Manuel Barreto Hernaiz: Unos Derechos Humanos virtuales

“Los derechos humanos poseen la cualidad del rostro de Jano: es decir, una doble cara moral y jurídica que nos sitúa en una inaudita tensión entre lo ideal y lo real”.
Jürgen Habermas

Tanto la constitución y puesta en marcha de las Naciones Unidas como la Declaración Universal de los Derechos Humanos del 18 de diciembre de 1948 fue la respuesta que todos los países que conformaban esa incipiente institución, le daban a aquella dantesca guerra y a los horribles y masivos crímenes perpetrados bajo el régimen totalitario nazi. Sin embargo, tres años antes, desde ese momento en el cual se instala el Tribunal de Nuremberg, en 1945, el término Derecho Humano aparecía en cada interrogatorio, en cada ponencia, en cada conferencia. Esos derechos humanos, que de acuerdo a lo contemplado por las Naciones Unidas, son los derechos que tenemos básicamente por existir como seres humanos; no están garantizados por ningún estado, y son inherentes a todos nosotros.

Sin embargo y desde aquel entonces, han sido tanto violados como ratificados de manera recurrente, y tengamos siempre presente que los derechos humanos son subversivos para todas las dictaduras.





Así las cosas y tal vez siguiendo el guión o la cartilla de esa costosa sala situacional del régimen, en una intervención virtual durante la inauguración de las sesiones del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, Maduro expresó que Venezuela afronta más de 450 medidas punitivas que buscan “ejercer una presión desmedida y una persecución en su contra, con el fin último de provocar un cambio de gobierno…”

Recordemos entonces ese 5to artículo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos que contempla «Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles»…

Y para indagar a propósito de ese artículo, la Misión Internacional Independiente de Investigación sobre la República Bolivariana de Venezuela, integrada por Marta Valiñas (presidenta), Francisco Cox Vial y Paul Seils, se estableció en virtud de la resolución del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, el 27 de septiembre de 2019.

Su mandato de un año fue investigar las ejecuciones extrajudiciales, las desapariciones forzadas, las detenciones arbitrarias y la tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes cometidos en Venezuela desde 2014. Los expertos no pudieron visitar Venezuela debido a la ausencia de respuesta gubernamental pese a las reiteradas solicitudes, además de las restricciones de viaje impuestas por la pandemia de COVID-19.

Sin embargo, consiguieron 274 entrevistas a distancia con víctimas, testigos, familiares, exfuncionarios estatales, abogados, representantes de organizaciones no gubernamentales y personal internacional. También analizaron una serie de documentos confidenciales.

Los responsables del análisis indicaron que las autoridades estatales de alto rango “tenían y ejercían el poder con la supervisión de las fuerzas de seguridad y los organismos de inteligencia identificados en el informe como responsables de esas violaciones”. Además señalan que tanto el presidente Nicolás Maduro como los ministros de Interior y Defensa estaban al tanto y que “dieron órdenes, coordinaron actividades y suministraron recursos en apoyo de los planes y políticas en virtud de los cuales se cometieron los crímenes… Las fuerzas de seguridad venezolanas han planificado y ejecutado desde 2014 graves violaciones a los derechos humanos, algunas de las cuales – incluidas las ejecuciones arbitrarias y el uso sistemático de la tortura – constituyen crímenes de lesa humanidad” Las fuerzas de seguridad venezolanas han planificado y ejecutado desde 2014 graves violaciones a los derechos humanos, algunas de las cuales – incluidas las ejecuciones arbitrarias y el uso sistemático de la tortura – constituyen crímenes de lesa humanidad”

Los responsables del análisis indicaron que las autoridades estatales de alto rango “tenían y ejercían el poder con la supervisión de las fuerzas de seguridad y los organismos de inteligencia identificados en el informe como responsables de esas violaciones. Además señala que tanto el presidente Nicolás Maduro como los ministros de Interior y Defensa estaban al tanto y que “dieron órdenes, coordinaron actividades y suministraron recursos en apoyo de los planes y políticas en virtud de los cuales se cometieron los crímenes…”

Este informe, desmentido de inmediato por el régimen, parecería un relato de Bosnia, una película de la Camboya de PolPot o un documental del Irak de Hussein, pues la retórica de los derechos humanos ya en nuestro país es una palabrería desgastada que se la lleva el viento.

Pero como los rusos también juegan – disculpen quisimos decir los bielorrusos- recientemente nos visitó Alena Douhan, relatora especial de las Naciones Unidas sobre los efectos negativos de las medidas coercitivas unilaterales en el disfrute de los Derechos Humanos. En quince días pudo percatarse la abogada bielorrusa, de las aristas de la crisis económica y la emergencia humanitaria compleja que enfrenta Venezuela son consecuencia directa de las sanciones que desde hace cuatro años se aplican a funcionarios, empresarios e instituciones ligadas al régimen de Nicolás Maduro. Problemas de larga data en el país como la hiperinflación, la devaluación de la moneda y su respectivo impacto sobre el salario de los venezolanos se deben a un supuesto cerco financiero al país.

Sin embargo nuestro buen amigo Carlos Ñáñez, profesor de economía de la Universidad de Carabobo nos aclara que “en el 2017 antes de las sanciones ya la caída del PIB se ubicaba en 46%; la hiperinflación dio inicio en noviembre de aquel 2017 y veníamos sufriendo de un vórtice de hiperinflación previa. Indicar que las sanciones son la causa de este desastre es exculpar al régimen de su responsabilidad histórica y contribuir con la narrativa oficial fomentando la posverdad y allanar el camino de la dominación, una laguna del inconsciente en la cual estaríamos atrapados como colectividad”

En tanto que Jürgen Habermas, sostiene que en la política de derechos humanos de las Naciones Unidas se observan dos tendencias opuestas: por un lado, una dinámica de expansión de los derechos humanos y, por otro, el surgimiento de enormes efectos de rechazo cuando se intenta imponerlos globalmente.

Concluimos con una reflexión muy pertinente al tema tratado hoy, del dramaturgo, poeta y político checo Vaclav Havel, quien formó parte de la famosa Carta 77, en tiempos de tinieblas, cuando el comunismo atenazaba a la antigua Checoslovaquia con situaciones muy similares a las que vivimos actualmente en Venezuela. Havel dio su nombre al premio internacional a la defensa de los derechos humanos.

“Como el régimen es prisionero de sus propias mentiras, debe falsificar todo. Falsifica el pasado. Falsifica el presente y falsifica el futuro. Falsifica las estadísticas. Finge no tener un aparato policial omnipotente y sin principios. Finge respetar los derechos humanos. Finge que no persigue a nadie. Finge no temerle a nada. Finge que no finge nada”.

Manuel Barreto Hernaiz