Más allá del emporio industrial: Expertos se replantean el futuro de Ciudad Guayana

Más allá del emporio industrial: Expertos se replantean el futuro de Ciudad Guayana

El futuro de Guayana está en su capital humano, su capacidad turística y su potencia hidrológica. A sus 59 años, la segunda ciudad planificada de toda Latinoamérica ya no es el emporio industrial que soñó el general Alfonzo Ravard. Las empresas básicas hoy producen menos del 10% de su capacidad, pero quienes han visto desarrollarse a la urbe planificada concuerdan en que Guayana es más que acero y aluminio, tiene toda la capacidad de convertirse en la capital mundial del agua y en una potencia en turismo y agricultura al servicio de sus habitantes una vez que ocurra una transición política.

Por Laura Clisánchez / correodelcaroni.com





Su potencia hidrológica, capacidad agrícola y belleza turística la hacen una urbe única en Venezuela pese a ya no cumplir con su diseño inicial: ser una ciudad industrial.

Más que acero y aluminio

Ciudad Guayana es un puerto hacia el océano Atlántico y por ende una puerta hacia Europa, África y América del sur, a través de sus ríos Orinoco y Caroní. Una de sus cualidades más importantes es que tiene una posición geoestratégica que permite sacarle provecho al comercio marítimo, así lo explicó el doctor en formación, empleo y desarrollo, José María Fernández.

Aunque, desde que fue fundada, la perla del Orinoco nació para ser un emporio industrial por la riqueza de sus suelos, expertos como Fernández insisten en que su verdadera riqueza y capacidad de recuperación reposa sobre los hombros de la cantidad de profesionales que puede formar – cuando se recuperen las universidades que hoy están azotadas por el hampa y la migración de profesores- y su ubicación geográficamente estratégica.

La potencia del Caroní permitiría un desarrollo turístico y de áreas deportivas importante, podría convertirse en zona de navegación deportiva | Fotos William Urdaneta

 

“Lo más importante que ha acumulado es el talento humano, la capacidad de ingenieros, profesionales, médicos… esa capacidad que logró generar esta ciudad es el principal potencial que tiene y lo que la puede convertir en el centro y motor del desarrollo suroriental de Venezuela fundamentalmente basado en el conocimiento”, expresó Fernández.

La recuperación de Guayana pasa por repensar su diseño con base en el futuro porque tiene todo el potencial para convertirse en una ciudad post industrial, rescatando los valores de quienes contribuyeron con su planificación fundamentada en un modelo de desarrollo basado en acero, aluminio, hierro e hidroelectricidad.

“Hoy día tenemos que pensar en todas las potencialidades que tiene Guayana basadas y fundamentadas en su talento humano”.

Repensar la ciudad implica reconsiderar la agricultura, ganadería, la reserva forestal e industrias con base en nuevos modelos de avance tecnológico como la industria 4.0. “A lo mejor no se requiere tener una Sidor como antes, o unas industrias del aluminio como antes”, destacó Fernández.

Turismo y agricultura

Hace 15 años la Corporación Venezolana de Guayana (CVG), la Alcaldía de Caroní y la Gobernación del estado Bolívar plantearon un proyecto turístico para la ciudad que todavía no se ha llevado a cabo, aún acumula polvo en los registros de la corporación.

Entre esos proyectos destacan un parque acuático entre el Hotel Continental y el Club Punta Vista, y un muelle de aguas profundas para recibir cruceros en el malecón de San Félix, ninguno se ha concretado porque CVG no ha concedido los permisos. “Hay una serie de proyectos para esta ciudad hermosísimos que nunca se han terminado”, lamentó.

Entre esos proyectos destacan un parque acuático entre el Hotel Continental y el Club Punta Vista, y un muelle de aguas profundas para recibir cruceros en el malecón de San Félix, ninguno se ha concretado porque CVG no ha concedido los permisos. “Hay una serie de proyectos para esta ciudad hermosísimos que nunca se han terminado”, lamentó.

El experto asegura que el futuro de Guayana también debe apuntar hacia la agricultura en ambientes controlados, la ganadería intensiva y el manejo de los bosques de forma racional, científica y técnica para la preservación de las reservas de madera de toda Guayana.

El desarrollo agrícola es posible al margen del río Orinoco porque el alto caudal de baja velocidad del río permite la acumulación de materia orgánica a la orilla del río, que hace fértil los territorios cercanos, así lo explicó Pedro Acuña, presidente del Colegio de Ingenieros.

De esta forma Ciudad Guayana tiene la capacidad de autoabastecerse de alimentos. “Por eso es que tú te vas por ejemplo a Cambalache, y ves que se dan unas patillas de un tamaño que no es comercial, hay que pisarlas para que no sigan creciendo”, manifestó Acuña.

Además, el bajo Caroní permitiría un sistema de riego por gravedad que también contribuiría con la agricultura sin mayor gasto de energía porque no requiere rebombeo. “Ese caudal puede alimentar por canales de irrigación todo un sistema de riego continuo para producir alimentos porque Guri está a 270 metros sobre el nivel del mar y desemboca en el Orinoco, que tiene una altura menor, todo lo que esté por debajo de esa altura puede ser alimentado por gravedad”, explicó.

Hay quienes siguen creyendo en el potencial de Guayana, y siguen invirtiendo en ella, como el ingeniero industrial Víctor García que por 20 años fue director de la Federación de Industriales y ha invertido al menos 20 años de su vida en el turismo en Guayana, pues es dueño del balneario Playa Bonita, y de dos posadas turísticas que ya no están operativas.

García es de los que piensa que la industria metalúrgica y siderúrgica de Guayana puede y debe recuperarse, siempre con miras a compartir la palestra con el turismo y la agricultura. “Yo creo que hay que intentar recuperar lo que es posible recuperar”, manifestó.

Hace 15 años el industrial soñó con los 300 metros de playa que hoy es Playa Bonita, uno de los balnearios más grandes de Puerto Ordaz, con capacidad para 2 mil personas. Para él, impulsar la agricultura y el turismo en la ciudad es crucial para su futuro avance. “Guayana es rica en turismo y en biodiversidad, tenemos demasiadas bellezas, como para no aprovecharlas. Claro, era tan fácil trabajar con la materia prima que ya teníamos que nadie se preocupó por las otras cosas, pero debemos preocuparnos por lo que ya está hecho y aprovechar las otras cosas que tenemos”, concluyó.

Poderío hidrológico

El poderío hidrológico de los tres embalses del bajo Caroní hace de la Central Hidrológica Simón Bolívar la tercera represa más grande del mundo, con una capacidad instalada de al menos 15.000 MW de energía, aunque ahora produce menos de 6.000 MW de acuerdo con las estimaciones del Colegio de Ingenieros de Puerto Ordaz, y esta no es solo una fuente de energía que -con inversión- se traduciría en más energía para la producción industrial, sino en una fuente de oportunidades turísticas.

En Guayana fluyen los ríos Orinoco y Caroní, una reserva de agua dulce que Pedro Acuña está convencido de que es una de las zonas con mayor caudal de agua dulce del mundo, porque el río Orinoco es el tercer río más grande del mundo.

Guri tiene 135 mil millones de metros cúbicos de agua, es el embalse más grande de la región, y aunque opera a menos del 10% de su capacidad puede llegar a generar 15.000 MW de energía en condiciones normales | Foto cortesía

 

El ingeniero explica que, operando a su máxima capacidad instalada, el bajo Caroní estaría ahorrando 144.700 barriles de petróleo equivalentes por día, es decir, se estaría ahorrando una tercera parte de la producción de petróleo en Guayana, lo que sería un desafío de desarrollo sostenible factible porque también disminuiría la producción de dióxido de carbono (Co2) que sale de las industrias.

“El agua es, y seguirá siendo la energía que moverá al mundo durante muchos años”, subrayó. Para él, el potencial hidrológico puede sustituir a la industria de metales en la ciudad porque el agua es el recurso más importante que tiene y tendrá el mundo en el mediano y largo plazo.

Guri tiene 135 mil millones de metros cúbicos de agua, es el embalse más grande de la urbe. La potencia del Caroní permitiría un desarrollo turístico y de áreas deportivas importante, podría convertirse en zona de navegación deportiva, por ejemplo.

Pero el ingeniero plantea que más allá de eso la infraestructura hidrológica de Guayana se puede convertir en una universidad para el desarrollo del manejo químico y tecnológico, y para la producción del equipo necesario para su potabilización. “Tendríamos un dominio especial y extraordinario, una gran formación”.

El poder de Guayana no se limita al acero y al aluminio, todas sus capacidades convergen en la potencia de sus ríos, en aquel “río de acero negro pulido que entra como una daga limpia en el costado fangoso del monstruo de tierra del Orinoco marrón”, del que se inspiró Arturo Uslar Pietri.