nuestro tiempo, el tiempo que te permitiría conocer el mundo, aprender de lo que te rodea, llenarte de ideas, expectativas, experiencias, sueños y objetivos de progreso. Y con autoridad el poeta expresa que vivir en Venezuela no es acumular bienes estatales sin darle uso de producción, herir a otros, destruir cualquier tipo de comunidad por el simple hecho de que no seas del mismo color de piel o no compartan tus mismos pensamientos.  ¿De qué sirve excluir a otros porque no están en el mismo nivel en cuanto a la posición social? ¡Cónchale! Cambiemos los dogmas políticos por pragmatismos políticos. ¿Dónde están los valores occidentales que heredamos históricamente? Esta es la piedra filosofal y el tema más crucial y de mayor importancia en la Venezuela venidera, en esa que tanto tú como yo, esperamos y creemos.

En Venezuela existe un tirano ¡si señores!, mafioso por cierto, y su fin es dominar nuestro mundo, tener la mayor fuente de riquezas por medio de mafias, esclavizar y oprimir. ¡Pero que egoísta es este tipo, que ni siquiera es eterno! llego a una presidencia como usurpador, sólo por cumplirle el sueño al “creador de la peste del siglo XXI”, ese caudillo populista que creo una revolución de miseria y corrupción; el tan carismático Hugo Chávez, su ambición irracional lo proyectó en un modelo político fracasado: “El socialismo”. Hoy siento lastima por ti “Huguito” no te diste el mejor lujo que es compartir el talento venezolano y su razón competitiva en crear ideas innovadoras para competir con otros países y ser interdependientes con otras naciones que  proporcionan una mejor visión sobre lo que realmente significa gobernar. Quisiste ser político pero no lo lograste. Fidel te entrenó y adiestro muy bien como manipulador de masas para atentar en contra de la familia, el trabajo, la producción, la educación, la salud y los valores morales. Dejaste un legado maldito destinado al fracaso.  





¡Señor Maduro! presidente usurpador, quien es malvado no es el más fuerte, es el más débil, el más cobarde, y falto de carácter pues no ha logrado conquistar lo que por desgracia nunca tuvo, la libertad. Es por ello que te ciegas en lo que para ti es más fácil de conseguir; la imposición, las riquezas facilistas. ! Qué bárbaro! tanta invencibilidad, no le sirvió de nada. El tanto tener, al final  llega a la verdad de que nunca tuvo nada, pero ni ese “nada” nunca le perteneció, porque al final llegara la justicia.

Hoy sufren millones de venezolanos. La sangre, el dolor y la desesperanza corre por cada fibra de cada venezolano que ha perdido su honor y dignidad humana.  En un abrir y cerrar de ojos no podemos cambiar nuestra actualidad, pero el poeta cree que cada individuo debe aportar lo mejor de sí mismo para mejorar y hacer de nuestro mundo un hogar mejor, más solidario. Uno donde cada quien es responsable de qué vida elije, qué decisión toma, si buscar su propio bien a causa del sufrimiento del otro, o su propio bien no afectando negativamente a la sociedad. En este viaje recurrente hacia el futuro, todos tenemos derecho a conocer la felicidad, experimentar el amor y el derecho a la calidad de vida. Comprender que la fuerza está en la integración y el respeto hacia el otro. “Cosecha esperanza para liberar al hombre, busca la tranquilidad, para hallar felicidad“. Debemos dejar a un lado las quejas y trabajar por un mejor país, combatir las malas políticas y conflictos divisionistas o disputas violentas de cualquier índole. No será un trabajo fácil y creo que nadie podrá derribar mágicamente ese muro que se ha venido formando a lo largo de nuestra historia, “dejemos de imitar la corrupción  y comencemos a fabricar sueños”.

 Y así, el poeta cree en las mismas ideas, como lo expresa Ortega y Gasset en Berlín, que : “El que nuestra civilización se nos haya vuelto problemática, el sernos cuestionables todos sus principios sin excepción no es, por fuerza nada triste, ni lamentable, ni trance de agonía, sino caso contrario, significa que en nosotros una nueva civilización esta germinando por tanto, que bajo las catástrofes aparentes en historia son menos profundas de lo que parecen a sus contemporáneos, que bajo congojas y dolores, y miserias una figura de humana existencia se halla en trance de nacimiento”. ¡Eso es! en nuestra tragedia, estamos naciendo, naciendo hacia la libertad.