Christine Beehler es una de los 1,202 pasajeros que llegaron al puerto de Miami a bordo del Coral Princess el sábado por la mañana.
Ella una de las afortunadas que podrá bajarse del barco, que ha estado en alta mar desde el 5 de marzo, cuando salió de Chile. Desde el 31 de marzo, Coral Princess ha estado aislada.
“Ha sido muy frustrante”, dijo Beehler. El destino original de Coral Princess era Port Everglades, pero la Guardia Costera de Estados Unidos negó su entrada a Fort Lauderdale.
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Alrededor de las 11:30am del sábado, después de que el enorme barco atracara en el Puerto de Miami, el primero de los pasajeros en estado crítico fue trasladado de urgencia al Hospital Larkin en Hialeah.
Un estadounidense y un australiano están ahora en cuidados intensivos en Larkin siendo tratados por el nuevo coronavirus. Otros dos pasajeros murieron a bordo del barco.
El capitán del Coral Princess hizo este anuncio a los pasajeros cuando el barco llegó al puerto. “Cualquier huésped con COVID-19, similar a la gripe o síntomas respiratorios permanecerá a bordo”.
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De los 1,020 pasajeros en el barco, 993 pueden irse a casa y 27 que están enfermos deberán permanecer en el barco y ponerse en cuarentena. De los 878 miembros de la tripulación, 840 están en condiciones de viajar y 38 tienen síntomas. Tendrán que poner en cuarentena a bordo del barco.
Beehler, que tiene 72 años y viaja solo, no puede esperar para llegar a casa en New Hampshire.
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“Solo quiero agradecer a Miami. Necesitamos estar aquí. Necesitamos irnos a casa. Necesitamos alejarnos de esta enfermedad”, comentó.