Robert Carmona-Borjas: Regresemos todos a la patria

Robert Carmona-Borjas: Regresemos todos a la patria

Robert Carmona-Borjas / Archivo

 

El régimen usurpador de Nicolás Maduro está atravesando su peor momento. El reconocimiento del Presidente Interino Juan Guaidó por más de 60 países, el recibimiento que se le hicieron gobiernos democráticos en su exitosa gira, quizás los más influyentes del mundo, significa a contrario el desconocimiento del usurpador Maduro quien todavía conserva el poder de facto, apoyado en unas Fuerzas Armadas corruptas e inmorales y un grupo de parásitos reunidos alrededor de unas milicias revolucionarias que según Cabello estarían armados hasta los dientes para repeler la invasión extranjera y a la población que les acompañe en esa aventura que podría convertirse, según el irresponsable de Juan Manuel Santos, en un nuevo Vietnam.

Lo quieran o no, lo digan o no sus medios, los oficiales y los parasitarios como Globovisión y otros, los días del régimen están contados y no creo que haya que ser un futurólogo consagrado o un pitoniso de renombre para asegurarlo. El país no aguanta más, los venezolanos se cansaron y no soportan más el hambre, la miseria, la discriminación, la persecución, la corrupción de la cúpula que gobierno y la humillación de estar sometidos, especialmente los militares que aún conservan algo de dignidad, por el régimen cubano que dirige el destino del país.





La salida no importa. Puede ser cualquiera, hasta una elección presidencial, desde luego, únicamente, bajo estrictas condiciones que garanticen los resultados y la transparencia, elecciones que reflejen la auténtica voluntad popular, en donde la trampa a la que nos habían acostumbrados puedan surgir de nuevo y además, en un proceso en que votemos todos los que estamos afuera, para lo cual habría que actualizar el REP y los mecanismos para votar.

El Presidente Interino reconocido por la comunidad internacional democrática, hasta por el gobierno español de Pedro Sánchez, que se sentía aislado por su indecisión influenciada por sus socios de Podemos, regresará a Venezuela y regresará por la puerta grande a pesar de las amenazas de detención y otras en contra de los asambleístas y políticos que le acompañen.

Su regreso no marca en sí la salida de Maduro. No podemos ser ingenuos. Estamos peleando con un grupo delincuencial de alto nivel y todo es válido, al menos de su parte. Es el momento de actuar con fuerza, con decisión, sin egoísmos, basados en la unidad que nos enseñaron los políticos de la democracia anterior, Betancourt, Caldera, Villalba y tantos que dejaron de lado sus apetencias personales, en el momento en que tenían que hacerlo para lograr el final de la dictadura.

Viene un momento determinante, pero difícil. El presidente Guaidó debe actuar como Jefe de Estado, promover desde la AN la renovación del CNE, cuanto antes; las reformas necesarias en el ente electoral que permita a todos los venezolanos, estén donde estén, poder votar. Luchar por una supervisión independiente, europea o de la OEA o de otras organizaciones instituciones internacionales que puedan garantizar la transparencia del proceso.

A eso le teme el bandidaje, pero no tienen otra alternativa y eso es quizás el mayor de los éxitos de la gira de Guaidó. Habrá una presión mucho mayor, definitivia, me atrevo a decir, sobre la dictadura para que abra el proceso y con ello el retorno a la democracia que tanto se espera en el mundo para estabilizar la región.

Habrá que pensar en la unidad, en la selección de candidatos, hasta en la integración de un gobierno de transición, de composición pluralista, del más alto prestigio nacional, que permita organizar, realizar y llevar a cabo y hacer efectivo el proceso electoral que todos los venezolanos queremos. Necesitamos la confianza adentro, entre nosotros; pero tambien confirmar la que nos ha brindado la comunidad internacional, pese a los erreores o desaciertos cometidos.

Antes, por supuesto, se impone el regreso de todos a la patria, como en 1958, cuando se abrieron las fronteras y los exilados regresaron a luchar por sus causas que en el fondo era una, hacer una Venezuela única, progresista, inclusiva, desarrollada, soberana y de todos.