Diez miradas sobre Estados Unidos, por Marta de la Vega @martadelavegav

En un momento difícil en las relaciones entre Venezuela y Estados Unidos, mientras se desarrollan en este país las últimas batallas de la campaña presidencial, sea por la reelección de Donald Trump, sea por el triunfo del candidato del Partido Demócrata Joe Biden, en medio de la agitación y la violencia con graves protestas callejeras en varias ciudades de la poderosa potencia, incitadas por la brutalidad policial convertida en práctica demasiado frecuente contra estadounidenses negros o afrodescendientes,  viva aún la herida del racismo contra el cual luchó Martin Luther King en la década de 1960, la nación de Abraham Lincoln no se doblega, aunque azotada en muchos flancos. Actualmente enfrenta catástrofes naturales como los destructivos huracanes e inundaciones en el este del país o los incendios devastadores en el oeste. Para colmo, la pandemia planetaria del covid 19, una de las cepas más contagiosas y agresivas del coronavirus, que se extendió desde China hasta el hemisferio occidental, tiene en jaque la economía mundial y en especial a los Estados Unidos, donde ha habido el mayor número de muertes y de contagios a escala mundial. 

A pesar de este panorama, el libro que acaba de aparecer nos demuestra que los Estados Unidos de América constituyen “un país clave en el tablero mundial, con sus fortalezas y limitaciones, no solo desde la perspectiva global y hemisférica, sino también desde su relación con Venezuela”, como sostiene en el prólogo Edmundo González, coordinador. Esta  edición conjunta de AB ediciones de la Universidad Católica Andrés Bello, del Instituto de Estudios Parlamentarios Fermín Toro y de la Fundación Konrad Adenauer, cuyo título es el mismo del presente texto, reúne 10 estudios, divididos en 4 áreas de investigación, que abordan distintas aristas del complejo fenómeno que configura el gigante del norte, el proceso político estadounidense, el modo como una democracia consolidada no deja por ello de enfrentar  fisuras e incertidumbres en relación con sus instituciones y por la presión de movimientos sociales muy críticos del statu quo, su desenvolvimiento en cuanto potencia mundial, los efectos de su política exterior,  su actuación en el escenario internacional y en especial de las  relaciones con América Latina.

De la sección 1, “La nación norteamericana”, el trabajo de Carlos Antonio Romero aborda “la dimensión doméstica de los Estados Unidos”, sobre todo desde el gobierno de Trump con sus repercusiones y secuelas externas e internas. El ensayo de Ramón Guillermo Aveledo sobre “la política exterior de los Estados Unidos. Factores incidentes en su formulación”, radiografía el proceso histórico de la construcción nacional y explica 3 rasgos fundamentales: excepcionalismo, moralismo y liberalismo, que le dan un carácter ético y misional a sus acciones internacionales. Una frase magistral sintetiza la mentalidad y cultura política   estadounidenses, de arraigo profundamente democráticas, más allá de posiciones imperiales que permanentemente se les imputan a sus gobiernos, aunque no busquen imponerlas. En cuanto al liberalismo, se trata del “credo básico liberal de derechos individuales, democracia, capitalismo y legalismo. La promoción de la prosperidad económica y los derechos individuales están en los pilares fundacionales de la República y siguen presentes, con los condimentos que los cambios sociales han traído consigo”. 





 

La sección 2 se ocupa de “Estados Unidos desde la perspectiva global”, con interesantes aproximaciones a la inserción americana en el marco de las relaciones internacionales; la sección 3 de “Estados Unidos y el escenario regional”, cuyo único autor, Emilio Nouel, en su texto “Estados Unidos y la integración del hemisferio americano”, concentra el interés desde una perspectiva histórica en las relaciones económicas y comerciales  de los gobiernos estadounidenses más relevantes desde su fundación y analiza el ambicioso proyecto integrador, el ALCA o Área de Libre Comercio de las Américas, su justificación y las causas de su resultado fallido en el continente americano.

La última sección se refiere a “las relaciones bilaterales de Venezuela y Estados Unidos” en la cual Edgardo Mondolfi, Luis Xavier Grisanti y Maxim Ross muestran distintas etapas, desde la Alianza para el Progreso, pasando por las vicisitudes en las relaciones petroleras hasta hoy, de la economía entre ambos países y los avatares de amor y odio que la recorren en la segunda mitad del siglo XX, después del Pacto de Punto Fijo y la restauración de la democracia con la visión a largo plazo de Rómulo Betancourt como hombre de Estado, hasta lo que va del siglo XXI bajo la férula del proyecto chavista. El militarismo populista del difunto teniente coronel ha logrado, pese a la resistencia ciudadana y las luchas cívicas por recuperar el Estado de derecho, la demolición de la república civil, democrática y libertaria que se desarrolló en Venezuela bajo el predominio de un Estado social de Derecho en su modalidad latinoamericana, dirigista, paternalista, proteccionista y asistencialista. El chavismo como metáfora del macabro simulacro de bienestar y prosperidad llevó a cabo la casi total destrucción del aparato productivo, exacerbando hasta lo grotesco los rasgos negativos de la herencia populista, complaciente y efectista más que efectiva o exigente, de una democracia política y social basada en la renta petrolera como pivote de la modernización económica del país.

Sin comprender el pasado y cómo se configuró Venezuela en diversos ámbitos del siglo XIX a nuestros días no es posible transformar el presente. Para lograr este reto la lectura del libro que reseñamos es obligatoria.