La matanza de visones acorrala al gobierno de Dinamarca

La matanza de visones acorrala al gobierno de Dinamarca

Cientos de visones son enterrados en una fosa en un área militar cerca de Holstebro, en Dinamarca. Foto archivo: EFE/Morten Stricker/Dagbladet Holstebro Struer/Jysk Fynske

 

En los países nórdicos, las grandes cuestiones de Estado (Defensa, Inmigración, Energía) alimentan el debate ideológico, pero difícilmente desestabilizan el país. Lo que verdaderamente hace tambalear estas sociedades y sus gobiernos es la mentira, o más bien la desconfianza. Antti Rinne, ex primer ministro finlandés elegido en las urnas en abril de 2019, se vio obligado a dimitir seis meses después por haber presuntamente omitido información al Parlamento sobre las causas de una huelga de carteros del servicio público de correos, Posti, como consecuencia de una reforma laboral que iba a acarrear despidos. Esta vez ha sido el gobierno danés el que se ha visto al borde del precipicio a cuenta del sacrificio de unos 17 millones de visones como medida excepcional para prevenir la expansión de una mutación de la covid-19 entre humanos que podría poner en peligro la efectividad de la futura vacuna. Con la dimisión forzada del ministro de Agricultura, Mogens Jensen, por haber autorizado la matanza sin base legal, Dinamarca vive estos días un escándalo que se anuncia largo: el #minkgate (#visóngate).

Por La Nación





Que las granjas de visones están siendo escrutadas con lupa por su propensión a la expansión del coronavirus debido en parte a las condiciones de hacinamiento en las que viven estas criaturas es un hecho en toda Europa. Pero en Dinamarca, un país con casi seis millones de habitantes, la medida fue un balde de agua fría porque es el primer productor y criadero de visones del mundo, con China casualmente como principal cliente. Su millar de granjas emplea directamente a 3000 personas que, como Peder Elbek Pedersen, de 65 años, se quedaron desempleadas de la noche a la mañana.

“La decisión [del sacrificio] fue estúpida, se tomó demasiado rápido”, cuenta al teléfono este veterinario de Aarhus, en el norte del país. Ni sus colegas ni él entienden en qué se basó el gobierno para ordenar el exterminio de toda la población de visones, y no solo de aquellos que habitaban las 284 granjas infectadas, según datos de FurEurope, una organización paraguas que engloba a los productores de pieles de animales, lo que representan entre el 25% y el 30% del total del país.

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