Un warao pasó un día amarrado junto al cadáver de su compañero tras ser asaltado

Un warao pasó un día amarrado junto al cadáver de su compañero tras ser asaltado

Elena Navarro llora la muerte de su yerno, Merecio Torres, un warao de 25 años que fue asesinado por los criollos cuando salió a pescar en aguas del Orinoco / Correo de Caroní

 

Juan Beria, indígena warao, testifica cómo los criollos asesinaron a su compañero de pesca, Merecio Torres, en un asalto para quitarles el pescado y el tren, una prueba de que los waraos están siendo asaltados con regularidad.

Por Laura Clisánchez / Correo de Caroní





“¡Este es un atraco!”, contó Juan que escuchó decir a tres criollos que cada vez se acercaban más al sitio donde él y su compañero Merecio Torres de 25 años estaban pescando, en la laguna El Bañador, aguas del Orinoco, territorio de Macapaima. Era un sábado 11 de abril a las 9:00 de la mañana.

De inmediato Juan, warao de la comunidad de Cambalache como Merecio, soltó el tren de pesca que tenía en sus manos, y sintió un pinchazo en la oreja: uno de los criollos le había enterrado una puya durante el atraco. “Llévate el pescado, llévate los trenes, pero déjanos tranquilos, déjanos en paz”, decía asustado, pero los delincuentes se llevaron más que eso: mataron a su compañero de pesca.

Juan Beria sobrevivió después de pasar un día amarrado junto al cuerpo de su compañero de pesca / Correo de Caroní

 

Merecio intentó defenderse del asalto, y con canaleta en mano le asestó un golpe en la frente a uno de los asaltantes. Fue tal hazaña lo que marcó el final de sus días, pues resuelto a no dejar pasar la afrenta, otro criollo lo golpeó con saña en la nuca. Lo sometió de tal forma que pudo amarrarlo, meterle un pedazo de camisa en la boca y luego ahorcarlo con un mecate hasta arrancarle el último aliento de vida. Todo esto a 100 metros de la laguna a la que tantas veces fue con Juan a pescar, a buscar alimento para sus familias, la misma laguna donde pesca de 20 a 30 curiaras en promedio, diariamente.

Un sobreviviente de esa mañana, Juan Beria, lo recuerda: “Esa gente mató a este hombre como matar a un animal (…) a él lo matan casi encima de mí, lo mataron, lo ahorcaron con un mecate, y así está ahorita, como lo dejaron ellos ahí, amarrado ahí”.

Es que el cuerpo de Merecio, para el martes 14 de abril, aún yacía en Macapaima, territorio del estado Anzoátegui. Al ser un asesinato, le corresponde al Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) levantar el cuerpo, cumplir con la autopsia, entregarlo a la familia, y estos no cuentan ni con gasolina ni con dinero para trasladarse.

 

Beria mostró sus muñecas y piernas rotas por la fricción del mecate con el que lo amarraron de pies y manos junto al cadáver de su compañero | Fotos William Urdaneta

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