Guido Sosola: Lo dicho por la vecina Francia

Guido Sosola: Lo dicho por la vecina Francia

Guido Sosola @SosolaGuido

Huelga comentar las vicisitudes de la campaña y sus resultados, frente a tantos especialistas reales y sobrevenidos que nos ilustran sobre Colombia. Vienen del triunfo del Derby de Kentucky con el venezolano Sonny León al que jamás asociarían con el boxeo, ya pontificaron sobre el dólar que se devalúa a sí mismo en Venezuela, y doblan la esquina para hacerse de otro acontecimiento que sepa de tan doctas interpretaciones.

Inminente el ascenso al poder de Petro, desde la oposición venezolana, hay quienes se adelantaron a felicitarlo profusamente a la vez que otros lo denuncian apocalípticamente. Unos callan por miedo y, otros, en dramático contraste con todos los casos anteriores, lo hacen por la prudencia de quienes se saben compelidos a ejercer esa suerte de imaginación política que sepa de una estrategia y de una táctica que haga eficaz los valores invocados. Sin embargo, deseamos referirnos a algo más específico y concreto, como la reciente y breve entrevista que le hizo el medio neogranadino El Tiempo a Márquez. Valga acotar, acá ya la gente ya luce confianzuda con el presidente Gustavo y la vicepresidente Francia.

Llama poderosamente la atención que ella, en el corto interviú (*), asegure que en su país no sucederá lo mismo que en el nuestro. He acá una asombrosa particularidad, porque antes debe definir lo que efectivamente ha acaecido por estos predios, algo que fue imposible en el transcurso de la intensa y opípara campaña presidencial. Además, eso se dijo de Venezuela respecto a Cuba, por no hurgar en el inmenso batiburrillo ideológico de la izquierda marxista en América Latina que ha obligado, por ejemplo, al tozudamente leninista PCV a deslindar las aguas con Maduro Moros.





Señaló la vicepresidente electa que hay gente aguantando hambre y falla la conectividad, pero los neogranadinos cuentan con niveles de vida muy superiores a los nuestros, sin idea de una catástrofe humanitaria que hay que vivirla para saber de ella, en un país que fue potencia petrolera, fundador de la OPEP. Juran sobre una panela de hielo que no desean perpetuarse en el poder, siendo de su propia naturaleza tamaña vocación, consiguiendo la perfecta polarización política que significará trabajar para que se haga exacta y convenientemente social, corroborando uno de los supuestos trabajados por Moisés Naím en su último y tan didáctico libro, junto al populismo y la posverdad como señales inequívocas de estas distintas experiencias de gobierno que nos concedió la centuria.

Apartando un poco ese detallazo que fue el comodín Adolfo Hernández, avisando de la quiebra de la clase política colombiana, como la hubo acá, es inevitable que aludamos a la presencia de casi dos millones de venezolanos que no están precisamente por gusto en el antiguo virreinato. Los neogranadinos no escucharon el testimonio de nuestros paisanos, escurriendo un bulto tan gigantesco y he acá un drama condenado aparentemente a repetirse en Brasil.

(*) Favor los expertos no confundir con el nombre de una revista que se hizo célebre en nuestros tiempos petroleros, por sus sesudas portadas.