Chonoko, un indígena mordido por una mapanare hace casi un mes… y aún no recibe suero antiofídico

Chonoko, un indígena mordido por una mapanare hace casi un mes… y aún no recibe suero antiofídico

En el Hospital Dr. Raúl Leoni en San Félix y en otros centros de salud de Bolívar no hay suero antiofídico

 

Ramón Chonoko, un hombre de 29 años perteneciente a la tribu indígena Eñepa, ubicada en San José de Kamayá entre los estados Bolívar y Amazonas, nunca se imaginó la tragedia que sería una mordida de serpiente. Chonoko fue atacado por una mapanare (bothorops asper, es su nombre científico) también conocida como terciopelo, la serpiente más peligrosa y venenosa de Venezuela.

Por Pableysa Ostos/Corresponsalía lapatilla.com





Fue ahí cuando empezó el viacrucis para él y su familia, que ha recorrido varios centros de salud hasta llegar al Hospital Dr. Raúl Leoni en San Félix, pero ya esta situación registra más de 20 días, lapso en que no ha recibido el suero antiofídico polivalente.

Las mordeduras de serpientes son una amenaza para las poblaciones de todo el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), unas 138.000 personas mueren por estos ataques, mientras que otras 400.000 quedan con discapacidad. Estas cifras subrayan la importancia del suero antiofídico, un antídoto capaz de detener el avance del veneno de serpiente en el cuerpo humano.

El caso de Chonoko también ha tenido otra complejidad: la comunicación. El joven ha estado acompañado de dos familiares, mas ni él ni su hermana hablan español, y su tío maneja el idioma, pero con poca fluidez.

Un milagro

“Es algo de admirar en cuanto a resistencia. Él lleva 23 días de haber tenido el accidente ofídico, es decir, la mordida. Allí yo te digo desde la experiencia que he tenido, que una persona como tú y como yo, una persona común de ciudad estaría muerta al tercer o cuarto día de la mordida, sin haber recibido el antídoto. No sé cómo ha sobrevivido sin ningún tipo de tratamiento, porque no lo han atendido en todo este tiempo”, explicó Samuel Andrés Paredes Pérez, protector de animales y experto en serpientes.

Para Paredes “esto se debe a que los riñones del cuerpo del joven estaban súper sanos y supieron metabolizar o absorber el veneno de la serpiente, aguantar el golpe y de un modo u otro la sangre se ha ido limpiando progresivamente, pero obviamente a costa de la posibilidad de tener la pierna en esa condición, posiblemente a costa de varias hemorragias internas, porque eso es lo que hace el veneno de las serpientes. En este caso, la mapanare es un veneno hemotóxico que destruye los glóbulos rojos, destruye la sangre da un efecto anticoagulante, es decir, que la sangre se vuelve agua, se descompone y eso genera necrosis, que es lo que tú ves en la pierna del muchacho. Imagínate ese tipo de daño a tus órganos internos, porque eso se transporta por la sangre y afecta todo tipo de tejidos”.

Así está la pierna del Chonoko tras la mordida de la serpiente

 

¿Escasez de suero antiofídico?

Se supone que todos los hospitales centinelas del país, en teoría, deberían tener una reserva de suero antiofídico polivalente. ¿Qué pasa? ¿Cuál es el problema? Paredes explica que la escasez del suero antiofídico polivalente para las mordeduras en Venezuela se produce exclusivamente a través de Biotecfar S.A.

“Bioctefar es una de esas empresas, que es como una filial de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Ellos hacen la extracción del veneno, utilizan caballerizas, si no me equivoco, para la creación del suero antiofídico. Es decir, todo el proceso de cómo crear el suero antiofídico. Ahora bien, ¿solamente una empresa produce toda la producción nacional de suero antiofídico? Sí. ¿Es algo que pudiéramos comprarle a Brasil, Colombia, Estados Unidos, Alemania o China? No. ¿Por qué? Porque cada ecosistema es distinto y, por lo tanto, la diferencia de fauna que hay puede generar que el suero antiofídico producido en Colombia, en Brasil, en España, en China o en Estados Unidos, no sirve para atacar los venenos generados en Venezuela por nuestra fauna”, detalla el experto.

Paredes explica que hay una escasez debido a la falta de una producción adecuada que pueda cubrir las necesidades de la demanda de suero antiofídico a nivel nacional. El Estado le facilita a este laboratorio unos ingresos para que fabriquen el suero, y la otra es comercializado en forma privada.

El equipo de lapatilla.com buscó en la aplicación de Farmatodo el costo de suero antiofídico que asciende a 467,99 dólares, es decir, 17.273,55 bolívares (tasa BCV). En el caso de Chanoko, se requieren al menos seis kits, lo que equivale a unos 2.807 dólares para cumplir el tratamiento. El suero antiofídico no está disponible en todos los estados. En Bolívar solo hay en Ciudad Guayana y en Upata (en ambas farmacias hay solo una unidad disponible).

“Él lleva 22 días aguantando, todo su cuerpo, el cerebro, el corazón, los pulmones, el hígado, los riñones, todo ha estado aguantando ese golpe y si él sigue vivo, oye, tiene su mérito. No es algo imposible, ha habido casos registrados a nivel mundial de personas que no recibieron atención médica adecuada o prescindieron totalmente de ella y lograron aguantar pese al daño local que surgió”, sumó Paredes.

Insumos médicos que requiere Chonoko

 

¿Qué procede en un caso de mordida de serpiente?

Suero antiofídico. No hay otra cura, no hay otra forma de atender el envenenamiento. Es la única solución. El suero antiofídico es lo único que puede hacer la diferencia entre tener la pierna, como lo tiene el joven de la comunidad indígena, y un simple moretón, por ejemplo.

“Ha habido varias formas de sintetizar el antiveneno, porque la creación del suero antiofídico es un proceso muy largo, tedioso, costoso, que incluye envenenar, es decir, utilizar un veneno de la serpiente e inyectársela a animales vivos para que generen los anticuerpos. Se les inyecta principalmente a caballos, pero también a cerdos. Una vez que generen los anticuerpos, se le sacan litros y litros de sangre hasta casi dejarlo deshidratado, para que a lo mejor salga un kit de suero antiofídico, que es para atender puntualmente una mordida chiquita. Entonces, esos caballos tienen que pasar por un proceso de recuperación para no matarlos”, puntualizó el experto.

La OMS muestra que entre 4,5 y 5,4 millones de personas son mordidas por serpientes cada año. De estos, de 1,8 a 2,7 millones desarrollan complicaciones clínicas y de 81.000 a 138.000 mueren. En la región de las Américas, se estima que ocurren alrededor de 57.500 casos de envenenamientos por mordeduras de serpiente anualmente.

Las mordeduras de serpientes fueron incluidas por la OMS en la lista de Enfermedades Tropicales Desatendidas (ETD), que afectan con mayor frecuencia a las poblaciones pobres que viven en zonas rurales, desencadenando discriminación, abandono, pérdida de ingresos, problemas de salud mental, reducción de la calidad de vida y muertes.

¿Cómo reconocerlas?

En el caso de Venezuela, el 20 % de las serpientes pueden producir emergencias médicas en el ser humano.

Un artículo de National Geographic reseña que identificar las serpientes venenosas no es algo sencillo, debido a que se debe observar detalles anatómicos y de comportamiento. Por ello, se recomienda mantener la distancia dependiendo de las especies.

Algunas de las características anatómicas que se repiten en las serpientes venenosas son:

1) Las escamas son alargadas, puntiagudas y provocan una sensación áspera al tacto.

2) Suelen tener la cabeza triangular y bien separada del cuerpo, excepto la cabeza de las serpientes coral.

3) Los ojos de las serpientes venenosas tienen una pupila hendida verticalmente.

4) Las serpientes venenosas tienen cuatro orificios debajo de los ojos (dos nasales y dos denominados fosas termorreceptoras o loreales)