Luis Alberto Buttó: El significado de aquel Día D

Luis Alberto Buttó: El significado de aquel Día D

Luis Alberto Buttó @luisbutto3

No es una fecha redonda, de esas que se miden por decenas de años transcurridos, por haber ocurrido hace medio siglo, una centuria u otros períodos similares. Empero, dada su trascendencia, se impone la necesidad de recordarla, conmemorarla, tenerla presente. El 6 de junio pasado se cumplieron 76 años de uno de los más significativos días D de la historia, que en este caso todavía puede catalogarse de contemporánea: aquél en que se dio comienzo a la llamada “Operación Overlord“. Con su incursión de ese día por costas francesas, las tropas aliadas (británicos, canadienses, estadounidenses y franceses, entre otros) iniciaron la liberación de Europa Occidental, acción que cerca de un año después permitió concretar la consecuente y definitiva derrota del fascismo.

Operación militar de gran magnitud como pocas, la “Operación Overlord” impactó radical y positivamente el destino de la humanidad. Por este motivo, debe calificarse con absoluta propiedad de histórica, en especial en tiempos en que leer ciertas notas de prensa no sólo aburre sino que, incluso, resulta en afrenta a la inteligencia, porque la abrumadora escasez de imaginación, la ausencia de sindéresis y/o el desgano acomodaticio reinante en ciertas salas de redacción, conducen a la torpeza de que a múltiples eventos de poca monta se les titule de “históricos”. Así las cosas, abusar del vocablo en cuestión, termina siendo un irrespeto imperdonable al sacrificio desplegado por los hombres que desembarcaron en Normandía, por ejemplo.

Por supuesto, no viene al caso la narración de lo desarrollado en esa fecha. El tema es harto conocido, aunque, como corresponde, siempre puede profundizarse al respecto y seguramente se continuará haciéndolo. El punto es otro: cómo valorar adecuadamente la trascendencia de esa gigantesca movilización militar, en términos de elemento definitorio de las condiciones de vida experimentadas por la generación que vivió el momento y por las subsiguientes. En esta dirección, imaginemos por un instante la configuración del mundo posterior a la Segunda Guerra Mundial si el fascismo hubiese salido triunfante de tal conflagración. Al rompe, una culminante apreciación: la diferencia seria del cielo a la tierra. ¿Por qué? Huelga la explicación. Sencillamente, no tendrían vigencia las libertades que hoy en día constituyen realidad cotidiana para millones de personas en el planeta. Babosadas e iniquidades como la pureza de raza, la sociedad perfecta, el orden supremo, el liderazgo redentor, la disciplina social, y pare usted de contar ridiculeces que no por serlo pierden su esencia de elementos demoníacos, serían las coordenadas que trazarían un devenir signado por el sojuzgamiento de la especie humana.





Por eso, es irrenunciable la admiración por los más de 150.000 hombres que aquel 6 de junio de 1944 el destino plantó en Playa Gold, Playa Juno, Playa Omaha, Playa Utah y Playa Sword. Su arrojo, tan memorable y grandioso como el de los incontables que simultáneamente pelearon en otros espacios como el frente oriental europeo, Asia o África, hizo posible que el porvenir no fuese lo soñado por representantes del espanto como Hitler, sus secuaces y seguidores. La narrativa del empeño, la valentía, el sufrimiento y los logros de aquellos hombres, es por definición la narrativa de la supervivencia del mundo libre. Por consiguiente, escríbase cuanto se escriba, fílmese cuanto se filme, ellos nunca serán suficientemente honrados. Frente a hazañas como ésta el recuerdo deviene compromiso.

Es mucho, demasiado, lo que le debemos y seguiremos debiendo a aquel intrépido y resuelto salto sobre el mar y la arena de la victoria.

@luisbutto3