Dos ejemplos de rebelión cívica, por Gehard Cartay Ramírez

Dos ejemplos de rebelión cívica, por Gehard Cartay Ramírez

Gehard Cartay Ramírez

 

 

A pesar de la propaganda del régimen, de algunos análisis de pacotilla y ciertas voces agoreras, la Consulta Popular auspiciada por la Asamblea Nacional ha sido un evento realmente positivo.

Por Gehard Cartay Ramírez

De entrada, por supuesto, hay que advertir que no fue convocada para salir “ya” del régimen chavomadurista. No han faltado, por supuesto, quienes alegan que no logrado lo anterior (que nadie esperaba, insisto), se evidenciaría entonces su “fracaso e inutilidad”. Eso es lo que dicen algunos exagerados, los que siempre hablan de que “los marines gringos no vendrán” y que por ello es preferible “votar como sea”.

Son los mismos exagerados que culpan a Guaidó y al parlamento actual “por no haber hecho nada” para salir del régimen, como si eso fuera tan fácil como “pelar una mandarina”. Afirmo esto, por supuesto, sin omitir los gruesos errores de conducción y de estrategia que se han producido.

No dudo que hay algunos que andan por allí ofreciendo traer a los marines, como si fueran sus jefes, pero los venezolanos razonables no están creyendo en ficciones. Por ello, persisten en su resistencia a la dictadura, y aunque esa lucha -como toda lucha- tiene altas y bajas, bien saben que de esta tragedia sólo saldremos por nuestra propia cuenta, con el acompañamiento internacional que, desde afuera, pueda ayudarnos.

Reducidas así las cosas a sus justos términos, insisto en que la consulta popular del pasado sábado 12 de diciembre fue un evento que arroja resultados importantes.

Lo primero que hay que destacar es la concurrencia espontánea, decidida y emotiva de más de siete millones de venezolanos, algunos de ellos a través de las redes sociales, y la inmensa mayoría de manera presencial, depositando su código aprobatorio o manifestando su conformidad en los puntos establecidos al efecto en toda Venezuela.

Se trata de un gesto de coraje y firmeza que hay que valorarlo en sus justos términos, sobre todo porque muchos de los críticos de la Consulta Popular ignoran, o tal vez olvidan, las presiones de todo tipo que la dictadura hizo para impedir la participación de la gente en este evento: desde amenazarlos con quitarles los bonos miserables que como migajas reparte el régimen y las bolsas del Clap; así como destituir a los empleados públicos, hasta la negativa de simples trámites administrativos a quienes se atrevieran a concurrir al evento del pasado seis de diciembre.

Pero esas amenazas de nada sirvieron. Millones de venezolanos las desafiaron, conscientes como están de que todos esos paliativos insuficientes no son más importantes que cualquier esfuerzo para salir de la dictadura actual. Por eso fue una indudable demostración de movilización opositora, simultánea en todos los pueblos de la geografía nacional, lo cual no es poca cosa, al igual que un masivo acto de rebelión civil. Y esto es fundamental señalarlo, porque complementó así la ausencia de la gran mayoría de los venezolanos en las pretendidas elecciones parlamentarias, apenas unos días antes. Se trata, sin duda, de dos ejemplos de rebelión cívica que nadie debería ignorar.

Porque el marcado contraste con los funerales electorales del régimen y sus socios, signados por el estruendoso fracaso del pasado seis de diciembre, constituye el otro elemento de comparación que debe destacarse. Claro, no faltarán tampoco quienes digan que nada de eso sirve si no salimos de este nefasto régimen. La diferencia está en que algunos de quienes dicen eso no se incorporan al combate, sino que siguen sumidos en las trincheras de su pesimismo y desaliento. Afortunadamente, son muchos más los que siguen en la lucha.

Además, se menosprecia algo fundamental también: el esfuerzo de logística, organización y convocatoria que trajo aparejada la Consulta Popular, en medio de grandes carencias y dificultades de todo tipo, que se superaron en buena medida gracias al tesón de miles de dirigentes y activistas populares. No es poca cosa, por cierto.

El hecho cierto es que el pasado sábado 12 de diciembre más de siete millones de venezolanos salimos a reafirmar en la Consulta Popular nuestro rechazo a la dictadura y a ratificar ante el mundo, y ante nosotros mismos, la urgencia de producir un cambio cuanto antes en nuestro país. Que ahora algunos traten de desmerecer ese esfuerzo colectivo llevado adelante a pesar de las amenazas, las presiones y la violencia abierta en algunos casos, no le resta un ápice de valor a este evento tan trascedente.

Vendrán otras etapas en esta lucha por Venezuela. La oposición mayoritaria que acaba de realizar la Consulta Popular deberá tender puentes hacia otros sectores, por encima de la mezquindad de algunos y el resentimiento de otros, pues lo que viene no será fácil -como no lo ha sido hasta ahora- y requerirá de un consenso cada vez mayor, donde todos los opositores somos necesarios, aunque ninguno sea imprescindible. La lucha continúa.

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