Tribunal de Estrasburgo condena a Rusia por la muerte en prisión del abogado Magnistki

Tribunal de Estrasburgo condena a Rusia por la muerte en prisión del abogado Magnistki

El abogado ruso Sergei Magnitsky en uan iamgen cedida por Hermitage Capital Management y tomada en 2009 en Moscú. AFP

 

El Tribunal de Estrasburgo condenó este martes a Rusia por la muerte en prisión del abogado Serguéi Magnitski, al considerar no sólo que fue maltratado, sino que se le mantuvo entre rejas casi un año sin estar justificado, y que su condena póstuma fue una última violación de sus derechos.

Los jueces europeos constataron, en el caso de este abogado acusado de fraude fiscal en relación con el fondo Hermitage y muerto en prisión el 16 de noviembre de 2009, cinco violaciones de otros tantos artículos del Convenio Europeo de Derechos Humanos.





La primera por las “carencias en la atención médica” que se le prestó pese al deterioro de su estado de salud y por su transferencia a una cárcel que carecía de las condiciones para poderlo tratar.

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos explicó en su comunicado que en su última prisión compartía una celda, que podía ser de 20 a 30 metros cuadrados, con de ocho a quince presos más, sin un espacio individual para dormir.

Pese a que no se hizo un examen en profundidad, su autopsia puso en evidencia heridas que el tribunal considera que pudieron ser consecuencias de los golpes que recibió de los agentes, de forma que hay “una presunción en favor” de la tesis de los malos tratos, denunciados por su esposa y por su madre.

Las mismas autoridades rusas habían reconocido que antes de morir había sido esposado porque el médico que lo recibió estimó que era agresivo y que se había utilizado contra él una porra de caucho.

El Tribunal de Estrasburgo admitió que las sospechas de que Magnitski había participado en una operación de fraude fiscal eran plausibles, pero eso no justificaba que se le hubiera mantenido entre rejas desde su arresto el 24 de noviembre de 2008, es decir, durante casi un año.

A su parecer, había desaparecido el riesgo de fuga y el de influir en otros testigos.

Además, subrayó que el juicio póstumo que se le hizo, en el que acabó condenado, fue “intrínsecamente injusto” precisamente porque no se respetaron los principios del derecho a un juicio justo empezando por el respeto de la presentación de argumentos de forma contradictoria. EFE