Alfredo Maldonado: Hasta al mejor tambor se le puede rasgar el cuero

Alfredo Maldonado: Hasta al mejor tambor se le puede rasgar el cuero

Años ha me tocó desfilar en varios de aquellos eventos organizados por el complejo militar presidido por el Presidente Marcos Pérez Jiménez, como parte de la Banda de Guerra del Colegio San Ignacio, sólo superada en esplendor de sonido por la Banda Marcial del Colegio de los Salecianos, aquél que quedaba entre las avenidas Andrés Bello y Quebrada Honda. El 3 de julio desfilaban los empleados públicos, el 4 de julio los colegios, el 5 de julio los militares. Nos concentrábamos en la gran plaza de la Academia Militar y de allí comenzaban todos, empleados, jóvenes y militares.

Caminaban desde allí entre el público primero el Hermano Tobía, organizador de la Banda del San Ignacio y después su sucesor, el padre Huarte, con los bolsillos de las sotanas llenas de baquetas y mazas de repuesto porque nunca faltaba una que se rompiera o saltara por los aires.

Los militares derrocaron a Pérez Jiménez pero la democracia se estableció y se enfrentó por veinticinco años, con errores y aciertos, al castrocomunismo, a la derecha extrema y a las confusiones de los propios venezolanos que no sabían en qué país vivíamos y finalmente decidimos entregarlo a las confusiones de un bipolar ignorante, confuso, mentiroso, con complejo militar y egoísta que se murió pidiendo que en su ausencia votásemos por un alumno de Sai Baba (o como se llamase aquél peludo) que ni siquiera sabe dónde queda la India. Sólo un Chávez destruido por el cáncer a la cubana pudo hacer semejante recomendación, ese día Chávez traicionó a su patria en beneficio del castrismo.





Dios, o la suerte, o los Estados Unidos o quien usted opine nos brinda la oportunidad de que podamos corregir nuestros graves errores políticos –porque a Chávez y a Maduro los elegimos nosotros, hasta el sesudo Rafael Caldera justificó su insurgencia militar, ¿recuerdan aquella maldita tarde cuando en vez de hacer caso a Morales Bello atendimos a un Caldera que llevaba años rumiando su soberbia en su quinta en Los Chorros olvidado por todos?- y, tras años de comprobaciones de que las masas y la juventud venezolanas siguen siendo valientes, atiborradas las cárceles del castromadurismo de presos, secuestrados y torturas, el destino nos lleva a unas elecciones con una nueva líder mujer, madre, corajuda e ingeniero en emocionante liderazgo y a un comunismo versión madurista en vergonzoso derrumbe.

Tenemos fe plena en una Venezuela en resurrección guiada por una María Corina Machado y ejecutada por un Edmundo González Urrutia, pero nos dan miedo los tropezones y esos hay que preverlos porque son los mismos actores de funciones pasadas.

Joe Biden y Donald Trump, cada uno en lo suyo, siguen enfrentándose por la Casa Blanca y Estados Unidos sigue siendo el mayor poder del mismo mundo, China sigue siendo la deslumbrante quincalla del mundo aunque sus vecinos crezcan con dos caras a la vez, brillo universitario y tecnológico y la hediondez del Ganges y los barrios atiborrados, el fanatismo musulmán sigue odiando a los israelitas y estos deben luchar contra la ceguera coránica y las agresiones mientras enarbolan la tecnología más avanzada del mundo, jardines y sembrados de frutas en el desierto, los adecos venezolanos quizás hayan cambiado algunas caras pero siguen siendo adecos venezolanos, la mayoría de los opositores están tan desgastados como los maduristas civiles y militares que ya ni siquiera sostienen la altura con Guyana.

No debe confiarse María Corina Machado en que marcha a tambor batiente pues igual podría desgarrarse su cuero, es tambor venezolano. Más tranquilos estaríamos con los engarfiados y descalzos dedos de aquellos llaneros que siguieron al Catire Páez aferrados entre lanzas y machetes para conseguir una silla que les hiciera más cómodo el cabalgar.

Silla que, por supuesto, conseguirían a lanzazos en los campos de batalla.

Es alarmante pensar que el madurismo entregará el poder tan sencillamente a fines de julio de 2024, creer que se irán con su música a otra parte. Hay que tomar en cuenta que ni Estados Unidos ni Europa ni Brasil ni Colombia invadirán a Venezuela, que corremos el riesgo de que al final se rasgue el cuero del tambor.

El riesgo y la tentación de creer que los maduristas ya están derrotados.