Incontinencia, disfunción eréctil, hemorroides: las enfermedades de la vergüenza y el riesgo de intentar ocultarlas

Incontinencia, disfunción eréctil, hemorroides: las enfermedades de la vergüenza y el riesgo de intentar ocultarlas

¿Las enfermedades de la vergüenza? ¡Media humanidad las padece!

 

 

 





Molestias de las que no queremos hablar ni con nuestro propio médico y que muchas veces son tempranas alertas de afecciones más graves. La mitad de los adultos de más de 30 años sufre hemorroides; una de cada tres.

Por ABC

personas, hongos en los pies; y la cuarta parte de los varones, algún trastorno sexual. Antonio Martín Morales, urólogo experto en medicina sexual, define los males vergonzantes como esos que llevan una carga peyorativa y que, a veces, se asocian con hábitos de vida no aceptados socialmente. Vergonzantes también resultan los síntomas que expresen cierta culpa personal (adicción a las pastillas), riesgo de contagio (herpes), envejecimiento prematuro (caída del pelo) o progresivo desvalimiento (problemas de memoria).

Muchos se resisten a consultar a su médico por cambios poco preocupantes que no se adaptan a su imagen ideal, como estar más gordos de lo que querrían. Sin embargo, dice Morales, un síntoma a veces salva vidas. La disfunción eréctil puede ser hasta un regalo. Muchas veces indica que algo falla en el corazón. Si uno va al médico, podría prevenir hasta un ictus o un infarto. Los pacientes de estas u otras dolencias vergonzantes prefieren recurrir a recetas caseras vistas en Internet o encargar productos de dudosa procedencia.

Rafael Martínez Sierra, catedrático emérito de Medicina de la Universidad de Córdoba, pone como ejemplo muchos casos que él mismo ha conocido en los que, por no ser descubiertos, los afectados por el sida se ponían en manos de quien no debían. Aunque en menor medida, y pese a los esfuerzos del Ministerio de Sanidad por evitarlo, el problema sigue vigente y afecta a otros males, como estos. Asumirlos es lo primero. No somos los únicos en padecerlos.

Hemorroides

 

LA MITAD DE LAS PERSONAS SUFRE A PARTIR DE LOS 30 AÑOS PROBLEMAS DEBIDOS A LAS HEMORROIDES. UN 5 POR CIENTO DE ELLAS ACABA SIENDO OPERADA

 

Causas. Las hemorroides son unas almohadillas de tejido submucoso que contienen los vasos sanguíneos del conducto anal. Su función: impedir el paso del contenido intestinal y los gases. Cuando el recto está lleno, los músculos del esfínter se contraen y ejercen presión sobre las venas que abastecen de sangre a las hemorroides. La consecuencia: esas almohadillas se hinchan y estrechan el ano. Los daños se producen si se hinchan demasiado y cambian de sitio. A ello contribuye la predisposición genética y la presión en la zona abdominal, debida, por ejemplo, al estreñimiento crónico, a esfuerzos para defecar, al embarazo, al levantamiento de peso o a un estilo de vida sedentario.

Síntomas. Lo que más afecta a los pacientes es el picor y ardor en la zona que rodea el ano. Este prurito se produce porque las hemorroides deformadas permiten la salida de pequeñas cantidades de líquido intestinal, un caldo de cultivo perfecto para las bacterias. Entre los síntomas típicos también está el hallar sangre en el papel higiénico.

Tratamiento. En las primeras fases del problema, la irritación cutánea se puede aliviar temporalmente con cremas, pomadas y supositorios específicos. Sin embargo, las sustancias de estos pueden producir, a veces, alergias por contacto. En estadios posteriores, el tratamiento debe recaer ya en médicos, cirujanos o gastroenterólogos con experiencia proctológica. Según el tamaño de las almohadillas, el doctor inyecta un fármaco en el tejido para facilitar su cicatrización y retracción. El mismo efecto se puede conseguir también colocando pequeñas bandas de goma alrededor de las hemorroides. El tratamiento no produce apenas molestias, pero puede prolongarse durante varios meses.

Riesgos de no tratarse. Las hemorroides inflamadas no desaparecen por sí solas. Si los problemas van a más, se hace necesario recurrir a métodos más serios, como la extirpación quirúrgica del tejido sobrante.

Mal aliento (halitosis)

 

SE CALCULA QUE ENTRE UNA TERCERA Y UNA CUARTA PARTE DE LOS ADULTOS SUFREN MAL ALIENTO. MUCHOS TARDAN BASTANTE TIEMPO EN DARSE CUENTA DE ESA DESAGRADABLE VERDAD

 

Causas. Antes se creía que era una señal de problemas de estómago, pero el mal aliento se forma en un 90 por ciento en la propia boca, según Rainer Seemann, experto de la universidad de Berna. La descomposición bacteriana de los restos de alimentos, saliva y células de las mucosas produce compuestos de azufre olorosos.

Síntomas. Las investigaciones han demostrado que los afectados presentan más saburra en la lengua. El aliento es más fuerte por la mañana o tras varias horas sin comer ni beber.

Tratamiento. Cuidadosa higiene con seda dental y cepillos interdentales y limpiezas profesionales periódicas mejoran notoriamente el mal aliento. Los productos antibacterianos (colutorios) también ayudan a combatir sus causas. Los sprays mentolados solo lo tapan.

Riesgos de no tratarse. Puede ser síntoma de parodontosis y posibles enfermedades, como trastornos hepáticos o diabetes.

Hongos en los pies

 

AFECTA A LA MITAD DE LOS MAYORES DE 50 AÑOS Y LA INFECCIÓN SE EXTIENDE ENTRE PERSONAS JÓVENES Y SANAS. SOLO UNA PEQUEÑA PARTE DE LOS AFECTADOS SE SOMETE A UN TRATAMIENTO CORRECTO

 

Causas. Además de personas con problemas inmunológicos o predisposición genética, las más afectadas son las que llevan calzado impermeable. Los callos y las pequeñas heridas favorecen la presencia de hongos.

Síntomas. No suelen doler ni apenas picar. Los primeros síntomas son pequeños desgarros en la piel inflamada entre el cuarto y quinto dedo del pie. La parte adyacente de la planta presenta a menudo una apariencia escamosa.

Tratamiento. Las cremas antimicóticas funcionan sobre la piel normal, pero no tanto sobre la endurecida de los callos y la planta del pie. Los pacientes deben utilizarlas hasta dos semanas después de haberse curado. Si la infección se extiende, el único tratamiento eficaz son las pastillas.

Riesgos de no tratarse. En el 60 por ciento de los casos, los hongos reaparecen en un año. Por eso, los expertos aconsejan un tratamiento preventivo con antimicóticos alrededor de las uñas cada vez que se corten.

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