Desde hace un tiempo llamaron a este modus operandi la “operación Tun Tun”, básicamente porque a cualquiera le pueden, en el mejor de los casos, tocar la puerta los esbirros de la dictadura y llevárselo sin ningún tipo de orden judicial o respeto al debido proceso. Muchas veces las ordenes de captura son anunciadas por la televisión pública, como si los tribunales se hubiesen convertidos en cortes de inquisición trasmitidas en vivo y directo. Tras la privación ilegal de libertad viene el asesinato moral de la dictadura, también en el mejor de los casos, porque otros han sido asesinados y no solamente moralmente. La dictadura se encarga de quebrar moralmente a sus rehenes y a sus familias, la idea es que si salen con vida más nunca se atrevan a retar a la mafia chavista.
Pero como la impunidad no es para toda la vida, el destino se les devolvió. Los perseguidores ahora son perseguidos y no por cualquiera, nada más y nada menos que por la justicia estadounidense. Sus cabezas tienen precios y sus vidas están condenadas, en el mejor de los casos, a pasar unos cuantos años en una cárcel en el norte. Es lo que en redes sociales algunos han llamado la “Operación Trump Trump”, pero que está lejos de ser una política del gobierno de turno y se ha instalado como una política de Estado no solo en la principal potencia del mundo, en las mayorías de las naciones civilizadas que ven la permanencia del chavismo en el poder como una grave amenaza a la paz y a la estabilidad internacional.
La operación naval conjunta en el Caribe así lo demuestra y que se desarrolle en momentos donde el mundo en pleno lucha contra una pandemia es más que elocuente. Les llegó el momento que le tocaran la puerta, a ustedes que creyeron que el poder era eterno y que la justicia jamás llegaría. Cómo dicen en las películas policiales: están rodeados, entréguense antes que sea muy tarde, pero sobre todo, entreguen a sus rehenes: treinta millones de venezolanos que merecen ser libres cuanto antes.
@Brianfincheltub