Hablar una generación es referirse a un grupo de individuos que comparten una edad o etapas semejantes, pues cada una ha compartido momentos importantes como: movimientos sociales, políticos, desarrollo tecnológico, entre otros. Lo vivido durante cualquier generación es trascendental, por ello es imposible tomar en cuenta aquello que dejaron de hacer o hicieron históricamente. Todo es importante, ya que nos deja enseñanzas. Veamos un ejemplo: desechar la nacionalización de la industria petrolera en 1945, o la caída de Pérez Jiménez, fue considerado un gigantesco error garrafal.
Con mucha responsabilidad, en el programa original de Acción Democrática, no estuvo prevista la nacionalización, pero tampoco lo estuvo en el programa del Partido Comunista de Venezuela. Digamos que hubo un consenso tácito en la materia por dos organizaciones tan contrapuestas (eran los atorrantes miristas de los sesenta los que pregonaban esa nacionalización inmediata). Sin embargo, había que nacionalizar y era imperdonable que Acción Democrática no lo hubiese hecho oportunamente, como ocurrió en 1975 y, por cierto, de una manera tan exitosa que COPEI, en su momento tan opuesto a las empresas mixtas, desarrolló la política petrolera desde los parámetros de una socialdemocracia que hizo de la industria la envidia del continente.
A las generaciones surgidas en el presente siglo, les ha correspondido luchar por un orden democrático realizador de las libertades públicas. Y las generaciones que no lo han hecho, vendiéndose al gobierno, están de espaldas a la historia. Reconozcamos también que, en buena medida, no han luchado por la democracia, porque jamás se lo enseñaron o, quizá, el ejemplo de los más adultos, indicaba todo lo contrario. Nunca se fue dirigente estudiantil y ni siquiera miembro de la directiva de un condominio, e, inexpertos, de un modo u otro, llegaron a una determinada jerarquía en el partido que se hizo una moda pasajera, aparecieron en algún programa de televisión, o se autodenomina “influencer”. Estos muchos llegaron a una curul edilicia o parlamentaria casi por un juego de dados, cuales estrellas de cine que pasaron de ser relleno en una plancha a protagonizar un reto político que los agarró por sorpresa, sin preparación ni condiciones políticas o psicológicas.
Muchos de los jóvenes, o ya ahora no tan jóvenes, tomaron aptitudes cuando las cosas pasaron de un rosado como de cuentos de hadas, al morado de la dictadura, echaron tierrita y no jugaron más, graduándose silenciosamente, o largándose al exterior para estremecer las redes digitales con las que, ellos, valientemente, creen que deben manejarse las cosas. Dejaron de cumplir con su compromiso generacional, así de sencillo. Pero, la situación se supera, esperan colgarse de alguien, por ahora de una falda, para figurar como mejor puedan. El país tan modesto y sencillo que tuvimos, supo de Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba y Raúl Leoni, miles de años antes de que fuesen actores estelares de la política y parte importante de nuestra historia. Hicieron lo que debía hacerse en su momento.
Como en todas las épocas, y más en la actualidad, también hemos visto como jóvenes, de manera voluntaria, por convicción democrática, sin más exigencia que el hecho de un país democrático, han sacrificado su libertad y algunos hasta su vida. Pero la realidad nos lleva a que el mayor porcentaje los jóvenes se caracterizarían por su apatía e indiferencia frente a la política, una especie de desgano arraigado frente al tema en sí, como frente a la participación, y en la búsqueda solamente de resolver sus necesidades básicas de estudio o manutención que le pueda dar la posibilidad de mantenerse dentro o fuera del país.
Hoy más que nunca todas las generaciones que estamos involucradas y queremos un mejor país, debemos comprometernos en la generación de un cambio, buscando y fortaleciendo la estructura de los partidos políticos que son los llamados a entender y enfrentar la coyuntura de representar a la nueva sociedad civil, siempre y cuando adapten sus pensamientos y participen en el trabajo para la obtención del poder y así establecer una forma diferente de vinculación entre los partidos políticos y la ciudadanía. Y de esa manera retomar el camino democrático que tanto hemos luchado en estos 25 años. Quiero resaltar la necesidad de insistir en el trabajo desde la base ciudadana, resistir a los embates de todos los que piensan que no se pudo ni se podrá y persistir haciendo todo lo que sea necesario para llegar al objetivo que hemos buscado por más de 25 años: una Venezuela libre y democrática para todos.
@freddyamarcano