El martes pasado tuvo lugar en uno de los tribunales federales del sector, Comodoro Py, Buenos Aires, la audiencia de apelación, en el proceso seguido contra el Narcotirano y su ristra de cómplices, encubridores, facilitadores —que no se me olvide mencionar a Zapatero.
Argentina tiene tradición y solera judicial, en lo que se refiere a la afirmación de la jurisdicción de sus tribunales, para conocer y castigar crímenes de lesa humanidad, sin que sea óbice que se hayan cometido más allá de sus fronteras.
Carlos Stornelli y José Agüero, fiscales del caso, habían solicitado la indagatoria y detención preventiva del Narcotirano y 30 de sus compinches, pero el juez de la primera instancia negó esas medidas. Ahora le corresponde decidir al tribunal de alzada.
En lo que se refiere al enjuiciamiento de los jefes de Estado extranjeros en ejercicio —excepción del escenario de la CPI— rige la inmunidad que les concede, la regla “par in parem non habet Imperium”. Así que más allá de lo que opinamos más adelante sobre dicha CPI, nos tememos que por muy justa que nos parezca, no se podrá ejecutar la hipotética orden de captura de un juez argentino en situaciones como la comentada. Quedaría, tan solo el estigma de ser expuesto urbi et orbi, como lo que es el susodicho, un criminal serial que ahora pretende utilizar nuestra amada Patria como su escondrijo.
En paralelo, esta misma semana, la Misión Internacional Independiente de Naciones Unidas de Determinación de los Hechos sobre Venezuela presentó otro informe lapidario: “Las violaciones y crímenes documentados, incluido el crimen de lesa humanidad de persecución con motivaciones políticas, no son actos aislados o aleatorios, sino parte de un plan continuo y coordinado a partir del pasado 28 de julio para silenciar, desanimar y reprimir la oposición al Gobierno” .
Lo que le impidió la corrupción enquistada en la Corte Internacional Penal, es decir, en la susodicha CPI, como funcionaria de la misma, lo ha cumplido con creces la abogada Marta Valiñas en los escasos cuatro años, al frente de la referida Misión. Son 17 —léalo bien, fiscal Karim Kahn— entre informes anuales, actualizaciones orales, actualizaciones escritas, conclusiones resumidas, conclusiones detalladas. Las atrocidades narradas por Conrad en “El corazón de las tinieblas”, son canciones de cuna, comparadas con las aberraciones del Narcotirano y pandilla, según lo ha documentado la mencionada jurista portuguesa y su muy reducido staff de verdaderos héroes.
Para cerrar el anterior inventario, que puede resultar poco alentador, el martes pasado el senado de España, con una mayoría holgada, reconoció como presidente electo de Venezuela, a Edmundo Gonzalez Urrutia. Ergo: Quien le usurpa tal condición, es un vulgar ladrón; un asaltante barriobajero de siete millones de votos, para no adornar demasiado el insulto.
“¿Y?” Se encogerán de hombros muchos lectores, hastiados de proclamas, castigos simbólicos, informes, emplazamientos morales y la narcotiranía ahí, tan campante: robando, torturando, reprimiendo, asesinando, narcotraficando, depredando el medioambiente en el Arco Minero, poniéndosele en decúbito ventral a cuanto bicho de uña viene del extranjero a sumarse a la rebatiña.
Los embargos comerciales, no derrocan gobiernos. Las sanciones colectivas o individuales tampoco y el cronista se cuenta entre quienes rechazan cualquier acción que se salga de los parámetros establecidos por el artículo 1, ordinal primero, de la Carta de Naciones Unidas. Eso hay que puntualizarlo, antes de las manidas acusaciones de terrorismo o de incitaciones magnicidas. Además, alerta al público en general ¡Ojo con las colectas públicas con propósitos tan malsanos! Todas son para estafar a incautos.
En su defecto ha llegado el turno de utilizar los pacíficos avances de la ciencia. Sin complejos, conmiseraciones, denteras, titubeos, ni sentimientos de culpa. Contra las narcotiranías, la tecnología de última generación o de punta.
Aunque no constituyen secreto alguno, por hoy, tampoco vamos a comentar sus matices por aquello de “guerra avisada”. Narcotirano y pandilla ¡Temblad que viene la ciencia a enderezar entuertos! Que el Señor se apiade de ustedes —y que nadie se olvide de Zapatero comenzando por nosotros.
@omarestacio