¡Coge dato! Lo que le pasa a tu cuerpo cuando tu crush rechaza ir a la cama contigo

Lo que pasa en tu cuerpo cuando alguien te rechaza sexualmente. | Foto: Pixabay

 

Qué sientes cuando tienes ganas de tener relaciones sexuales pero tu pareja no? Hablo de esos momentos donde tú eres la que inicia el momento de intimidad pero no pasa nada. Seguro te molestas, pero lo que quizá no sabías es que ese rechazo duele más de lo que admites. Esto es lo que pasa en tu cuerpo cuando alguien te rechaza sexualmente.

Por Soy Carmín





Vamos por partes. El sexo es una parte importante en las relaciones de pareja románticas, por lo menos en la gran mayoría y cuando ambas partes no están en la misma sintonía, la frustración se hace presente.

Si bien, estudios recientes muestran que las parejas tienen relaciones sexuales una o dos veces por semana, también se ha descubierto que por lo menos la mitad de las actitudes que invitan a tener sexo no se cumplen, además que la respuesta a las invitaciones sexuales influye considerablemente en la percepción individual de la satisfacción sexual y amorosa.

La investigación de la que hablaremos hoy, sugiere que cuando esta invitación es aceptada nuestra pareja se siente muy bien, pero cuando es rechazada, el efecto es más prolongado que cuando sí se acepta.

Un equipo liderado por Kiersten Dobson de la Universidad del Oeste de Ontario analizó a 115 parejas heterosexuales de entre 19 y 64 años, quienes mantuvieron un diario sexual a lo largo de tres semanas y donde registraron si su pareja les invitaba a tener sexo, además si esto se concretaba o no.

Las parejas también registraron diariamente el nivel de satisfacción que sentían en la relación de forma general y en el aspecto sexual. No fue sorpresa que cuando los investigadores notaban alguna invitación sexual y esta se concretaba, aumentaban los niveles de satisfacción en ambos puntos.

Por otro lado, cuando esa invitación se rechazaba también disminuía el grado de satisfacción sexual, pero cuando quien rechazaba la invitación sexual eran quien no la realizaba, aún así registraba un aumento en su satisfacción sexual.

El estudio demostró que ser rechazado o ser quien rechazaba no tenía un efecto general en el nivel general de satisfacción de la relación, pero los cambios en la satisfacción sexual aún se detectaban días después de que la invitación se hacía y era rechazada, 48 horas para ser exactos mientras que en casos de respuesta positiva el efecto era de solo 24 horas. Otro dato curioso fue que el hecho de recibir la invitación sexual, se rechazara o se aceptara tenía un efecto positivo de 72 horas.

Las conclusiones más importantes

De acuerdo a los investigadores, más que el placer de rechazar a la pareja, el recibir una invitación sexual provoca una sensación de que nos hace sentir deseados, por lo que se producía un aumento en la satisfacción sexual a pesar de no haber sexo tal cual.

El punto de que el efecto negativo de ser rechazado sexualmente duraba más también hizo ver que que realizar la invitación era un riesgo. La investigadora principal del asunto reveló:

“El acto de hacer una movida sexual podría considerarse una situación de alto riesgo para una pareja romántica, lo cual podría provocar inseguridades y que la pareja haga estas invitaciones con menos frecuencia, por lo tanto menos oportunidades de fortalecer la intimidad emocional a través del sexo”.

¿Diferencias entre hombres y mujeres?

Aunque el estudio no mostró que las respuestas tuvieran que ver con el género masculino o femenino, cabe mencionar que es válido que tanto ellos como nosotras demos el primer paso, que hablemos de lo que la respuesta provoque sea negativa o positiva, pues el poder hablar del tema habla de la fortaleza en la relación.

No está de más recordar que tampoco podemos aceptar una invitación de estas por presión, por pensar que la pareja se molestará si no aceptamos o que incluso la relación depende realmente de si se acepta o no sea invitación sexual.

En el sexo con amor hay respeto, hay entendimiento y comunicación, no solo placer. Este es un momento de intimidad, donde nos sentimos sumamente cercanos uno con el otro y al ser parte de una relación no debe tomarse a la ligera.