Entre las mismas integrantes de los comités CLAP que habían sido llevadas a hacer bulto se escuchaba “atrás quedaron los tiempos de lo regalado”. Y es que Megasis no es más que una especie de bodegón caraqueño, pero propiedad de los Guardianes de la revolución iraní, cosa que por cierto, lo hace mucho más que un bodegón. Si, como lee, los Guardianes de la revolución, el mismo grupo que ha sido declarado recientemente como organización terrorista por los EE.UU. y no precisamente por ser vendedores de alimentos. El vínculo de los Guardianes de la revolución con megasis no es un invento mío, así fue revelado en una investigación hecha por el diario estadounidense The Wall Street Journal, la cual identificó como cabeza del conglomerado al empresario iraní, Issa Rezaie, quien por cierto debe haber visto en la Venezuela en ruinas, algo mas que no vio en ninguna otra parte del planeta: una oportunidad de oro ¿o uranio? para expandirse. ¿Un verdadero visionario no? Por mi parte, desconocía que habían tantos caraqueños que les encantara el champú de ajo o leer en persa.
Todos lo sabemos, lejos de venir a suplir la enorme necesidad en materia de alimentación que viven los venezolanos, la llegada de Megasis al país tiene otras intenciones muy distintas. Se trata de un mensaje claro que el régimen de los Ayatollahs le envíe al continente: estamos cerca y vinimos para quedarnos. Lo hacen en plena pandemia, donde los países de la región están sumergidos en enormes crisis internas y no hay tiempo para la agenda internacional. Ese es quizás el problema de nuestros gobiernos, no entienden que los enemigos de la democracia y la paz jamás descansan. Mientras los iraníes avanzan, el régimen madurista abandona su vieja consigna “hecho en socialismo” y adopta una nueva: hecho en terrorismo. Sálvese quién pueda.
@BrianFincheltub