Los Runrunes de Nelson Bocaranda

ALTO: DESDE CABO VERDE
Todo pareciera indicar que la extradición del preso Alex Saab desde Cabo Verde a los Estados Unidos es una realidad. La defensa del colombiano, socio del régimen de Maduro en distintos sectores que van desde la alimentación hasta el oro, habría contratado en Miami un conocido bufete especializado en causas de acusados por tráfico de drogas y otros delitos graves.

La detención de dos individuos en Colombia y tres en Estados Unidos relacionados con Saab indica que el procedimiento en su contra estaría avanzando. El Attorney General de Florida designó ya un fiscal (¿T. González?) para el inicio del juicio. Los temores de suicidio u homicidio en torno al detenido influyen en acelerar su envío a los Estados Unidos. Veremos pues…





¿EN PELIGRO NUESTRO ESEQUIBO?
Reinaldo Figueredo, excanciller de Venezuela en el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez lanzó una alerta sobre el tema Esequibo: “Cuando fui canciller de la República tuve que ver con todo lo relativo a la controversia con Guyana en cuanto a la región del Esequibo. Ahora veo con gran preocupación e indignación que el gobierno ilegítimamente presidido por Nicolás Maduro ha resuelto, sin autoridad ni legalidad alguna, cometer los mismos graves errores en los que se incurrió durante la presidencia de Hugo Chávez. Afortunadamente se pudo en esa ocasión hacerle recomendaciones para que actuara en forma tal que no permitiera que corriera en peligro la salida del Orinoco hacia el mar”. Sigue…

¿EL DISPARATE DE LOS BUENOS OFICIOS?
Se ha pretendido ahora, sin la correspondiente legalidad ni menos autoridad legítima, mantener los buenos oficios. Ello requeriría que ambos países le hubiesen solicitado al Secretario General que fuese él, de su propia determinación o a instancia de una de las partes, que esto recayera sobre la Corte Internacional de Justicia.

Esto, a juicio de Figueredo, no solo es un disparate sino que podría conducirnos a instancias de elevada peligrosidad en nuestra región. Él dice: “Se trató, en la oportunidad que me correspondió como canciller, la de convenir en un mecanismo concebido, de común acuerdo, que se le planteara, con mi presencia por Venezuela y la del canciller guyanés Rashley Jackson, al Secretario General de la Naciones Unidas, entonces Javier Pérez de Cuellar, quien desde luego lo acordó. De ese modo se logró no solo desmantelar la fórmula del enviado especial de las Naciones Unidas, Diego Cordovés, sino convenir en la persona que ejerció el oficio de buen oficiante. La interpretación que públicamente he podido apreciar de Delcy Rodríguez es total y absolutamente errónea. Del artículo 33 de la Carta de Naciones Unidas uno no puede seleccionar lo que se desea excluyendo lo que no le gusta.

El Secretario General de la ONU sí puede escoger el método. Pero, en vez de hacerlo, lo que hizo fue dejar que lo solicitaran ambas partes. Delcy insistió en los buenos oficios y obtuvo anuencia, brindándole un lapso de un año para que se produjera tal resultado; se llegó incluso a señalar a un ciudadano noruego para que ejerciera esos buenos oficios. Como era de suponer, no se llegó a nada, hasta donde alcancé a saber, y ha sido entonces, por razones que desconozco, que surgió la decisión de llevar el caso a la Corte Internacional de Justicia.

Decir que se trata de un acto unilateral de Guyana, hasta donde alcanzo a apreciar, no solo es un disparate por cuanto fue nuestra la iniciativa de los buenos oficios al Secretario General, ello pudo llevarse a cabo sin la reticencia del gobierno de Guyana. Por ello el Secretario General acordó. La Corte decidirá con base en los argumentos que presente Guyana y la no presencia de Venezuela no solo no resuelve nada, sino por el contrario puede llegar a causarle al país y a la región problemas de impredecible magnitud”.

A PROPÓSITO DEL ESEQUIBO
El año pasado, en septiembre, hice una recopilación en Runrun.es de buena parte de lo que he venido escribiendo sobre la reclamación venezolana del territorio Esequibo en los últimos años. Al leerlo se darán cuenta de la falta de interés por parte de Hugo Chávez en ejercer dicha reclamación como lo exigen las realidades del país y no los deseos imbuidos en él por su idolatrado mentor Fidel Castro. Paso a paso hemos ido dejando al albedrío guyanés la posibilidad de que se queden con la zona reclamada.

MEDIO: ALERTA AZUL O ROJA
El muy ilustrado abogado venezolano Omar Estacio analiza los alegatos que el gobierno de Maduro ha hecho públicos en referencia a la detención de su más conspicuo socio en una múltiple diversidad de renglones: desde las Cajas CLAP de comida, hasta la ilegal exportación del oro, también ilícitamente extraído.

Cito unos de sus párrafos: “En la extradición de Alex Saab que se dirime actualmente, en la República de Cabo Verde, los letrados de la defensa han alegado que, en la fecha en que se produjo su captura, la única medida internacional contra el acusado era un “Alerta Azul”; y que no fue sino hasta el día siguiente cuando las autoridades locales recibieron una segunda notificación de Interpol, esta vez “Alerta Roja”, con pedido expreso de aprehensión de Saab.

Tales circunstancias, según los defensores, viciaría todo el proceso, por lo que la extradición a EE. UU. tendría que ser negada por los tribunales de Cabo Verde. Mutatis mutandi, lo mismo alegaron los defensores, de Ilich Ramírez (a) Carlos el Chacal después de ser capturado en Jartum, Sudán del Norte y, ulteriormente, puesto a la orden de la Justicia francesa.

El concepto male captus, bene detentius sumó solera y universalidad al ser acogido en la ya mencionada causa contra Ilich Ramírez por la respetable Comisión de DD. HH. de la Unión Europea (Expediente 28.780/95, pronunciamiento del 24 de junio de 1996). Hoy, su aceptación está muy extendida.

La captura, con base en un “Alerta Azul” de Interpol de cualquier persona solicitada por crímenes gravísimos, no configura male captus –lo veremos en los párrafos finales-. Pero aun en ese supuesto negado, al recibirse en Cabo Verde el “Alerta Roja” de Interpol dentro de las 24 horas siguientes a la captura de Saab y ponerlo de inmediato a la orden del juez, quedaron subsanadas las hipotéticas debilidades.

Al día de hoy los “Alertas Azules”, (Reglamento Interpol sobre Tratamiento de Datos, art. 88) pueden conducir de manera obligatoria a las autoridades a que retengan a los individuos peligrosos, como sería el prófugo de la justicia de EE. UU., Alex Saab.

Entre los Estados que han admitido los “Alertas Azules” como detonantes por sí solos de capturas, se encuentra Venezuela. Lo corroboran las siguientes sentencias de la Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia: 1) No 214, del 26 de julio de 2018, y 2) No. 365 del 13 de octubre de 2013. Esta última, copiada a la letra, es del tenor siguiente: “La Difusión Internacional Azul (Alerta Azul) que es una solicitud de INTERPOL a las policías de sus países miembros para que proporcionen información sobre el paradero y las actividades de una persona investigada. Algunos países pueden considerar la detención de una persona objeto de una ‘Difusión Azul’, aunque no se haya expedido una orden de detención nacional contra ella”.

¡Quién iba a decirlo! Tan obsecuente el TSJ –lo decimos con dolor-, y dos de sus jurisprudencias penden, en este momento, como guadañas judiciales sobre uno de los más conspicuos personeros de la narcotiranía que asola a Venezuela”. (@omarestacio).

¿NO ME ACUERDO?
Alex Saab ha tenido que sentir la “distancia kilométrica” que algunos personajes -otrora muy cercanos- han interpuesto con él.

El expresidente Juan Manuel Santos tiene el beneficio de la duda de haberlo conocido sorpresivamente en un acto del presidente Chávez, al firmar con Colombia un plan de construcción de viviendas. Y donde por vez primera Alex Saab daba cuenta de sus afanes mercantiles con el gobierno rojo rojito.

No fue lo mismo que lo negara, como una versión colombiana de Judas, la senadora Piedad Córdoba, quien alega no haberlo conocido, cuando fue ella misma la que lo presentó al canciller de Hugo Chávez, Nicolás Maduro, y con quien compartió un despacho en la sede del Ministerio de Exteriores, cedido por Nicolás.

En esa pequeña oficina también llegó a despachar el novel comerciante colombiano recién aterrizado en Caracas, hoy preso en Cabo Verde esperando el proceso de extradición a los Estados Unidos, que ya fue aprobado por las instancias judiciales del archipiélago africano.

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