Guido Sosola: De Rafael Cadenas hoy, prefiero su discurso del Cervantes y los versos que le dedicó José Pulido

Guido Sosola: De Rafael Cadenas hoy, prefiero su discurso del Cervantes y los versos que le dedicó José Pulido

Guido Sosola @SosolaGuido

Me contenta mucho que la gente finalmente haya entendido las dimensiones del premio del que se hizo acreedor Rafael Cadenas y sepan que él existe, pues, desde que se anunció la adjudicación, por noviembre de 2022, todos fueron militantemente indiferentes ante la noticia. Y pongamos que nadie necesariamente debe saber de una cosa y de la otra, porque tiene un oficio muy distante a la poesía y al ensayo, porque son otras las aficiones e intereses y qué más da. Sin embargo, parte de una larga y profunda tradición, cuando se enteran, en cuestión de pocas horas, se convierten en los cadenólogos y cadenógrafos de los que jamás sospechamos, distribuyendo el video en el que está con el hijo y de Juan Carlos y señora en Alcalá de Henares.

Desde hace seis meses, corre la noticia de la premiación. Entendemos muy bien que no siendo un afecto del régimen, éste no le dispense la más mínima atención, pero ¿y de aquellos que algunas vez lo vieron y lo escucharon en los pasillos de la universidad, sabiendo exactamente de quién se trataba, por qué miraron a un lado y no soltaron aunque sea un comentario de orientación divulgativa?

Celos y recelos, quizá, o sencillamente sobreviviente en la Venezuela de adentro y de afuera que nos consume en la angustia, impidieron un mayor comentario después de notificarse la concesión del Cervantes 2022 que lo pone a escasos pasos del Nobel de Literatura, por cierto, ganado por mi admirado Bob Dylan, aunque éste no calzaba los puntos para tamaño logro. ¿Por qué de la dirigencia política de esta nueva era le ha importado un bledo el premio y Cadenas mismo? ¿Ante la otra y ridícula tradición, no se interpone la mejor de nuestras tradiciones orales? ¿Se enteraron en la Universidad Central de Venezuela que alguien los recuerda a tal punto que los llevó en su corazón al solemne acto de premiación hasta expresarlos, nombrarlos, decirlos? ¿Esa misma universidad pintorreteada por el régimen, teme el más sencillo y espontáneo reconocimiento al bardo, en todo caso, injustificadamente retardado?

Acaso, la diferencia es que en el país de las libertades esenciales en el que me crie, cualquiera podía escuchar el nombre de Rafael Cadenas en una emisora radial que supo de los Especialísimos de Napoleón Bravo, o abrir un libro de su autoría en cualquiera de las librerías o quioscos de la ciudad. E, incluso, discrepar de sus opiniones políticas, como es mi caso en relación a las décadas anteriores y hasta en este mismo siglo.

Son muchos los Cadena de ahora, luego de la premiación, versionado por propios y extraños. Si de su postura actual me preguntaran, diría que su discurso en la premiación es una pieza extraordinaria y de obligada lectura; y, si de la opinión ajena se tratara, me quedaría con unos versos que le dedicó mi amigo facebookeano José Pulido (https://www.facebook.com/photo?fbid=10231368716662264&set=a.4673512116907).

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