El ‘boom’ que ha venido generando las nuevas tecnologías con la llegada de la inteligencia artificial (IA) es notorio, hasta el punto en el que no cesan las teorías sobre el reemplazo de la humanidad y, a su vez, varios países buscan crear políticas para regular la inteligencia artificial, mientras que también esperan crear una propia y sumarse a la competencia en el mercado de estas herramientas.
Por Semana
Sin embargo, pese a que conglomerados como Meta ya se encuentran desarrollando modelos de IA, el protagonismo, por ahora, lo tiene ChatGPT.
Como su nombre lo indica, ChatGPT es un chatbot el cual emplea el modelo de lenguaje por inteligencia artificial GPT. En otras palabras, es como “los chats que encuentras en numerosos servicios de atención al cliente, pero con un nivel de comprensión, contextualización, naturalidad y creatividad a años luz”, según el portal especializado Genbeta.
En ese orden de ideas, las personas que adquieren la herramienta, ya sea para un dispositivo móvil u ordenador, se disponen a entablar una conversación con la IA; un requisito para ello es crear una cuenta en OpenAI y luego comenzar a chatear, tal como se hace en cualquier red social.
Los conocedores del tema precisan que un punto a favor que tiene la popular IA es que contextualiza lo que comunica, casi como si se tratara de una persona; además, es común que recuerde lo que se ha mencionado al comienzo del chat, luego de varios mensajes.
Inclusive, para algunos expertos, ChatGPT no tiene límite alguno y se le puede interrogar sobre cualquier tema.
Precisamente, en relación con las interrogantes, la curiosidad es una de las principales características que suelen compartir los usuarios digitales, de modo que es común que aparezcan peculiaridades en el chat de la IA.
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