El francotirador más temible del mundo estuvo a punto de morir tras ser confundido con un soldado ruso

El francotirador más temible del mundo estuvo a punto de morir tras ser confundido con un soldado ruso

Wali en una imagen de su perfil de Facebook FOTO: LA RAZÓN LA RAZÓN

 

“Wali”, el francotirador canadiense que se ha convertido en un icono entre los integrantes de la Legión Extranjera que apoya al Ejército de Ucrania, se ha llevado ya un par de sustos, al ser confundido con un soldado ruso.

Por La Razón

No sólo utiliza fusiles de largo alcance, tipo C-15, sino lanzagranadas anti tanque y, llegado el momento, hasta cócteles molotov.

Lleva, según cuenta la prensa canadiense, un diario, en el que va narrando lo que ocurre. El panorama es estremecedor para este programador que ha dejado atrás a su mujer y a su hijo de corta edad. “Esto es un apocalipsis en ciernes”, dice.

“Wali” cruzó la frontera con Ucrania el día 2 junto a otros dos compatriotas. Un excompañero de armas, que tiene familia en Ucrania, le habría pedido participar en la lucha. “Los ucranianos pedían específicamente francotiradores.

El francotirador superior Wali ha viajado a Ucrania para luchar contra Rusia

 

No podemos decir en nuestro tiempo que ese no es nuestro problema, porque son luchas entre poderes. Siempre termina afectándonos”, explica.

Tan pronto como cruzó la frontera, lo esperaban escenas de desolación. “Íbamos en una dirección, pero la gente iba en la otra. Ahora son refugiados”. Descubrió varios vehículos abandonados por ciudadanos que huían de la guerra. En el suelo, escombros, ropa, bolsos y hasta colchones donde descansaban los refugiados.

Fueron los ucranianos quienes suministraron armas a “Wali”, como “misiles que disparan vehículos blindados, bombas, granadas, minas y, por supuesto, el fusil de largo alcance.

Primer susto.

Nada más llegar, un equipo SWAT ucraniano asaltó el lugar en el que se escondía con otros combatientes extranjeros. Fueron lugareños, a los que los extranjeros levantaron sospechas, los que avisaron a los soldados. “Nos empujaron contra la pared y, a veces, contra el suelo con una bota cerca de la cara. Pensé que sería confundido con un soldado ruso y asesinado. Levantamos las manos como prisioneros. Uno de los voluntarios estaba hablando con su esposa por teléfono. Lo tiraron al suelo. Sin embargo, con bastante rapidez, el equipo SWAT se dio cuenta de que el grupo de extranjeros estaba allí para ayudar y, por fin, bromearon y se rieron”. 

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