Melissa Sáez: Foco País

La gente compra útiles escolares en una feria en Caracas el 11 de septiembre de 2019. – (Foto por Federico PARRA / AFP)

 

La tenencia de un foco en el liderazgo, bien sea liderazgo político o social, es fundamental. Éste debe ser bien delimitado, con objetivos y metas claras, con coherencia en la estructuración del mensaje y el discurso, ya que no basta con decir lo evidente; no basta con decir lo que se cree que la audiencia quiere escuchar. El foco nos ayuda a dar dirección a los que nos escuchan, generando confianza en el accionar de los líderes y haciendo posible visualizar el futuro con esa cadena de hechos que finalmente podrían conducirnos a la materialización del cambio.

Tener esa guía, nos ayuda como sociedad a fijar en nuestro imaginario el puerto al que debemos llegar, con el alcance de los distintos objetivos y metas trazadas. Los líderes, en el más profundo ejercicio del liderazgo, están obligados a convertirse en los mejores traductores de las necesidades del pueblo, por lo que el acceso a la información veraz, estadísticas y datos sociales, serán las más poderosas herramientas para la construcción de su mensaje; un mensaje que debe penetrar la fibra de los ciudadanos para caminar hacia un nuevo desarrollo social y la restauración de los valores  democráticos perdidos. Un mensaje con el cual podamos  superar el trauma que empezó en la década de los 80, bajo una simple necesidad de cambio en las estructuras y formas de poder y que hasta ahora vivimos como una pesadilla, pues al parecer no hemos sido lo suficientemente claros en  transmitir la urgencia de salir de este proceso.





Hoy corremos la suerte de un efecto contagioso que se multiplica cada vez más, donde la intranquilidad y la apatía de creer en la salida es lo que nos gobierna. Pero como aumentar la serenidad y la tranquilidad en un pueblo sobreviviente que ante la crisis pareciera desvanecerse y quedar sin acción alguna; quedar solo con la lucha continua, a duras penas, de llegar al final del día, donde no queda tiempo, ni voluntad para hacer más nada. Si el liderazgo desarrolla un mensaje claro, que se conecte con la realidad y fibra de la gente, podrá crear nuevamente  un precedente positivo donde renazca la fe y la confianza, logrando entender que necesitamos ser todos generadores de ese cambio.

Ojala hoy centremos el foco en la posibilidad de una sociedad conviviente, donde el individualismo tome en cuenta al otro, con respeto e inclusión de los diferentes grupos, donde tengamos la practicidad de resolver los problemas sin tomar posiciones extremas; por el contrario, ser  flexibles para la resolución de conflictos y crisis que se puedan generar, dándonos una capacidad de renovarnos en el tiempo según las demandas de la sociedad, lo que probablemente nos dificulte como pueblo recrear la necesidad de vivir revoluciones que no nos conduzcan al progreso y el bienestar. 

Tener fe que un día podremos amanecer siendo una sociedad sustentable, manteniendo una buena relación con el pasado, porque de él  hemos aprendido, y viviendo un presente que nos permita crecer y desarrollarnos de forma sana y armoniosa; eso sería el foco más idóneo para construir el mejor futuro.