El empleo formal en Venezuela se ha contraído un 84% en 13 años

El empleo formal en Venezuela se ha contraído un 84% en 13 años

Un hombre revisa una oferta de trabajo en una página web de empleos el 17 de marzo de 2021, en Caracas (Venezuela). Un profesional venezolano que esté agobiado por la crisis económica en su país puede buscar y conseguir numerosas ofertas de empleo con “empresas internacionales” que están a la caza de mano de obra calificada. El dilema se presentará una vez descubra que los salarios están por debajo de los 100 dólares al mes. EFE/ Rayner Peña

 

De cada 100 ofertas laborales que habían en Venezuela en 2002, en la actualidad tan sólo hay 10, una décima parte del empleo formal debido a la contracción prolongada que han tenido las empresas productivas, la abrupta caída de la exportación petrolera y una migración forzada de casi seis millones de venezolanos. Así lo determina el Índice de Empleo o de Talentos que registra la firma Econométrica, a través del análisis de datos a portales web como Boomerang, Computrabajo, Linkedin, Empleate.com y avisos clasificados de periódicos como El Universal, a lo largo de 17 años, ante la ausencia de datos oficiales del Instituto Nacional de Estadísticas.

Por Ana Uzcátegui | LA PRENSA DE LARA





Alejandro Castro, gerente de Operaciones de Econométrica, explica que se está cumpliendo la teoría económica conocida como Ley de Okun, que establece que a medida que cae la actividad económica, las empresas dejan de demandar talento humano, aumenta el desempleo y se dispara la pobreza.

“Ha habido tres períodos de fuerte contracción de empleo desde que el chavismo gobierna. El primero fue de 2002 a 2003, tras el paro petrolero”, refirió. Al respecto, José Toro Hardy, economista, ha indicado en sus redes sociales que en ese lapso de tiempo solamente en Pdvsa fueron despedidos 20 mil trabajadores, todos con más de 15 años laborando, que juntos sumaban la cifra de 300 mil años de experiencia para la industria petrolera.

Otro período de fuerte contracción lo experimentó el país en 2008, durante la crisis financiera internacional. “Es el período que se conoce como la crisis de las hipotecas, que repercutió el mercado mundial. En el caso de Venezuela los precios petroleros cayeron y se perjudicó el ingreso fiscal”, expresó Castro.

Pero el período más prolongado de caída de la oferta del empleo ha sido de 2013 a 2020, este último año de casi paralización total por la pandemia, donde de acuerdo al Fondo Monetario Internacional el país perdió el 83% del tamaño de su economía.

“La última vez que Venezuela registró mayor demanda de empleo fue en 2008, antes que comenzara la crisis financiera internacional. Desde ese año hasta septiembre de 2021, se ha perdido el 84% del índice de empleo. El sector económico que más bajas ha tenido en las vacantes de talento humano, ha sido el petróleo, minería y gas por el proceso de desinversión que ha experimentado la industria, repercutiendo en la caída de la producción”, precisó Efraín Almeida, investigador de Econométrica.

Al respecto, el economista, Jesús Casique, señala que en el caso de Pdvsa la ruina es tal que en el año 1998 cuando Hugo Chávez llegó al poder, el país producía tres millones 120 mil barriles de petróleo diariamente, ahora no supera los 600 mil barriles diarios, por lo tanto Venezuela no está aprovechando el boom petrolero que ha surgido desde mediados de este año en el mundo, donde el precio del barril se cotiza en 83 dólares, según la Cesta OPEP.

El segundo sector económico más afectado es el industrial. El país ha perdido en 20 años 11.198 empresas, según Casique, tan sólo quedan 2.121 activas, que apenas trabajan al 25% de su capacidad.

Éxodo masivo
Cuatro años de hiperinflación y la destrucción del valor del Bolívar por las erradas políticas económicas implementadas por Nicolás Maduro, han disparado la migración de venezolanos.

“Con la migración, Venezuela ha perdido su bono demográfico, es decir, la mayoría de la población económicamente activa que va de 15 a 60 años se ha ido del país quedando más población dependiente, como niños y ancianos que no aguantan una carga laboral”, refirió Alejandro Castro, economista.

De acuerdo a la Encuesta Condiciones de Vida (Encovi), elaborada por la UCAB, la UCV y la Universidad Simón Bolívar, la nación iba a tener una ventana de oportunidades laborales y productivas desde el año 2000 hasta 2045, porque se venía registrando una reducción de la tasa de natalidad, lo que representaba menos demanda de recursos del Estado.

“En cinco años se perdieron casi 3 décadas que quedaban de bono demográfico, porque el 65% de valor de dependencia demográfica de los adultos mayores que debía alcanzarse en 2045 se obtuvo en 2020. Hemos llegado al final del período del bono demográfico sin haberlo disfrutado”, declaró Anitza Fréitez, coordinadora de la Encovi, en el portal informativo Efecto Cocuyo. Precisando que esto se debe fundamentalmente a la salida del país de muchos jóvenes que hoy están aumentando el crecimiento económico de otras naciones de Latinoamérica.

Según el economista, Efraín Almeida, la fuga de capital humano de personas con alto nivel educativo, formación y sobre todo experiencia, ha hecho que ahora las empresas estén contratando en su mayoría a personas recién egresadas de la universidad, en un rango de edad que oscila entre los 20 a 25 años. “Estos jóvenes han tenido que asumir, incluso vacantes que habían quedado vacías a nivel gerencial, que deberían estar siendo ocupadas por personas con mayor preparación, pero ha sido una herramienta usada por las empresas para la sostenibilidad operativa”, expresó.

“El Gobierno cree que a través de bonos y dádivas se puede resolver el problema laboral y eso ha ocasionado que buena parte de la mano de obra calificada se haya ido, beneficiando a otras naciones desde el punto de vista tecnológico y educativo, arruinando la calidad de la producción, ocasionando que florezca la buhonería, la economía informal, que a pesar que ayuda en el sustento de las familias venezolanas, no crea crecimiento económico”, opinó el economista, Édgar Urbáez.

La fuerza laboral en el sector del plástico en Venezuela se ha contraído 72% desde el año 2008, según informó Khalil Nasser, presidente de la Asociación Venezolana de la Industria del Plástico (Avipla).

“En 2008, el sector plástico tenía 870 empresas en Venezuela. Las últimas se crearon en la frontera con Colombia, en Zulia y San Cristóbal. En esa época, el sector producía 230 mil toneladas anuales de plástico y generaba 57 mil empleos. Ahora hay 300 empresas activas diariamente y las demás trabajan de manera intermitente. Apenas se generan 16 mil empleos, produciéndose 25 mil toneladas de plástico al año”, informó. Las empresas de plástico están operando entre el 8 y el 15% de su capacidad instalada.

En el 2014 comenzaron a tener problemas para adquirir materia prima, cuando Pequiven, filial de Pdvsa dejó de producir parte de 36 productos de alta calidad para la industria del plástico por falta de gas. Al disminuirse la extracción de petróleo, disminuyó la producción de gas en el país.

“Tuvimos una crisis por materia hasta que con la llegada de la pandemia solicitamos al Estado que nos permitiera importar la materia prima para seguir activos. Eso se logró hacer y ahora no tenemos escasez de plástico, ya que importamos el 85% de la demanda nacional, la mayoría de esas importaciones se hacen en Estados Unidos”, explicó.

El principal inconveniente ahora es que hay una competencia desleal con los productos terminados que están llegando sin pagar aranceles.

“Están permitiendo la entrada de productos plásticos de Colombia y otros países. Con la caída de la producción de Pequiven nos quitaron el oxígeno. Luego nos recuperamos, volvimos a surtir el mercado y estábamos bien. Pero ahora necesitamos que le apliquen el arancel previstos en ley a todos los productos plásticos terminados que están entrando a Venezuela, porque aquí lo podemos fabricar, salvo algunos productos para el sector de medicamentos y clínicas. ¿Por qué tienen que traer empaques de arroz de Colombia, si lo podemos hacer aquí?”, exclamó.

Afirma que la industria nacional no tiene cómo competir con países como Colombia, cuyas empresas laboran al 60%, sin problemas de escasez de combustible ni fallas eléctricas.