José Machillanda: La guerra

José Machillanda: La guerra

La guerra es el choque natural entre elementos de daño y defensa del que disponen dos poderes sociales del Estado que se encuentran en oposición de intereses, tal como lo explica Villa Martín. La guerra decretada por Rusia estremece al mundo, así como a múltiples e importantes actores globales que se dilatan en análisis prospectivos para reconocer sus impactos geopolíticos, geoeconómicos y estratégicos, con la gravedad que permea este grave conflicto. En consecuencia, reconocer los aspectos referidos a la guerra como la seguridad y la injusticia es la tarea dialéctica propia de quienes representan el poder político, que de manera simplista han tomado lo que se llama el poder político de Rusia.

La guerra hoy en el siglo XXI debe ser entendida como una amenaza para cualquier grupo social, habida cuenta sus características y capacidades para encima de la confrontación táctica-militar y el grave daño que padece una sociedad por la vía de la táctica al generar grave daño en espacios distantes y en áreas diferentes, como son la economía, las relaciones internacionales y -en especial- la geoestrategia en el inmediato futuro. Venezuela como país democrático, con una ubicación de basto interés estratégico, además de una producción petrolera importante, con una trascendente dificultad en el costado nor-sur-occidental y el costado norte tiene que darle la importancia que significa la guerra de Rusia. La guerra de Rusia nos muestra la invasión, deja claro lo que significa la confrontación y evidencia las consecuencias de esa guerra en la geopolítica y la geoestrategia dentro de este mundo globalizado.

El belicismo mostrado por Rusia revela que todo Estado -por este hecho de grave connotación- proceda a revisar su seguridad y, mediante métodos específicos, pueda esclarecer su situación en la complejidad que implica la guerra, cómo pudiera proyectar en dirección inimaginable propia de todo conflicto posmoderno. El belicismo del siglo XXI está anclado en la híper-tecnología y en las agrupaciones de Estados según su credo político, además de intereses geoeconómicos que, al colocar la guerra como instrumento de defensa, obliga a entender la necesidad de ponerle límites. Es allí cuando se sostiene que la guerra como fenómeno político no tiene límites, sino extremos. Impone a los Estados y a sus naciones la necesidad de una clara comprensión y gran prudencia, en especial en el caso específico de Venezuela.





El Estado venezolano y su gobierno encuéntrense en el continente americano y su realidad está vinculada a la más importante potencia nuclear del mundo en cuanto a la economía y a la técnica, lo cual determina una conducta de responsabilidad, previsión e inteligencia ajustada la Ciencia Política, especialmente la Geoeconomía. El Estado venezolano tendrá que definir un modo de reacción. Modo de reacción que tiene que comprender no quiero o quiero la guerra, sino el Estado defina ese modo de relación. Quienes son responsables por el Estado venezolano hoy tendrán que emplear la Ciencia Política y la Geoeconomía, pero también la Geoestrategia, tendrán que utilizar a sus expertos para tomar el mejor camino con la mejor resolución frente a la complicada realidad, como la que se corresponde con la situación de guerra internacional que conmueve a mundo con sus gravísimas consecuencias.

El Estado venezolano frente al mundo real tiene que tener en cuenta que la guerra de Ucrania es compleja por sí misma, lo cual merece ser visto como una referencia que requiere estudio, necesita análisis para que cualquier decisión no comprometa al Estado-nación sin un previo análisis, sin un previo estudio prospectivo de esta complejidad. Cualquier declaración por parte de alguna autoridad del Estado venezolano, frente a esta delicada situación de muerte y dolor, debe ser previamente analizada. Por lo tanto, el Estado tiene que considerarse bajo la óptica de la ciencia que aproxima el estudio de la guerra, estudio multidisciplinario, estudio que prevén las organizaciones internacionales, estudio que conduce al surgimiento de voces que puedan aproximar la posición del Estado venezolano.

Cualquier otra exposición y/o anuncio realizado por diferentes vías, resulta contrario al pensamiento del cuerpo socio-político venezolano, ya que por incapacidad o ignorancia pudiera haber orillado los estudios sobre conflicto, sobre la ciencia que auxilia al pensamiento y el saber que es la polemología, que se ocupa el problema bélico. La conflictología y la tarea de ese grupo de trabajo multidisciplinario sería la única forma que permitiría que el Estado venezolano, jamás y nunca ningún otro actor o grupo, pudiera expresarse en cuanto al conflicto que ha venido ocurriendo en espacios distantes a Venezuela, que nada tienen que ver con la república, su democracia y la complejidad de ese tema hoy, convertido en un elemento medular y crítico en Europa, totalmente distinto a lo que pueda acontecer en el territorio americano.

Esta guerra de Ucrania, brutal, dolora y destructiva impone a los gobiernos democráticos del globo se enfrenten a la delicada controversia entre Rusia y otros Estados. Las democracias, en especial la venezolana, tienen que tener profundo juicio y responsabilidad frente a la necesaria conducta que resguarde y defienda el territorio, pero además están impuestas de entender de geopolítica y relaciones internaciones. Obliga a quienes gobiernan tengan la precisa responsabilidad en el saber sobre la guerra, así como en el qué y cómo de la guerra, contenidos que deben ser estudiados en función de la conflictología, para que con ese saber, puedan ser inteligentes y oportunos en su función de gobierno en explicar, enunciar la posición del Estado venezolano frente a la complejidad de la guerra internacional.

Es original,

Dr. José Machillanda
Director CEPPRO-CSB
@JMachillanda