“La mano de Dios”, sorprendente técnica que consuela a pacientes con coronavirus

Foto archivo por Amanda Perobelli / Reuters

 

En las redes se ha hecho viral la imagen de una mano estrechada por un par de guantes quirúrgicos que fue tomada en la cama de un centro hospitalario y que ha sido popularmente llamada ‘La mano de Dios’.

Por RT





A pesar de que la foto ha circulado recientemente, la idea surgió cuando la enfermera brasileña Lidiane Melo, de 36 años, tuvo que poner en práctica una solución rápida y efectiva en un turno complicado lleno de pacientes que ingresaron a la emergencia de un hospital de Isla del Gobernador, una región del norte de Río de Janeiro, el pasado año.

La trabajadora sanitaria previamente había intentado, sin éxito, varias soluciones para conseguir medir la saturación de oxígeno de un paciente con un oxímetro, que se pone en la yema de un dedo, recoge Globo.

Explicó que al darse cuenta de que la mano del paciente contagiado con covid-19 “estaba muy fría”, intentó calentarla con algodón ortopédico y una venda “pero no funcionó” porque “la circulación no mejoró”. También pensó mojársela con agua tibia, pero ante el riesgo de contaminación descartó esa opción.

Mientras trataba de encontrar una solución, pensó “un poco más” e introdujo el agua tibia dentro de un par de guantes quirúrgicos y se los envolvió en la mano.

Al pie de la imagen que se hizo viral, escribió: “Hice este guante con agua caliente para mejorar la perfusión de mi paciente y ver mejor la saturación, y espero que sienta que alguien le está tomando la mano”.

Esta idea sirvió y a los tres minutos pudo medir la saturación de oxígeno e indicar el tratamiento.

“La mano de Dios”

Esta misma técnica que improvisó le funcionó para otro caso donde una mujer internada, que se encontraba muy agitada, necesitaba de compañía mientras la intubaban en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).

La paciente no permitió que la sedaran y les dijo a los que la atendían que no podían dejarla morir porque estaba a cargo de dos hijas y dos nietas. Tras una conversación, le pidió a la enfermera que le tomara la mano, a lo que Lidiane respondió que no podía hacerlo porque había otras personas que atender. Sin embargo, prometió hacer algo.

“Hice la manita, ella se calmó, dijo que parecía que yo la estaba tomando de la mano, y dije que no era la mía, que debía pensar que era la mano de Dios, que iba a ayudarla a salir de allí”, recuerda.

La paciente se curó y Lidiane, que dice ser una apasionada de lo que hace, aplicó esta misma técnica en otras oportunidades.