Los chats en los que Sarabia le contesta a Benedetti: “Si usted cree que he sido un obstáculo, pues yo me voy”

Los chats en los que Sarabia le contesta a Benedetti: “Si usted cree que he sido un obstáculo, pues yo me voy”

Laura Sarabia y Armando Benedetti están en el ‘ojo del huracán’. – Foto: Semana / Getty Image

 

La pelea entre Laura Sarabia y Armando Benedetti fue a muerte. Y así lo demuestran los chats que ambos se cruzaron en los últimos meses y que SEMANA conoció. La joven, de apenas 29 años, comenzó su carrera política trabajando con él en su unidad de trabajo legislativo por recomendación de un amigo de la Iglesia cristiana.

Por semana.com





Había sido Benedetti quien le abrió las puertas de la campaña presidencial en la que se volvió la persona clave. En poco tiempo, llegó al curubito del poder. Era la puerta de entrada para hablar con el presidente en casi cualquier tema y la que siempre estaba a su lado.

Benedetti era consciente del papel de zarina, como la llamó en una columna María Isabel Rueda, que ella cumplía. Y el exembajador en Caracas, un hombre curtido en la política como pocos, sentía que él merecía más. SEMANA reveló los audios en los que él la insulta, la amenaza, se ufana de haber puesto ahí a Petro y compara lo que se vivió en la campaña con el proceso 8.000.

Aquí están las respuestas de Laura Sarabia a esos violentos audios que le envió Armando Benedetti, a través del chat. No se sabe si ella también envió audios y los borró o sólo le respondió por escrito tratando de ser ‘prudente’. Lo cierto es que el diálogo fue de altísimo calibre.

En los mensajes que se cruzaron, Laura nunca perdió el temple, pero se veía desesperada. “La verdad que todos los días hago lo mejor que puedo. Y así como usted explotó hoy, yo también. Porque yo me mato aquí todos los días para que usted se desquite conmigo cada vez que quiere, y adicional a eso se metan con mi familia. Que se metan con mi familia. Que se metan conmigo todo lo que quieran pero no con mi familia. Todo desde acá es muy distinto. Y usted siempre tiene todo el derecho a reclamar su ‘espacio público’ cuando quiera”.

Hay un mensaje que le escribe Laura con todo sentimiento, que al final resultó premonitorio: “Yo le pedí disculpas, le di la razón. Y usted sigue. Esa es la forma de hacer equipo. Se lo digo con todo el amor del mundo y el respeto que todavía le tengo, yo no soy su enemiga, y de verdad, si usted cree que he sido un obstáculo, pues yo me voy. De verdad”. Al final se fueron ambos.

Cuando el pasado viernes el presidente hizo público que ninguno podía seguir en el Gobierno, muy pocos tenían clara la pelea tan grave que había detrás. Era tal la rabia de Benedetti que comparaba lo que vive con la caída de las Torres Gemelas y lanza una amenaza. “Nos jodemos todos, sí, ustedes me joden a mí, yo los jodo a ustedes, pero se caen las Torres Gemelas. (…) Osama Bin Laden, cuando tumbó las Torres Gemelas, le importaba una mondá la imagen y si lo iban a matar o no lo iban a matar, pero tumbó las Torres Gemelas”.

Benedetti ya no se aguantaba más. “Yo lo que quiero es hacer equipo contigo, estoy aburrido en Venezuela, tú sabes que eso no es lo mío”. Y luego agrega: “Lo que yo no entiendo, Laura, lo que tú me conoces a mí. El cuento del tigre, al tigre hay que dejarle una salida porque, si no, se tira encima de las personas. Y tú sabes que yo soy tigre, que sin salida, de pronto me tiro encima de las personas”.

Las palabras que usa son de alto calibre. Se siente despreciado y sobre todo mal recompensado. “Nadie, nadie, ni Petro, trabajó más que yo en esa hijueputa campaña. Si no hubiera sido por mí, no ganan, hijueputa, no ganan nunca. Pa’ que me dé ese tratamiento: ‘Tengo que ir a grabar’, no sé qué mondá y tú emputada y la gente, nada, ¿qué hace usted aquí? Qué es eso, Laura”, sostiene bravo.

Con Laura está furioso porque lo deja esperando con desdén horas para atenderlo, pero, sobre todo, porque le saca en cara que gracias a que es embajador está protegido frente a su proceso en la Corte Suprema.

Sobre lo primero, ella le contesta en un chat por escrito: “De verdad lo siento, por el ‘trato’ de estos días. Tiene razón, no fue el mejor. Pero tampoco merezco que usted también cuando me necesita sí me habla bien, pero cuando quiere me trate mal”.

Y sobre lo segundo, ella también agrega: “Eso le implica (…) que sus casos vuelven a la Corte. Pero si eso quiere, insisto en eso. O que usted sea ministro. Con gusto lo hago. Si quiere también le digo al presidente que mi cargo está disponible para que usted también lo asuma y me voy”, le dice ella altiva. Él apenas le contesta: “Ridícula”.

El tema de la Corte es sensible. Benedetti le dice: “Laura, no me amenaces con que el recurso va pa’ la Corte o no va pa’ la Corte, Eso lo decido yo, porque yo estoy a punto de resolver mi problema y esa no es la respuesta. Yo no estoy pidiendo puestos ni un culo, si me quieren echar, me echan”.

Ella en un momento le contesta: “Sigo buscando todas las opciones y las discutimos el martes con el presidente”. Benedetti le contesta: “¿Hasta ese día?…. Jajajajaj. Así será de malas… Sólo quedará rezar…OK. No te molesto más. Nos vemos el martes a las 10:00 a. m.”. Ella le responde: “Vale”.

Al embajador las explicaciones de Laura no le convencen. “Tú manejas el poder y manejas el Gobierno y yo no estoy diciendo que me regales un puesto o me des un contrato… pero por lo menos, ese man está afuera, oiga, usted está aquí, siéntese aquí, así sea pantomima; no, no, no, es al contrario, es como pa’ despreciarme, no, no, no, Laura, no, no, no y perdona, pero estoy ardido desde ayer y exploté”.

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