Desde hace algunos días viene aumentando el ruido alrededor de un inédito mundo del crimen en Santander, Colombia. Lo que parecerían ser casos aislados comienzan a conectarse a través de un elemento en concreto: la falsificación de cédulas venezolanas.
Por SEMANA
El primer método adaptado por aquellos que utilizan la documentación impropia es el de pasar del crimen armado al ‘raponazo’. De acuerdo a lo que explicó el concejal de Bucaramanga, Jaime Andrés Beltrán, “la modalidad de delito cambió. Los delincuentes saben más de ley que nosotros. Saben que si son capturados por un tema de raponazo, como no usó arma de fuego o cortopunzante, pues no es tipificado como una pena carcelable. Termina siendo simplemente un tema sancionatorio”.
Sin un delito que amerite para el aseguramiento intramural y sin un documento real, los delincuentes en Bucaramanga tienen otra reacción sistemática. Esta se relaciona al comportamiento que han tomado al momento de su captura, pues conscientes de la facilidad que tendrán para quedar en libertad, se ríen a carcajadas, burlándose de la Policía.
Siete personas, por lo menos, fueron reportadas recientemente por sus actitudes de escarnio frente a la autoridad que los aprehende.
Lo anterior ha causado indignación en los habitantes de Santander, pues se sienten desprotegidos e irrespetados por los autores de crímenes que hoy por hoy dejan sin tranquilidad a la población.
“Esto es lo que ha indignado a comandantes, ha indignado a al ciudadano, pues nos hace sentir que el mismo ladrón se burla en la cara de todos nosotros”, siguió diciendo el concejal Beltrán, quien además aseguró que esto “solo vuelve más delicado el tema de la xenofobia”.
Lea más en SEMANA