Javier Hernández: De bodegones, foodtrucks y “burbujas de consumo”

Javier Hernández: De bodegones, foodtrucks y “burbujas de consumo”

Ya son varias las ocasiones en las que he leído de opinadores a los que respeto, referirse de forma más menos despectiva o sarcástica al estado actual de la economía venezolana, como una “economía de bodegones” haciendo referencia a la sorprendente e inexplicable proliferación de estos expendios de mercancía exclusiva en un país cuya economía se encuentra postrada y la gran mayoría de su población, afectada una crisis humanitaria compleja en la que millones de ciudadanos carecen de acceso a una alimentación completa o servicios médicos básicos.

Hace dos o tres años habría sido impensable el panorama que vemos hoy en diferentes ciudades del país y sin duda, esta tendencia va de la mano con la creciente dolarización de su economía. El influjo de remesas de los millones de venezolanos que han emigrado en años recientes, el trabajo freelance pagado en dólares a la mano de obra más barata del planeta, la desacumulación del ahorro -honesto y deshonesto-que los ciudadanos venezolanos habían logrado durante la época de bonanza y la innegable participación de actividades ilícitas dolarizadas, especialmente el contrabando y el narcotráfico, han contribuído a que nuevas modalidades de pago se hayan incorporado a la actividad comercial en el país: dólares en efectivo, Zelle, Paypal, criptomonedas y otras formas de monedas estables, en reemplazo del bolivar flácido, cuyo valor tiende a cero con cada día que Maduro permanece el poder.

Y este era el resultado anunciado de la hiperinflación: la sustitución de una moneda que no vale siquiera el papel en el que está impresa. En la medida en que el gobierno de Maduro ha abandonado en la práctica la persecución a los comerciantes y la imposición del control de precios, haciéndose la vista gorda con la dolarización informal, se ha reducido el riesgo cambiario -uno de los principales motivos de la parálisis económica de los últimos años- dando paso a una nueva dinámica que hoy presenciamos y que se expresa en bodegones y food trucks pero que es mucho más y mucho mejor que sólo eso.





¿Cómo es que en el peor momento del flujo de ingresos por petróleo, cuando -ahora sí y sin querer- ha muerto el rentismo petrolero; ahora que el BCV no vende dólares al sector privado, y cuando el ingreso familiar promedio se encuentra al mínimo histórico luego de años de hiperinflación, comienzan a proliferar las ventas de celulares, electrodomésticos (incluyendo un Dakazo, esta vez uno que si vale la pena) repuestos, baterías, servicios turísticos, boletos aéreos, y el abastecimiento de todo tipo de productos haya retornado a sus canales regulares?

La respuesta debe encontrarse en el cambio del rol del estado en los últimos meses. Un estado quebrado, sin dólares y con una producción petrolera reducida a su mínima expresión, no podía continuar con el rol de controlador de toda la actividad económica del país. Un gobierno que ha arruinado hasta el cierre técnico a la gran mayoría de las empresas estatales no tiene más remedio que permitir las condiciones para que el sector privado pueda medianamente iniciar la senda de la recuperación económica.

Es en este contexto donde surge entonces estas “burbujas de consumo” como se les ha etiquetado a los bodegones y food trucks por sólo nombrar dos de los más visibles fenómenos comerciales de los últimos meses. Como yo lo veo, estos emprendimientos, en una economía mucho más pequeña y débil que lo que correspondería a un pais petrolero normal, podrían ser en realidad las primeras manifestaciones de una actividad emprendedora legítima y competitiva, en tanto no depende como en otras épocas de una bonanza petrolera, del gasto público -que en términos reales no deja de caer- o de la transferencia de la riqueza petrolera del sector público al sector privado como históricamente ha ocurrido en el país, mediante exenciones impositivas, subsidios o el dolar barato, primera manifestación del rentismo petrolero que los venezolanos llevamos en el ADN social.

Quienes han decidido arriesgar capital en medio de una severa contracción del consumo, ofreciendo productos diferenciados, a un target de mercado específico que puede pagarlo, e innovando en calidad, precios, promociones etc, están usando seguramente su propio capital para importar, pagan alquileres y servicios, demandan insumos nacionales (en el caso de la oferta gastronómica) y contratan trabajadores que, en alguna medida reciben compensación igualmente en divisas, y pueden por tanto adquirir lo que hace un par de años no podían y muy probablemente, no estaban disponibles en los anaqueles.

No se trata de ser optimista o ingenuo. Estamos de acuerdo en que esto no es suficiente. Estamos de acuerdo en que la economía venezolana sigue completamente arruinada. Incluso acepto -aún sin pruebas- que muchos de los emprendedores y consumidores de estos negocios están vinculados a negocios ilícitos (son enchufados). Lo que no se puede negar es que se trata de un movimiento interesante que expresa la voluntad emprendedora de muchos de quienes contra viento y marea, apuestan a construir su futuro en este país, arriesgando su patrimonio y su tranquilidad. Lo están haciendo los pequeños emprendedores, y en alguna medida, las grandes empresas. En un contexto en el que ya no hay oportunidades de arbitraje por obtener del estado dólares, insumos y mercancía subsidiada, al sector privado no le queda sino arriesgar, invertir y competir para ganar dinero. Personalmente, conozco empresas que lo están haciendo y aunque muchos de mis colegas formadores de opinión, insistan en ignorar o minimizar el impacto que los verdaderos emprendedores tienen y tendrán en el corto y mediano plazo, hay un frágil proceso en marcha que será muy positivo. Ojalá los políticos y los asesores de cualquier signo que quieren restaurar condiciones económicas del pasado, no terminen arruinando la gestación de una nueva economía -mucho más pequeña, pero sin duda más sana que la paquidérmica economía dependiente de subsidios que ha caracterizado al país en los últimos 50 años.

@jhernandezucv


Publicado originalmente en discusionpoliticavzla el 31 de octubre de 2019