Antonio Ledezma: Virus, violencia y vicios

Antonio Ledezma: Virus, violencia y vicios

Sigue acumulando miles de lectores el más reciente libro del venezolano Moisés Naim titulado La Revancha de Los Poderosos. En esa obra, quien fuera mi compañero de gabinete ministerial, en el segundo gobierno del expresidente Carlos Andrés Pérez, hace referencia a las tres “P” que le permiten detallar los alcances e impactos que tienen en la actualidad, el populismo, la polarización y la posverdad. Inspirado en ese formato me anime a desmenuzar otro esquema, pero utilizando otra letra del abecedario, que en este caso viene siendo la “V”, para desmenuzar los embates que están sacudiendo a la humanidad en la actualidad.

Comenzamos con los virus. Uno de ellos pusieron en jaque a miles de millones de seres humanos. Está claro que ese virus salió de China. No entrare en el debate respecto a la disparidad de informes de inteligencia que corren desde los despachos estadounidenses, revelando datos indicando que el COVID/19 salió de un laboratorio. El prestigioso diario de ese país, The Wall Street Journal difundió el informe atribuido al director de Inteligencia Nacional, Avril Haines. Es más que público que el Departamento de Energía de los EEUU supervisa una red de 17 laboratorios tratando de precisar cuál fue la válvula de escape de esa ponzoña que desató la pandemia que aun zarandea al mundo. 

La otra “V” es alusiva a la cada día más intensa violencia que trae consigo sus escollos. Una muestra es la invasión rusa a Ucrania. Nada detuvo los delirios guerreristas y ambiciones expansionistas de Vladimir Putin. Tal como lo había amenazado lo hizo: invadió a un país soberano. No reparó en las consecuencias que tal incursión belicista acarrearía, no solo para sus conciudadanos (el jefe de Estado mayor noruego Eirik Kristoffersen reveló que esa guerra ha causado 180.000 muertos y centenares de miles de heridos en las filas del ejercito ruso), también para los dolientes de Ucrania (han perdido la vida más de 100 mil soldados ucranianos y 30 mil civiles) y más allá de esas zonas de combate los territorios y habitantes de otros continentes que acusan los efectos de los desajustes en variables económicas, como la creciente inflación, las alteraciones en los suministros de recursos energéticos y la escasez de fertilizantes y alimentos.

Otra manifestación creciente de violencia son las andanzas de los terroristas que pretextan sus macabros atentados con sus postulados religiosos para asesinar en nombre de su Dios. A la par de ese fanatismo está el interés de orden geopolítico, que lleva a los precursores de esa errada interpretación de la Guerra Santa a expandir su islamismo por América Latina, mientras persisten en sus incursiones atómicas con fines belicistas. En eso están acompasados con los idolatrados integrantes de la familia dinástica Kim, conocida como “la línea de sangre del monte Paektu”, que reiterativamente provocan o desafían a la comunidad internacional con sus temerarios lanzamientos de misiles con una supuesta potencia explosiva que oscilan entre 50 y 300 kilotones, lo que representa una fuerza brutal que deja de lejos los efectos causados por la bomba lanzada sobre Hiroshima en 1945. 

En América latina actúan los grupos de la narcoguerrilla colombiana desatando su furia ensangrentada con la muerte de miles de seres humanos, especialmente en la frontera de ese país con Venezuela. Las cárceles son otro escenario en el que se manifiesta esa barbarie con los métodos violentos que ponen en marcha los llamados PRANES (jefes de los recintos penitenciarios) en alianza con las bandas hamponiles que han adquirido rango internacional, como es el caso de el Tren de Aragua, más las que operan en Centroamérica conocidas como la Mara Salvatrucha cuyos integrantes se reconocen por los tatuajes con que se cubren el cuerpo. 

La tercera “V” es para enunciar los vicios que tienen su expresión en el trafico de todo tipo de drogas que circula por los cuatro costados del planeta Tierra. Organismos acreditados dan cuenta de las más de 1314 toneladas de coca que anualmente cruzan las fronteras de Europa; o las más de 438 toneladas de heroína que corroen las venas de miles de consumidores del viejo continente. Sobre la penetración del narcotráfico en los Estados Unidos de Norteamérica, basta y sobra con leer los informes de la Junta Internacional de Estupefacientes (JIFE) para asimilar el calado de ese tipo de guerra que mata miles de seres humanos sin necesidad de disparar una ojiva nuclear. La cifra que se desprende del trafico del opioide denominado fentanilo, es sencillamente aterradora: más de cien mil personas murieron en ese país en un año por consumo de esa droga sintética, número que equivale a más del triple de las bajas de civiles en la actual guerra ucraniana. Los precursores químicos que se requieren para producir el fentanilo se fabrican en China y llegan subrepticiamente a México para su posterior distribución en las poblaciones de EEUU.

Otra forma de atacar a la humanidad es por intermedio de la guerra cultural que persigue triturar los valores que le dan fibra a la familia. La proliferación de mensajes cargados de pornografía, las concesiones a los delitos de violaciones y relaciones incestuosas, cada vez mas arropadas por las banderas de la impunidad que se procesan en esos laboratorios de guerra de 5ta generación, apuntan a encerrar a la ciudadanía en un limbo de tinieblas en el que se le dificulta discernir apropiadamente entre lo que está bien y lo que está mal. Para tales fines disponen de redes comunicacionales bien articuladas con pautas previamente establecidas para desarrollar ese perverso combate utilizando las artillerías digitales.

En medio de ese panorama el dictador de Cuba, Miguel Díaz-Canel, y su antecesor, Raúl Castro, celebraron un encuentro el miércoles dos de marzo en La Habana con el Secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, Nikolai Patrushev. Estamos hablando de Patrushev, quien ocupa el más alto cargo de seguridad nacional del estamento ruso. El delegado de Putin también visitó al dictador de Venezuela, Nicolás Maduro, todo este despliegue diplomático se consuma en medio de la guerra con Ucrania. Desde Irán salió otro mensajero de ese eje del mal, se trata de un alto funcionario iraní que aterrizó en Nicaragua la semana pasada. ¿Puede alguien dudar de que existe una descarada coordinación entre los capos de esos estados mafiosos (Rusia, Irán, Venezuela, Cuba)? Es lógico suponer que algo maligno andan tramando en la antesala de lo que pudiera ser la próxima contraofensiva de Putin en Ucrania.

Ante ese escenario la reacción del presidente Joe Biden permite apreciar que él sería uno de los líderes del mundo libre que sí está persuadido de esa coordinación con malas intenciones, y con sus últimas determinaciones pareciera estar emulando a Muhammad Ali, cuando dijo “floto como una mariposa y pico como una avispa”. Así se expresaba el impetuoso y controvertido boxeador para indicar que “no puedes golpear lo que tus ojos no pueden ver”. Todo indica que entre esa política diplomática de zigzagueo de su gobierno, el presidente Biden hace un compas y mira nítidamente el peligro que acecha desde territorio venezolano al país que gobierna y de allí que la Casa Blanca dirigió el miércoles 1 de marzo un mensaje al Congreso en el que indica que “la situación en Venezuela continúa representando una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional y la política exterior de Estados Unidos. Por lo tanto, he determinado que es necesario continuar con la emergencia nacional declarada en el Decreto Ejecutivo 13692 con respecto a la situación en Venezuela”.

@AlcaldeLedezma

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