Imperdible: el sencillo truco para resolver el cubo de Rubik en apenas unos segundos

Imperdible: el sencillo truco para resolver el cubo de Rubik en apenas unos segundos

Una joven juega con el Cubo de Rubik.Goliath Games

 

 

 





En mayo de 1974, el escultor y profesor de arquitectura húngaro Ernó Rubik creó un complejo dispositivo al que dio su nombre, sin imaginar que, décadas después, seguiría siendo uno de los juguetes más vendidos del mundo. El cubo mágico, también llamado cubo de Rubik, nació como una herramienta escolar para ayudar a los estudiantes a entender objetos tridimensionales, pero se fue transformando en el rompecabezas mecánico que conquistó el mundo.

Por La Razón

En los años 80, alcanzó su pico de popularidad, y desde 2003, la World Cube Association organiza competiciones en todo el mundo. Existen diversas variaciones, pero la versión original es la de un cubo de medidas 3x3x3, con cuatro lados y cada uno con nueve pequeños cuadrados de seis colores (tradicionalmente, blanco, rojo, naranja, azul, verde y amarillo), ocho vértices y doce aristas.

¿Cómo nació el cubo de Rubik?

Rubik, nacido en 1944, estudió Escultura en la Universidad Técnica de Budapest y Arquitectura en la Academia de Artes Aplicadas y Diseño de la capital magiar. Uno de sus pasamientos preferidos era construir modelos geométricos (de ahí, su cubo ideado cuando llegó a ser profesor).

Para construir su cubo, Rubik unió unos bloques de madera a unas gomas elásticas para que aquellos pudieran moverse sin que la estructura entera acabara desmoronándose. Tras darse cuenta de las combinaciones, el siguiente paso fue colocar papel adhesivo de distintos colores en cada uno de los lados y lo volvió a girar.

El arquitecto llevó su idea a una pequeña cooperativa de Budapest dedicada a la fabricación de juguetes. Así, a finales de 1977, propuso la fabricación de su cubo a Konsumex, la empresa comercial estatal húngara, para intentar vender su producto a Occidente.

No apostaron por él, pero la fortuna de Rubik cambió tras conocer a Tibor Laczi, un húngaro expatriado que trabajaba en una compañía de ordenadores austriaca. Este llevó su idea a la Feria del Juguete de Núremberg, en Alemania, donde conoció al experto juguetero de origen británico Tom Kremer. A partir de ahím su cubo empezó a ser exhibido en diversas ferias de juguetes y adquirió la fama que perdura a día de hoy.

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