Investigadores revelan el “mapa del caos”: Nicolás & Co. se erigen como los grandes campeones

Investigadores revelan el “mapa del caos”: Nicolás & Co. se erigen como los grandes campeones

Foto: Archivo

 

 

Un grupo de científicos de la Universidad Anglia Ruskin (Reino Unido) creó un “Mapa del Caos”, que registró las muertes en el mundo relacionadas con los disturbios violentos por la escasez de alimentos, combustible y agua, y ha advertido que el número de muertes por estas razones podrá aumentar en el futuro próximo.





Por: Prodita Sabarini | The Conversation

Traducción libre del inglés por lapatilla.com

De acuerdo al estudio, los investigadores registraron más de 1.300 muertes entre los años 2005 y 2017. Todas ellas fueron causadas por disturbios categorizados como conflictos, manifestaciones, saqueos, protestas, motines y suicidios. El análisis obtuvo como resultado que la nación más afectada por los disturbios violentos fue Venezuela, que sufrió 92 muertes en 2017.

Los disturbios en Venezuela fueron el resultado de una fuerte caída en los precios del petróleo, lo que condujo a una grave escasez de alimentos y necesidades básicas, ya que las importaciones se volvieron inasequibles. Muchos fueron asesinados mientras esperaban por comida.

Madel Caos de Venezuela. Cortesía

 

Desde que asumió el cargo en 2013, Nicolás Maduro continuaba implementado políticas económicas socialistas. Pero años de mala administración dejaron al país más dependiente de las importaciones. Como el petróleo representa el 95% de los ingresos de exportación de Venezuela, el país recibió un fuerte golpe en sus ingresos cuando los precios disminuyeron.

Tras una decisión de reducir las importaciones de alimentos y las necesidades básicas para pagar las deudas nacionales, se declaró un estado de emergencia económica a principios de 2016. La escasez de alimentos resultante empeoró y la ira resultante provocó disturbios. La oposición política hizo esfuerzos para convocar un referéndum para derrocar a Maduro, pero los consejos gubernamentales obstaculizaron estos esfuerzos.

A las fuerzas armadas se les otorgó poder para resolver los disturbios sociales y el general Vladimir Padrino López fue ascendido a ministro de defensa. Los militares tomaron el control de todo el transporte y distribución de alimentos, controlando los precios y simulando la producción, además de proteger los puertos, administrar el banco más grande de Venezuela y administrar un canal de televisión.

Incapaz de producir o importar suficiente comida para una población de más de 30 millones, comenzó el saqueo de supermercados y camiones de comida. Se registró una hiperinflación del 200% a mediados de 2016 con personas que pasaban un promedio de 35 horas al mes en colas de alimentos. La frustración por tener que hacer cola resultó en más saqueos. En uno de esos incidentes, una mujer de 80 años murió aplastada en una estampida . Las colas estacionarias resultaron en asaltos y tiroteos, a pesar de la presencia de soldados armados.

El colapso del sistema de salud y las tasas de homicidio de 90 por cada 100.000 habitantes significaron que Venezuela rivalizaba con El Salvador como el lugar más mortal del mundo. Miles de venezolanos viajaron a Colombia en busca de alimentos y medicinas básicas. Brotes violentos y disturbios desde mediados de 2015 hasta mediados de 2016 causaron la muerte de más de 24 personas, 30 heridos y más de 400 arrestados.

La mala gestión de gobierno, la presencia militar, la inflación, la dependencia de las importaciones y las largas colas fueron todos factores que desencadenaron la alta mortandad en el país.

Los investigadores sugieren que el mapa del caos reúne datos que pueden ayudar a informar el pensamiento sobre los factores que conducen al caos. Con una mejor información, pueden trabajar con personas en todos los ámbitos (tomadores de decisiones, académicos, profesionales y comunidades locales) para lograr un sistema menos caótico y, con suerte, reducir el número de muertes en el futuro.

Cuanto antes se puedan realizar intervenciones efectivas, es más probable que se pueda evitar el riesgo de caos. Las intervenciones generalmente requieren modelos descentralizados, democráticos, participativos y representativos, que aborden las necesidades esenciales de aquellos en los grupos socioeconómicos más bajos. Al mismo tiempo, los planes adaptables que incluyen alternativas energéticas, como las energías renovables, los sistemas alimentarios resilientes y diversos y la gestión integrada del agua, deberían funcionar localmente.

La investigación sugiere que todos necesitamos comida, combustible y agua para vivir. Es un hecho de la vida. Cuando estos escasean, es inevitable que lo que siga sea el caos: disturbios, protestas, muerte.

Con información de The Conversation