Thomas Quick, el sueco que confesó 39 asesinatos, pero todos eran mentira: sus retorcidos motivos

Thomas Quick en una de las tantas audiencias en las que no se comprobó ningún crimen

 

Thomas Quick nació en 1950 en la pequeña ciudad de Korsnäs, en Suecia, con su verdadero nombre, Sture Ragnar Bergwall que, según él, tuvo que cambiar para olvidar una infancia demasiado dura.

Por: Clarín





Esto lo contó luego de ser capturado por una supuesta serie de crímenes violentos que no se pudieron comprobar, pero que él juró que cometió.

Muchos creen que todo lo que Quick dijo sobre sus asesinatos y su infancia era mentira. Incluso, algunos especialistas explicaron que no ha hecho daño a un solo ser humano. Sin embargo, Quick aseguró ser el autor de 30 asesinatos en Suecia entre 1964 y 1994, algo que lo convertiría en su gran anhelo: ser uno de los peores asesinos seriales de Europa.

Incluso el hermano de Quick escribió el libro Mi hermano Thomas Quick, donde describe a Thomas como “un mentiroso y un ser humano totalmente enfermo”.

¿Thomas Quick el asesino serial que nunca existió?

Quick dijo que durante su infancia fue violado por su padre y abusado por su madre. Según este testimonio, el padre supuestamente se disgustó cuando él llegó a la pubertad, a la edad de 11 años, y dejó de atormentarlo.

También según su propio testimonio, cuando tenía 12 años, solía jugar en las duchas con los otros chicos del colegio a un juego llamado: El juego del estrangulamiento. “Estrangulaba a los chicos y les tocaba sus partes íntimas”, contó el supuesto asesino serial.

Sin embargo, ninguno de sus ex compañeros o víctimas corroboró su historia.

Otras de sus múltiples historias escabrosas habría tenido lugar cuando cumplió 14 años. Según Quick comenzó a reunirse con un hombre mayor. Juntos solían viajar por las carreteras suecas en busca de jóvenes para abusarlos en diferentes lugares. De ese período, no existen denuncias ni testigos o víctimas de tales crímenes.

Quick también aseguró que empujó a un niño de 8 años a un río y lo ahogó. Nadie vio nunca lo que pasó, así que el caso se cerró porque pensaron que había sido un accidente.

Después de algunos años, el supuesto criminal sueco empezó a experimentar con las drogas, no la pasó bien y terminó en un centro de rehabilitación. Allí, según él, mató a un niño de 13 años cuyo nombre nunca se pudo corroborar.

La confesión y detención de Thomas Quick

Quick dijo que trabajó en un centro médico donde intentó estrangular a un niño mientras dormía. Algo que le provocó una profunda culpa y decidió llamar a un cura para confesar sus “pecados”.

Al poco tiempo la policía lo detuvo por intento de asesinato y tuvo que permanecer en un pabellón psíquico durante tres años. En ese período, Quick aseguró que había matado a una persona ya que lo dejaban salir cuando quería.

La historia sigue y los asesinatos (inventados) también. En 1990 Quick intentó robar un banco y tomó como rehenes a la familia del director del banco. Lo detuvieron y regresó a la cárcel. Después de un tiempo en prisión, fue trasladado a un neuropsiquiátrico donde se sintió cómodo y medicado.

Estaba decidido a no dejar nunca ese lugar. Y cada vez que lo iban a dejar en libertad, confesaba nuevos crímenes cometidos. Hasta la fecha Thomas Quick ha confesado más de 30 asesinatos, sin embargo sólo ha sido acusado de 8 de ellos.

En 2001 Quick decidió dejar de asistir a los juicios, cansado de que nadie le crea. Es más, nadie sabe realmente cuando Thomas Quick empezará a confesar asesinatos de nuevo, o cuando la policía, harta de las versiones, va a retomar los casos antiguos.

Finalmente, en 2012, en una entrevista al diario El País Quick contó, desde el la clínica psiquiátrica de Estocolmo donde está alojado, que “cada una de las mentiras sobre los crímenes que dije fue una manera de conseguir ansiolíticos legalmente, y de pertenecer a una institución que cuidara de mí. Todo empezó como una pequeña mentira que creció hasta convertirse en algo enorme”.

El libro del hermano de Thomas Quick que desmiente todos sus crímenes

Sten-Owe Bergwall escribió un libro para desmentir a su hermano. Allí lo catalogó de “enfermo y drogadicto”. Desmintió todos sus “crímenes”, incluso las cosas referidas a su familia.

Además, Hannes Råstam, un periodista y documentalista sueco, notó que varias cosas del caso de Thomas Quick no encajaban ni tampoco tenían . En 2008, después de corroborar los documentos de la investigación, las anotaciones de diferentes terapias e interrogatorios, también llegó a la conclusión que todo era mentira.

Nunca se encontraron armas homicidas, rastros de ADN ni testigos oculares. Sólo estaban sus confesiones y varias las había compartido bajo la influencia de los narcóticos.

Además de libros y de la conmoción que causó en Suecia el caso tiene una película. Quick, estrenada en 2019 y dirigida por Mikael Håfström.

En una entrevista para BBC Mundo, Jenny Küttim, colaboradora de Råstam dijo que “había una parte de la sociedad que estaba encantada con que él fuera el culpable de esas muertes, pero también había gente que no creía que hubiera cometido los crímenes que se atribuía”.