Qatar 2022, entre construcciones aceleradas y dudas por el hospedaje: cómo está Doha a 60 días de iniciar

Qatar 2022, entre construcciones aceleradas y dudas por el hospedaje: cómo está Doha a 60 días de iniciar

La gente se reúne junto al reloj de cuenta regresiva de la Copa Mundial de la FIFA Qatar 2022 en Doha, el 12 de septiembre de 2022. (Foto de KARIM JAAFAR / AFP)

 

 

El país árabe va tomando color a la espera de más de 2 millones de hinchas que comenzarán a llegar desde noviembre, cuando esté habilitada la Hayya Card.

Por clarin.com

En las calles de Qatar la ansiedad por la llegada del Mundial se siente en el hombre común y en el dueño de la pelota. A dos meses para la Copa del Mundo, la trama que comenzó en diciembre de 2010, cuando el país fue anunciado como sede mundialista, crece sostenida en dos grandes interrogantes: si el país arábigo podrá hacer convivir la pasión de los hinchas con la severidad de sus normas y si estará preparado para atajar el aluvión de visitantes que llegue desde noviembre a su limitada geografía.

Aunque la Copa arranca formalmente el 20 de noviembre con Qatar-Ecuador, la fecha clave para tratar de dilucidar esas dudas es el 1 de noviembre. Ese día se habilitará la Hayya Card, esa suerte de Visa que deberán tramitar todos los que quieran ser parte del Mundial. A 40 días para que se cumpla ese plazo, el país del Golfo Pérsico va dejando las temperaturas extremas del verano para empezar a calentar la previa del Mundial.

Después de 18 horas de vuelo, y algunas más de escala, se llega desde Buenos Aires al aeropuerto Internacional Hamad. Las pantallas gigantes y los carteles reproducen el slogan del Mundial: Now is all (ahora es todo). En el free shopla oferta de merchandising de la Copa del Mundo todavía es escasa. Lo básico: remeras, gorras, llaveros y lapiceras.

Anand maneja un Uber pero muestra la ciudad como si fuera un guía turístico. A 10 kilómetros del aeropuerto señala a la derecha. “Stadium-nine-seven-four”, dice, separando las palabras como si fuesen sílabas. Apoyado sobre las aguas de la península, el estadio 974 rompe con la monotonía cromática y arquitectónica de la ciudad con sus contenedores de colores y reminiscencias portuarias.

 

Los ocho estadios están contenidos en una superficie similar a la de un barrio porteño. Con el lustre de lo nuevo, se destacan como grandes moles que exhiben las tradiciones de Medio Oriente con sus diseños de vasijas, barcos o vestimentas típicas. A principios de septiembre cortaron la cinta del más grande de todos: el Lusail, donde Argentina jugará dos partidos; donde se disputará la gran final. Aunque no lograron colmar las tribunas de un estadio con capacidad para 80 mil personas, el partido entre un equipo de Egipto y otro de Arabia Saudita sirvió como ensayo general para el Mundial. Aprobado, aunque los exigentes cacheos demoraron hasta dos horas el ingreso de los hinchas y provocaron algunos tumultos.

“Si a los trabajadores les dicen ‘vos tenés que controlar las entradas y cada una de las mochilas’, lo van a hacer por más que tengan 10 mil personas empujando. Cumplen las órdenes hasta que un superior les diga lo contrario”, explica a Clarín María Belén, una argentina que vive en el emirato hace seis años. En un país en el que no se ven policías en las calles, la seguridad es una gran obsesión y la controlan a través de un avanzado sistema de cámaras a cargo del Ministerio del Interior qatarí.

Dudas sobre el hospedaje

En la zona de Al Wakrah, a 13 kilómetros del aeropuerto, se extiende una gran villa de edificios mellizos blancos y azules donde esperan albergar a decenas de miles de hinchas. Desde la organización anunciaron que el alquiler de estas unidades para dos personas, con baño privado, servicio de limpieza cada tres días, Wifi y una cocina compartida, costará desde 80 dólares. A esto se suman los hoteles, la mayoría de un lujo que se paga caro, y la posibilidad de que las personas de Qatar reciban en sus casas a los turistas (www.hostafan.qa).

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